viernes, 7 de marzo de 2025

XXXIV. ME LO DICES O ME LO CUENTAS

Saludos, lectores y lectoras del mundo. Aquí tenéis otro ejercicio de microrrelatos por palabras. Para quien no conozca las pautas a seguir, las recordamos:  

-Elaborar un microrrelato de 180 palabras como máximo (sin contar las del título), en el que incluyamos once términos, elegidos al azar por miembros del club. 

-Cuando la palabra elegida es un verbo (amar, verter, salir...), puede utilizarse en cualquier forma, tiempo o persona.

-Si la palabra elegida no especifica su función, podremos utilizar cualquiera de las que nos proponga la RAE para dicho término.

-Si el término elegido es un sustantivo o adjetivo podremos usar tanto el masculino como el femenino, y en singular o plural, según convenga. 

-No se debe utilizar una palabra cambiándole la función que debería desempeñar en el texto (el adjetivo "amable" no se puede sustituir por "amabilidad", porque entonces lo convertimos en sustantivo).

    Para este ejercicio los términos elegidos han sido: ESTILO, GELATINA, AMANTE, BANDIDO, OLVIDAR, TORO, ENAMORADO, LUNA, PAPELERA, PRETENDER y TIEMPO.

    Os animamos a practicar este ejercicio y nos encantaría que compartierais con nosotros el resultado. Si os apetece podréis verlo publicado justo debajo de estas líneas, junto a los nuestros, que os servirán como ejemplo. Que disfrutéis de la lectura.

Mª Jesús Campos Escalona
SIN PRETENSIÓN
    Se me olvidó quererte así, sin más, como un amante más bien desmemoriado. 
    El tiempo transcurría y yo huía de ti, como bandido que solo pretende su libertad.  
    Yo, que me confieso fiel enamorado de la luna, más de una vez odié la grandiosidad de su poderosa luz, pues en las noches que reclamabas mi hombría, yo huía como toro despavorido por la ventana, siendo esta fiel testigo de mis avatares nocturnos. Pero aquella noche, mi estilo poco armonioso quedó más que nunca en evidencia; tal fue mi mala suerte, que un cordón de mi zapato se enganchó en el filo de la ventana y, dando un traspié, acabé en una papelera, totalmente manchado de roja y pegajosa gelatina.

Dori Calderón Ramos
EL ÚLTIMO TROCITO DE LUNA 
    Tiró a la papelera el último trocito de luna que brillaba en el cielo, que colándose por la ventana le traía a la memoria lo que pretendía olvidar, todas esas noches en las que su amante la enloquecía besándola como toro embravecido y haciendo temblar sus labios como  gelatina.
    Aquel cuarto menguante le recordó el tiempo en que su enamorado se marchó, huyendo como un bandido para no volver, ese era su estilo. Y ebria de rencor, decidió que si ella no volvía a brillar, la luna tampoco lo haría.

Laura Pérez Alférez
LA LUNA Y EL TORO
    Cada mañana soy un poco más joven, mi tiempo se vuelve gelatina. Me irritan los canallas bandidos que viven en mi casa, esconden mis cosas para que no las encuentre, me roban mis zapatillas y las tiran a la papelera.
    —Ese toro..., la lunaaa.
    ¡Otra vez ese estribillo que no se me va de la cabeza!
    Estoy enamorado de una amante que no conozco, su nombre ya lo olvidé. Recuerdo su pelo rubio ¿O era morena? 
    La maestra se va a enfadar, desaprendo todo lo que sabía ayer y el estilo de mi caligrafía pretende desaparecer.
    Esta tarde iré al parque a jugar con mis amigos. Lo escribo hoy, porque mañana no sabré hacerlo.
    —Ese toro..., la lunaaa
    ¡Dichosa canción!

Mª Carmen Jiménez Aragón
EL AMOR PERFECTO NO EXISTE
   Para cuando dio el paso, ya llevaba algún tiempo sospechando que el pretendido enamorado era un bandido embaucador. Su peculiar amante le prometía la luna y la hacía vibrar como gelatina cuando se conocieron, con ese estilo cursi y empalagoso que tenía para camelarla. Pero ella se había cansado ya, ahora quería coger el toro por los cuernos y terminar, aunque sin olvidar su parte de culpa: ella misma le pidió ser tratada como si no hubiera otra mujer en la faz de la tierra.
    Sin pensarlo más, hizo clic en el acceso directo 'iaMarioCasas' y lo mandó a la papelera con viento fresco.


lunes, 3 de febrero de 2025

XXXIII. ME LO DICES O ME LO CUENTAS

Saludos, lectores y lectoras del mundo. Aquí tenéis otro ejercicio de microrrelatos por palabras. Para quien no conozca las pautas a seguir, las recordamos:  

-Elaborar un microrrelato de 180 palabras como máximo (sin contar las del título), en el que incluyamos diez términos, elegidos al azar por miembros del club. 

-Cuando la palabra elegida es un verbo (amar, verter, salir...), puede utilizarse en cualquier forma, tiempo o persona.

-Si la palabra elegida no especifica su función, podremos utilizar cualquiera de las que nos proponga la RAE para dicho término.

-Si el término elegido es un sustantivo o adjetivo podremos usar tanto el masculino como el femenino, y en singular o plural, según convenga. 

-No se debe utilizar una palabra cambiándole la función que debería desempeñar en el texto (el adjetivo "amable" no se puede sustituir por "amabilidad", porque entonces lo convertimos en sustantivo).

    Para este ejercicio los términos elegidos han sido: ECLIPSE, DUDA, DESEAR, FUTURO, PASEO, POLVORÓN, TELESILLA, ÁCIDO, SOL y ALMENDRA.

    Os animamos a practicar este ejercicio y nos encantaría que compartierais con nosotros el resultado. Si os apetece podréis verlo publicado justo debajo de estas líneas, junto a los nuestros, que os servirán como ejemplo. Que disfrutéis de la lectura.

Gema Frías Luque
MIS VIAJES
El primer fin de semana de enero nos invitaron a contemplar el eclipse de sol desde el telesilla de Sierra Nevada, una experiencia única y exclusiva solo para un selecto número de personas.
Aquel paseo, qué duda cabe, era uno de mis objetivos cumplidos para mi futuro cercano. Ya solo cabía desear mi siguiente viaje al pueblo donde el aroma a polvorón recién horneado te transporta a la verdadera esencia de la almendra. Y nada mejor que degustarlo junto a un trago de licor de naranja ácida.

Dori Calderón Ramos
UNA BUENA DECISIÓN 
El día prometía. Las dudas se agolpaban en mi cabeza y mi futuro estaba en juego. Eran apenas las cinco de la mañana y no podía dormir. A las ocho tenía reunión con mi jefe para presentarle mi proyecto; a las nueve lo haría mi adversario, el hijo de mi jefe. A las diez habría un eclipse de sol, deseaba verlo, pero el trabajo no me lo permitiría. A mediodía almuerzo con la gerente de mi departamento, la misma que consigue subir el ácido de mi estómago solo con su mirada...
Incapaz de conciliar el sueño, salto de la cama y pongo rumbo al paseo marítimo. Tras una buena carrera y una reconfortable ducha, replanifico mi día: café con polvorón de almendra para empezar, envío mi proyecto por mail, anulo la cita con la gerente y reservo entrada para el telesilla, la cima y el eclipse me esperan. Ahora sí promete el día.

Mª Carmen Jiménez Aragón
NAVIDADES TRENDING TOPIC
    Nadie fue capaz de quitarme de la cabeza la idea de pasar un día de Navidad diferente. Y lo fue. Subí al telesilla para contemplar desde allí el eclipse, cargada de cámara, dulces y champán. Pero no salió bien. Justo cuando se empezaba a ver el bocado en el sol, el polvorón de almendra que yo mordía se me atoró en el gaznate, y miles de seguidores vieron, en directo, mi futuro tan negro como yo veía el cielo en aquel momento. Creí morir. El ácido de mi estómago arruinó definitivamente mis pantalones blancos, pero la arcada me salvó la vida. 
    Ahora solo deseo que las próximas navidades me traigan tantos fans como esta. Tengo tiempo de resolver la duda: jaula con tiburones en el Caribe o paseo con monos libidinosos en Malasia.

martes, 28 de enero de 2025

XXXII. ME LO DICES O ME LO CUENTAS

Saludos, lectores y lectoras del mundo. Aquí tenéis otro ejercicio de microrrelatos por palabras. Para quien no conozca las pautas a seguir, las recordamos:  

-Elaborar un microrrelato de 180 palabras como máximo (sin contar las del título), en el que incluyamos diez términos, elegidos al azar por miembros del club. 

-Cuando la palabra elegida es un verbo (amar, verter, salir...), puede utilizarse en cualquier forma, tiempo o persona.

-Si la palabra elegida no especifica su función, podremos utilizar cualquiera de las que nos proponga la RAE para dicho término.

-Si el término elegido es un sustantivo o adjetivo podremos usar tanto el masculino como el femenino, y en singular o plural, según convenga. 

-No se debe utilizar una palabra cambiándole la función que debería desempeñar en el texto (el adjetivo "amable" no se puede sustituir por "amabilidad", porque entonces lo convertimos en sustantivo).

    Para este ejercicio los términos elegidos han sido: LOTERÍA, DESPILFARRO, CARROMATO, PROMESA, CARPETA, ENCAJAR, LODO, NARCISO, ABRIR y OLFATO.

    Os animamos a practicar este ejercicio y nos encantaría que compartierais con nosotros el resultado. Si os apetece podréis verlo publicado justo debajo de estas líneas, junto a los nuestros, que os servirán como ejemplo. Que disfrutéis de la lectura.

Mª Carmen Jiménez Aragón
ESPEJOS PARA QUÉ
      Cuando llegó su turno, se levantó y se abrió al grupo. Expuso los motivos que le llevaban a terapia: el despilfarro en retoques estéticos había pasado a otro nivel y necesitaba ayuda para controlarse.
    ‒Investigué sobre aquella clínica, fabulosa. Me hicieron la promesa de convertirme en el narciso más bello de todo el país. Y mi olfato no me engañó, pero ahora no puedo parar, nunca es suficiente. Ya se sabe que esto de pasar por quirófano es una lotería, pero yo he ganado siempre, me fascina mi nuevo look tras cada operación.
    El pensamiento unánime de la sala se adivinaba en las miradas de los presentes:
    ‒A ver cómo encaja este algunas verdades que debe oír: labios más finos que los elásticos de una carpeta, el relleno del culo parece lodo corriendo ladera abajo, los ojos redondos y enormes como ruedas de carromato. ¿Se lo dice alguien o se lo digo yo?
    ‒Axilas con olor permanente a frambuesa es el último presupuesto. Pero no, esto tiene que acabar, ¡ya soy perfecto, por Dios!

Gema Frías Luque
MOTIVOS PARA GANAR
    El sueño de su vida era tener un carromato, pero, hasta que no le tocase la lotería, ese pensamiento era nada más una ilusión.
    Perico tenía muy buen olfato para el azar y guardaba en una carpeta muchas combinaciones ganadoras, era abrir la solapa y su mirada se clavaba en una secuencia de números, casi era una promesa ganar, pero sin despilfarro. Ese ritual se repetía a diario.
    Aquella tarde, nubes de tono oscuro empezaron a encajar en el pálido atardecer, comenzando a llover sin descanso durante dos noches seguidas. El lodo aplastó su espectacular jardín de narcisos. Ahora, sí o sí, tenía que ganar, si no en qué transportaría las reposiciones florales.


Dori Calderón Ramos
SUEÑOS ROTOS 
    Conduciendo aquel carromato al que solo entraban dos velocidades y la marcha atrás, soñaba con una gran berlina, salir del lodo de su calle, y abrir las puertas de una gran casa cada día, donde al entrar, el olor a narcisos invadiera su olfato.
    Conectó la radio y el sorteo de la lotería inundó el destartalado vehículo y mientras lo escuchaba se hizo una promesa, si ganaba un gran premio, se compraría un buen coche, una hermosa casa, y al menos por un día, disfrutaría del despilfarro que nunca conoció.
    La voz de la radio gritó el número premiado y de pronto toda su vida encajó como un puzle, aparcó aquel cacharro en la acera y apeándose, bailó y cantó de alegría.
    Buscaba en la carpeta en la que siempre guardaba sus papeles, el décimo que le sacaría de aquella vida, cuando vibró su teléfono: era su mujer confirmándole que olvidó comprar su número de lotería preferido.

Laura Pérez Alférez
SORPRESA
    Caminaba distraído cuando un carromato pasó demasiado cerca, saltó atrás y cayó al suelo. ¡Por qué poco se había librado! Esa tarde le tocó la lotería. Frotó la carpeta manchada de lodo, recordando la promesa que hizo a su madre de mirar antes de cruzar.
    Al llegar a casa, los narcisos del jardín deleitaron su olfato.
    Dijo "hola" en voz alta. No había nadie, solo se oía el despilfarro del goteo del grifo del fregadero.
    ¿Dónde estarían todos? El sonido de unas llaves encajándose en la cerradura abriendo la puerta le tranquilizó.
    "¡Por fin!", pensó.
    Oyó a su hermana dirigirse a la cocina y se escondió detrás de la puerta. Le daría una sorpresa, ella fingiría asustarse y luego se reirían, sería divertido.
    Saltó del escondite gritando, pero la hermana le ignoró y sacó el teléfono del bolso.
    ‒¿Estáis en el hospital?, preguntó.
    Al otro lado percibió la voz angustiada de su padre.
  ‒¿Qué? ¡Atropellado por un carromato! ¡Muerto!, exclamó sollozando la hermana.
    Entonces fue cuando, horrorizado, comprendió que asustar de broma es más divertido si se está vivo.

martes, 7 de enero de 2025

II. EL RELATO INVISIBLE


Hola amigos y amigas del mundo. Este club de lectura os propone realizar este sencillo y entretenido juego. Se trata de escribir un texto literario, una historia, de forma anónima. Tu creación impresa la meterás en una caja junto a la de tus compañeros y, por turnos, cada uno elegirá una de ellas al azar y la leerá en voz alta. Al finalizar las lecturas jugaréis a adivinar quién es su autor. Es otra vuelta de tuerca que te ayudará a conocer más sobre las personas que comparten contigo la afición de la lectura y la escritura.

En nuestro caso, pusimos dos condiciones que debían darse en todos los textos:

-tener un mínimo de 180 palabras

-comenzar la historia con las palabras A PAPÁ NOEL SE LE OLVIDÓ...

Podéis leer lo que resultó de este divertido ejercicio a continuación.

EL MEJOR ABUELO

A Papá Noel se le olvidó llegar a mi casa este año, y yo sé que es por mi culpa.

Mi papá dice que quizás no puse bien la dirección en la carta, pero la dirección era correcta. Mamá dice que no me preocupe, que el próximo año le pediremos dos regalos para mí, que seguro que se ha despistado y que hay que entender que el pobre Papá Noel tiene mucho trabajo en Navidad. Me dan excusas para que no me sienta mal por no haber recibido regalos, pero ellos ignoran que el único culpable soy yo.

Mis padres no lo saben, pero algunos días no hice todos los deberes, por eso mis aprobados de lengua e inglés son tan ajustados, y no porque las seños de esas asignaturas me tengan manía. Creo que lo importante es que al final me esforcé y conseguí aprobar, pensé que Papá Noel no me tendría en cuenta esos días de pereza, creo que no volveré a hacerlo, no me trae cuenta.

Hoy es el día de Navidad y vamos a casa de los abuelos a comer. Los abuelos no pudieron cenar anoche con nosotros porque el abuelo no se encuentra bien, así que hoy toda la familia se reunirá en su casa para celebrar la Navidad.

Mi abuela me recibe con un gran abrazo impregnado de olor a galletas, esas que siempre hace cuando la familia se reúne y, mientras la abrazo, descubro que debajo de su árbol hay montones de regalos. ¡Ahora lo entiendo! ¡Papá Noel dejó los regalos en casa de mis abuelos! Seguro que lo ha hecho para que el abuelo pueda emocionarse como todos los años cuando abrimos los regalos, sus ojos brillan cuando nos ve reír y saltar emocionados, cuando sonríe así, mi abuelo me recuerda a Papá Noel.

Yo pretendo abrir los regalos ya, pero mi madre dice que no se abrirán hasta después de comer y me manda a lavarme las manos. Bueno, puedo esperar un poco más.

En el baño me lavo las manos mientras le sonrío al espejo, soy muy feliz porque la Navidad vuelve a ser como siempre. No hay toalla para las manos, así que abro el armario para coger una y al abrir la puerta cae una bolsa desde la estantería de arriba, la abro con cuidado y ante mi asombro descubro una chaqueta roja muy familiar y un gran cinturón negro... ¡Ostrasss, mi abuelo es Papá Noel!

Dori Calderón Ramos

 

EL SECRETO MEJOR GUARDADO DEL MUNDO

A Papa Noel se le olvidó coger la lista con los nombre y direcciones de todos los niños y niñas que le habían pedido un regalo, así que tuvo que confiar en su memoria y en el espíritu navideño mientras surcaba los cielos. Abandonó Laponia para empezar a repartir en los lugares más alejados y terminar así cerca de casa.

Traspuso primeramente a América. Nada que ver el sur con el norte, el territorio latino lo dominaba una Organización Real llegada desde oriente que acaparaba la clientela en los últimos dos mil años. Sin embargo, el reparto en el norte siempre le resultaba agotador.

Volvió a cruzar el océano aterrizando al norte de África, esa zona la tenía controlada. Hace años que desistió de adentrarse más en el continente buscando adeptos, por lo que en poco tiempo pasó al continente europeo.

Europa, ufff… ¿Cómo podía provocarle tanta ilusión y temor al mismo tiempo? Incluso tenía pedidos en hogares que después visitarían los de la Organización Real, eso le provocaba un estrés añadido pues no dejaba de pensar en las comparaciones que harían los pequeños entre los regalos recibidos. Ya se sabe lo que se dice, la sinceridad de los niños puede resultar cruel. Recorrió el continente de Oeste a Este y, de vez en cuando, recontaba los paquetes que aún quedaban en su mágico saco. Sabía que al continente asiático no tenía que pasar, ese lo daba totalmente por perdido, pero aun así se dio cuenta de que le faltarían regalos. ¿Cómo había podido pasar algo así? Coches, puzles, juegos de mesa, bicicletas…, estaba todo contado.

Por fin llegó a su última parada y, efectivamente, el saco estaba vacío, no tenía regalo para entregar. Intentando controlar el pánico, pensó en una solución y, con unas ramitas caídas de un árbol, improvisó una pistola y un tirachinas. No era lo que el niño había pedido, pero ya inventarían algo sus padres para salir del paso.

Terminado el trabajo, volvió a casa y le contó a su esposa cómo le había ido la noche, incluido el incidente de la última entrega. La señora Noel se echó las manos a la cabeza, sabía que aquello traería consecuencias fatales: olvidarse el regalo de un niño y, encima, regalarle juguetes violentos, era la mayor catástrofe que podía suceder.

Varias semanas después recibieron una carta:

Jamás olvidaré que me hicieras sentir menos importante que mis amigos. No me trajiste los juguetes que pedí, pero en un futuro haré que me sirvan para que todos conozcan quién soy y nadie más vuelva a reírse de mí. Recuerda mi nombre. Infeliz Navidad.

Volteando el sobre, leyó el nombre del niño: Vladimir Putin.

Mª Carmen Jiménez Aragón

 

¿SE PUEDE?

A Papá Noel se le olvidó ponerse los calzoncillos. Salió apresurado con los últimos regalos bajo el brazo y subió al trineo. Cuando, en Oriente, había acabado de repartir los regalos empezó a notar una picazón en el trasero. En la siguiente casa fue al baño a hurtadillas para mirar qué pasaba. Con los pantalones por las rodillas y el tronco girado para verse el culo, se abrió la puerta. Era Juan, el padre de familia. Se cruzaron la mirada y, ahogando un grito para no alertar a su hija, se fue a buscar algo para golpear al ladrón. Con los nervios, su torpeza le hizo regresar con un matamoscas, pero Papá Noel había desaparecido. Lo buscó en la despensa, detrás de las cortinas, en el trastero, pero no había rastro de él.  Se fue al salón para inspeccionar qué había desaparecido, sin embargo, todo permanecía en su lugar, salvo los regalos de Navidad. Desconcertado volvió al baño. En el espejo había escrito un mensaje. Entonces los recuerdos emanaron a borbotones.

 Cuando era pequeño se había cruzado con esa mirada. Tenía 11 años y sufría bulling en el colegio. Desesperado y aun sabiendo la verdad, escribió una carta a Santa Claus para que cesase aquella situación.  El 22 de diciembre de aquel año, al acabar el cole, un hombre disfrazado felicitaba a todos los niños que iban saliendo. A Juan lo miró y le dijo: valiente no es el que ataca, valiente es el que se defiende. Aquel consejo le cambió la vida.

 Emocionado y abrazado al matamoscas, se sentó en el sillón.  Pero, ¿por qué se habría llevado todos los regalos de su hija? Entonces comprendió. Su hija no necesita más juguetes que añadir a su inmensa colección. Necesitaba un padre presente que le diera el regalo que más necesitaba, herramientas para que la niña de clase que la acosaba dejara de hacerlo. Aquella era la verdadera magia del Espíritu de la Navidad.

Monse Martínez Serrano

 

EL VIEJO ÁRBOL

A Papá Noel se le olvidó pasar por aquí. No sé por qué, pero me siento triste, más aún que en Navidades anteriores. Las ramas de plástico se me hicieron viejas, lucen mustias y desteñidas, ya han perdido el brillo verde de años atrás.

De vez en cuando se me escapa una sonrisa, recuerdos lejanos de risas infantiles serpenteando entre mis cintas de colores, pequeñas manitas traviesas me colgaban bolas y estrellas luminosas. Ya no hay destellos, ni lazos, ni cajas envueltas en papel de regalo abrazando mi torcido tronco.

El siete de enero volveré a cobijar mi vulnerabilidad en el interior de mi raído embalaje de cartón, me regalaré todos los ratos que necesito para recoger mis pedazos rotos y, así, cachito a cachito, iré recomponiendo cada rama desgajada con tiritas de paciencia y mercromina  de perdón.

Aunque ya no doy la talla en ninguno de los moldes establecidos, protegeré mi sitio de depredadores de energía, regalándome silencio, paz y benevolencia.

Así, esperaré al nuevo año y después de doce meses llegará otra Navidad, y volveré a lucir mis viejas cicatrices en el rincón del salón, y tal vez, otras manitas ayuden a colgar bolas de colores y cintas brillantes en mis ramas. Quizás otras risas infantiles recorran el pasillo entre abrazos y algarabías de los abuelos. 

Dormitando en mi vieja caja de cartón, abrazaré mis sombras y me amaré imperfecto.

Así, espero otra Navidad más.

Laura Pérez Alférez

 

A PAPÁ NOEL SE LE OLVIDÓ

A Papa Noel se le olvidó su típica chaqueta roja y el gorro del mismo color, o más bien los dejó en el trineo, pues tenía mucho calor y la humedad era imposible.

   Tenía mucho que hacer, cada vez más regalos, y más hogares en los que dejarlos. Primero trabajó en unos pocos de países, pero se fue corriendo la voz de que llevaba regalos para los niños, y que en una sola noche colmaba de alegría a infinidad de familias.

   Y ahora estaba con las manos aprisionadas, con la cara aplastada contra el suelo, la pesada rodilla de un corpulento mulato que solo llevaba un gracioso bóxer amarillo con un piolín impreso en la parte que más le abultaba, presionándole las costillas, y un chorreo de exclamaciones que no terminaba de entender. Pues eso es otra, ahora iba a muchos países que incluso desconocía su situación exacta, o más aún, lugares en los que estaban en verano, eso era antinatural para él. Pero es lo que tiene la fama, todos los niños querían su regalo de Papá Noel.

   El armario empotrado que lo tenía inmovilizado aflojó un poco al ver bajar por las escaleras a una mujer que vestía unas finas tiras de cuero negro y acariciaba con gracia una pequeña fusta.

   Papá Noel comenzó a patalear a la vez que señalaba hacia la chimenea, la mujer se puso a su lado y le dio a su amigo unas esposas, en un segundo sus muñecas notaron el frío del metal. El mulato se puso frente a él, se bajó el bóxer y enseñando unos dientes tan blancos como la nieve que tanto estaba añorando nuestro Santa en este momento, le gritó “HO, HO, HOOO”, y por una vez, después de bajar por una chimenea, fue Papá Noel quien recibió un regalo, o tal vez dos.

Rafa Núñez Rodríguez

 

SE LE OLVIDÓ…

A Papá Noel se le olvidó dejarme el regalo que aquel año le había pedido, se lo pedí por carta, se lo pedí a solas, hablando con él en el silencio de la noche en mi habitación como si estuviese allí conmigo y pudiese verme agarrada a la almohada con mi cara llena de lágrimas y mis manos unidas a modo de súplica pidiéndole aquel…, aquel ansiado regalo.

Se le olvidó… porque a lo mejor no me lo merecía, o porque había gente en el mundo que lo merecía más que yo.

Se le olvidó... solo era uno, solo uno y, por algún motivo que yo desconocía, no me lo dejó.

Se le olvidó… y llegó ese día, día en el que nos reuníamos toda la familia junto a un montón de regalos, cada uno con un nombre…, nombre que papá leía en voz alta y entregaba a quien correspondía compartiendo risas, abrazos y besos. Pero ese año nadie leyó los nombres en voz alta, porque a Papá Noel se le olvidó mi regalo y no consiguió que mi padre siguiese vivo esas Navidades.

Lourdes Sánchez Jiménez

domingo, 24 de noviembre de 2024

El Club de Lectura y Teatro de Viñuela presenta en Periana su obra de teatro titulada "QUE PASE EL SIGUIENTE".

 







El Club de Lectura y Teatro de La Viñuela lleva al vecino municipio de Periana su comedia teatral titulada "Que pase el siguiente", una trama que sucede en una oficina del SEPE por donde pasan distintos usuarios que presentan historias muy divertidas.

La obra es una adaptación realizada por Dori Calderón, Rafa Núñez y Mª Carmen Jiménez de los sainetes originales de Antonio López, miembro del Club de Lectura de Vélez-Málaga.

Los ensayos han estado dirigidos por Montse Martínez Serrano.

REPARTO

-Mª Jesús Campos Escalona, como Bárbara (oficinista).

-Mª Carmen Jiménez Aragón, como Marichu (oficinista).

-Rafa Núñez Rodríguez, como Pepe (el paleto, el repartidor, el técnico informático y el limpiador).

-Lourdes Sánchez Jiménez, como Romea (la pasota).

-Dori Calderón Ramos, como Lola (desempleada).

-Laura Pérez Alférez (Condesa)

-Cande Molina Mostazo, como Leticia (la discursante).

viernes, 22 de noviembre de 2024

Taller de escritura impartido por Rafa Núñez y Monse Martínez.

 




22/12/2024
Estructura del Taller Mixto: gente con experiencia y sin experiencia

El taller de escritura comenzó con unas presentaciones entre los participantes y los ponentes explicando además los objetivos del taller.

Comenzaron los ponentes explicando "Hoy vamos a sumergirnos en el mundo de la escritura creativa. No necesitamos experiencia previa, solo curiosidad y disposición para explorar nuestras ideas."

Hicieron hincapié en que no se evaluaría la calidad de la escritura; el objetivo era experimentar y disfrutar.

En el segundo ejercicio los participantes escribieron de forma continua durante 3 minutos sobre cualquier tema que se vino a la mente, sin preocupaciones por la gramática o la coherencia. Este ejercicio ayudó a liberar la mente y a superar el miedo a la página en blanco.​​ ​​

La escritura creativa permite experimentar sin restricciones, combinar ideas y liberar la imaginación.

Reforzando la idea de que todos tenemos historias que contar; la escritura es solo una manera de plasmarlas.

Bien podemos usar la experiencia propia o ajena y contarla de forma personal o cambiar el personaje al que le pasa o partes de la historia.

Otra forma puede ser usar el arte como inspiración, las imágenes, una foto, un cuadro o escultura en un museo…

Finalmente se hizo una lectura en voz alta del ejercicio para ver las distintas formas de escritura que se pueden crear de un mismo tema.