sábado, 29 de abril de 2023

XVII. ME LO DICES O ME LO CUENTAS

 

    Buenas, lectores y lectoras del mundo. Os traemos otro ejercicio de microrrelatos por palabras. Para quien no conozca las pautas a seguir, las recordamos: se trata de elaborar un microrrelato de 180 palabras como máximo (sin contar las del título), en el que incluyamos diez términos, elegidos al azar por miembros del club. Dependiendo de la función que desempeñe cada término deberemos tener en cuenta las siguientes objeciones: los verbos pueden utilizarse en cualquier tiempo y persona, incluso en sus formas no personales; los sustantivos y adjetivos pueden usarse tanto en masculino como en femenino, y en singular o plural, según convenga; lo que no se debe hacer es utilizar una palabra cambiándole la función de debería desempeñar en el texto (el adjetivo "amable" no se puede sustituir por "amabilidad", porque entonces lo convertimos en sustantivo).
    Para este ejercicio los términos elegidos han sido: TROPEL, DUDA, ARCOÍRIS, CARNAL, ENTUERTO, YUNQUE, ZAFAR, COTIDIANO, AZAFRÁN y DISFRUTAR.
    Os animamos a practicar este ejercicio y nos encantaría que compartierais con nosotros el resultado. Si os apetece podréis verlo publicado justo debajo de estas líneas, junto a los nuestros, que os servirán como ejemplo. Que disfrutéis de la lectura.

Antonio García Gallego
EL ABRIGO DESNUDO
    Era difícil describirla, había una puerta detrás de una puerta, detrás de un ventanal sucio que intentaba zafar las persianas. Eran rojas para disimular la sensación carnal que provocaba su herida.
    Tantas veces machacada, como si en un yunque aguardara. Ni cicatrices quedaron, nada que nadie pudiese ver, nada que, ni siquiera en su interior, pudiera remover aquel entuerto de emociones que hacía encoger sus tripas.
    En el pasillo, entre puerta y puerta, un tropel de sillas y hojas tachadas. ¿Cuántas cosas habrían pasado por su imaginación durante ese tiempo? ¿Cuántos arcoíris deslizó por sus mejillas?
    Al salir a la luz, solía esconderse. En mitad de la calle no había nada nuevo, todo era como siempre, cotidiano.
    ¿Cómo quitar aquella mancha de azafrán que no pasó del tercer escalón y nunca llegaba al final de la escalera? …Nada que le hiciera disfrutar, por un solo momento, su duda.

Lourdes Sánchez Jiménez
LA ABUELA
    Menudo tropel se liaba en aquella terraza con vistas al campo y las montañas todos los sábados.
    La abuela carnal de mi padrastro es muy cariñosa y le gusta disfrutar de los momentos cotidianos con su familia. En menudo entuerto pensé que me había metido mi padrastro el primer fin de semana que me dijo de ir, sentí como si un yunque me hubiese caído encima sin poder zafarme de ese momento.
    No sé si fue el azafrán de aquellas paellas tan ricas, o la duda entre parchís o recolecta al huerto, lo que me fue desarrollando un cariño especial por aquella nueva familia, que llegaba para pintar un arcoíris en mi nueva vida.


Dori Calderón Ramos
VORÁGINE DE COLORES
    Me hallo en el rojo del arcoíris, en un tropel de emociones que ensartan la duda dentro de mí y, lejos de disfrutar con este encuentro carnal, solo siento el deseo de zafarme de esta situación.
    En el color azafrán ya me sentí como yunque golpeado y desde el añil deseaba volver a lo cotidiano.
    Al fin escapo de esta vorágine de colores y te envuelvo entre mis brazos, no hay amor más grande.
    Mientras te miro, un entuerto en mi vientre anuncia que el parto ha terminado.

Rafa Núñez Rodríguez
CAMPOS DE AZAFRÁN
    Su vello más bello era como un pequeño campo de ensortijadas hebras de azafrán. yo esperaba seguir el tropel de mi sangre, que sin duda buscaba algo que ya no era cotidiano..., disfrutar del arcoíris después de la lluvia, del martillo golpeando sobre el yunque un metal caliente.
    Pero no me pude zafar del entuerto de palabras que rebotaban en mi mente, cualquier acto carnal era un recuerdo lejano y empastillado, y es que su vello era tan bello.

Laura Pérez Alférez
SIN NOTICIAS DE TI
    Sopla el viento cotidiano de febrero, nada parece distinto afuera.
    Estoy desnudo de recuerdos, hoy necesito buscarte sin dudas y, en tu campo, plantar pensamientos con los colores del arcoíris para zafarme del tropel de entuertos pasados que golpean el yunque de mi sien.
    Qué extraña sensación esta de no esperar nada, no hay prisa, no hay emoción ni deseo carnal, solo silencios que voy endulzando con manzanilla caliente y azafrán. Por hoy, para disfrutar, me es suficiente.
    Guardaré en un bolsillo el calor de tu piel por si no vuelves.

Benet da Silva
OLVIDO FATAL, COITO INTERRUPTUS
    Aparecieron en tropel, al igual que hacen los caracoles cuando asoma el arcoíris tras un chaparrón. Y aunque era algo cotidiano, la duda de cómo zafarme de aquel entuerto, martilleaba mi cerebro como el herrero lo hace con el yunque y me impedía disfrutar de un placer similar al de satisfacer el deseo carnal. Además, daba la impresión de que habían sellado un tácito acuerdo respecto a sus apetencias. Y yo sin azafrán para el arroz.

Monse Martínez Serrano
TODO CAMBIA
    En tropel llegaron las canas a su cabello. Al mirarse al espejo tuvo la duda de si algún pelo azafrán se zafaría de los disgustos cotidianos. Se lavó la cara y los dientes, se hizo una coleta y salió de casa para resolver otro entuerto más de su hijo.
    Cuando llegó al taller, Martín martilleaba con fuerza un yunque. Nunca antes lo había visto disfrutar de esa manera, ni siquiera con los innumerables deslices carnales que había tenido en su habitación adolescente.
    —Señora, no hay forma de que haga la pieza que se le ordena. Tendrá que dejar el trabajo.
    El chico cogió el arcoíris recién fraguado y se lo enseñó a su madre. En ese momento, ambos supieron que las tormentas habían acabado.

Encarni Navas
ARCOS SALVADORES
    Un tropel de arcoíris color azafrán, manifestados en forma carnal, golpearon sus dudas con la fuerza de un yunque para zafarse del entuerto, disfrutar de lo cotidiano.

Mª Carmen Jiménez Aragón
MI PRIMER DÍA DE TRABAJO
    Cayó sobre su conciencia como un yunque, aplastando aquel tropel de dudas que bullía en su cabeza. Los razonamientos que le daba la directora eran muy convincentes y veía que el entuerto que había liado se iba aclarando.
    —¡Pero si parecen primos carnales de las fichas del Parchís! ¿De dónde has sacado tantos colores diferentes?
    Se zafó de dos pequeñines que lloraban junto a sus piernas, necesitaba pensar con claridad. Ella solo quería disfrazarlos de fichas de Ajedrez, pero se olvidó de su cotidiano problema para detectar los colores. Aquello parecía más un arcoíris desbocado, disfrutando y dando brincos, con sus caritas espolvoreadas de azafrán. Ahora entendía la sorpresa de encontrar el polvo de talco en la despensa de la cocina en la guardería.

Gema Frías Luque
PAELLA PARA DOS
    Aquella mañana se levantó decidida a tener un día de lo más cotidiano posible. La visitaba su primo carnal para disfrutar de un día juntos y se dispusieron a preparar un suculento almuerzo.
    Él, tras observar aquel entuerto de sartén, preparó el yunque y enderezó el mango torcido. Ella se sobresaltó ligeramente al oír aquel tropel. Mientras, la lluvia parecía dar unas horas de tregua, se dibujaba en el lejano paraje un gigantesco arcoíris. 
    Recogió del huerto todos los ingredientes, incluido el azafrán, para cocinar una suculenta paella, aun sabiendo que no se podría zafar de las manchas ni lavándose las manos durante tres días.

Lidia Molina Zorrilla
POSITIVO
    Con la mirada perdida hacia el arcoíris, las dudas y los pensamientos vinieron todos en tropel. Un hijo carnal, que nacería ensangrentado antes de los entuertos, un yunque pesado del que no podría zafarse en unos cuantos años... O vidas.
      —Disfruta antes de tenerlos que después... —le decía la vecina en el momento de echar el azafrán a la olla, sin saber que ella estaba en la puerta esperando verlo llegar. Un gesto cotidiano, pero que ese día escondía una maravillosa noticia.


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