martes, 29 de septiembre de 2020

XII MICRORRELATOS AL AZAR




Nuestro reto literario de hoy nos ha llevado a elaborar historias, con un máximo de 150 palabras, en las que incluyamos los siguientes términos propuestos por cada compañero participante y elegidos al azar: IMPERTÉRRITO, DISTOPÍA, LÚNULA, FAVORITO, CORAZÓN, MENSAJE y SUPERFLUO. Diccionario en mano y con mucho entusiasmo, le hemos echado valor y aquí tenéis el resultado de este nuevo ejercicio. Originalidad, imaginación y variedad son los ingredientes de nuestros textos. La energía, nos la da el deseo de aprender y superarnos. La recompensa a nuestra pasión por las letras, saber que llenamos vuestro tiempo. Esperamos que los disfrutéis.

Laura Pérez Alférez
DISTOPÍA
Tú, mi recuerdo favorito, te has convertido en un cuento de ciencia ficción, hace semanas que no llegan mensaje desde la central.
No hay señal de vida humana en este mundo gris e inhóspito, distopía de cielos amarillos y verde cetrino en los que nunca sale el sol.
Me encuentro perdido en otra dimensión a años luz de mi hogar, aquí el tiempo es superfluo, no hay meses, ni años, ni horas. Todas las señales están en un idioma que no entiendo, este maldito itinerario me lleva lejos de ti.
Se acelera mi impertérrito corazón, tu recuerdo se me vuelve borroso, algún lunar en tu piel, lúnulas blancas en tus manos; esta oscuridad no durará para siempre.
La distancia me devolverá en círculo hacia ti.

Cande Mostazso Molina
PARA GUSTOS LOS COLORES.
Pablo hoy expone su trabajo: "La Tierra será una distopía", un mensaje directo a la sociedad.
El profesor ha decidido que los alumnos darán la nota a sus compañeros, el corazón de Pablo deja de acelerarse, su grupo de amigos favoritos le aprobaran.
Al escuchar la nota que recibe de sus compañeros, Pablo se queda impertérrito e inmóvil, su mirada se ha centrado en las lúnulas de sus uñas, su vergüenza le impide subir la mirada.
El profesor pregunta: 
-¿Cuál es el motivo del suspenso? 
El delegado de clase contesta: 
-Las diapositivas no nos gustan.
El profesor se levanta y dice: 
-A veces nuestro egocentrismo nos engaña y nos hace suponer que tenemos un entendimiento excesivo y superfluo, quizás lo que tenemos es una gran ración de fatuidad. Os recomiendo que repaséis esa nota, que no te guste algo no quiere decir que este mal realizado.

Mª Carmen Jiménez Aragón
VOCES
Su corazón volvía a latir acelerado y una mezcla de estupor y resignación atravesó su mente. Esperaba, aterrada, volver a escuchar aquella voz dictadora que la manejaba como a un títere y quiso ensordecer sus oídos distrayendo a sus ojos con las nacaradas y mortecinas lúnulas. Pero cuando las vio volverse violáceas supo que el mensaje era inminente. Todo a su alrededor se hizo superfluo y aquella distopía la engulló de nuevo transformando su semblante en impertérrito retrato.
- El hacha de cocina es mi favorita, - escuchó. Y cogiéndola, salió a la calle.

Gema Frías Luque
SU HOGAR
Se sintió impertérrito, como hojarasca seca y amontonada, frágil al roce del viento. Allí postrado en su rincón favorito observando de manera superflua la lúnula de su dedo meñique. Su mente aún recuerda imágenes que hacen que se le acelere el corazón de manera siniestra, los recuerdos de aquel accidente le dejan sin respiración.
El mensaje escrito en aquella lápida le perturbaba, quería estar bajo tierra, junto con todas aquellas personas del cementerio y sentir su cuerpo en un ataúd, estar vivo era formar parte una distopía delirante.

Dori Calderón Ramos
SOY COMO SOY
Esta situación se ha convertido en una distopía, tu semblante impertérrito no ayuda a mejorar la situación.
Me ignoras mientras te hablo mirándote tus lúnulas, pero el mensaje de tus ojos me dice que tu corazón está dolido y que me amas.
Ya te advertí que no serías el único, aunque sí mi favorito, y pensaste que me cambiarías, pero eso jamás pasará.
Soy como soy, y lo que pasa cuando salgo sola es superfluo, sin importancia, y cada vez que vuele fuera del nido, volveré.


Rafa Núñez Rodríguez
FE
Impertérrito, jugueteando con los corazones grisáceos, esos que lamían una tierra llena de lombrices. Aquel mensaje no llegó a ser entendido, todo seguía putrefacto, todo por lo que respiraban era tan superfluo.
Se mordisqueó las uñas infectadas, hasta llegar a las lúnulas.
Saboreó su sangre, mientras pensaba en  el plan favorito de su padre, el reflejo de una distopía y él, mesías de un nuevo amanecer.
Una era de lamentos y angustias que lo envolvería todo en muerte y redención.
Comenzó a caminar hacia la noche, y una palabra quedó marcada en el suelo... Amén.


María Jesús Campos Escalona 
RULETA RUSA
El mensaje de aquella botella me había dejado impertérrita. No era la primera vez que sucedía. La lúnula de mis uñas se intensificaba al apretar la botella junto a mi corazón. ¡Menuda distopía....! ¿Quién podría creer algo así?
Las palabras superfluas rondaban mi mente una y otra vez. Era imposible de creer y sin embargo, ejercía sobre mí un extraño poder.
Puse con mucho cuidado la botella junto a las demás. Me serví una copa de mi vino favorito y me senté con la mirada fija en todas esas botellas. Hacía muchos años que fue encarcelado, ella fue una de los abogados que participó en ese juicio.
Y ahora esas palabras no paraban de golpear sus sienes. ¿Acaso cometieron un error?

viernes, 25 de septiembre de 2020

HOMENAJE AL OTOÑO.


La llegada del otoño trae consigo nuevas historias, nuevas palabras, nuevos colores..., y en esta ocasión, nuevos participantes dispuestos a compartir sus creaciones y su modo de expresarse. Los miembros del Club de Lectura y Teatro de La Viñuela damos la bienvenida a Montse Martínez Serrano, y le adelantamos que estaremos encantados de poder disfrutar de sus escritos. Este artículo hemos querido dedicarlo a esa estación del año que nos provoca tantas emociones encontradas, que nos regala esa paleta de colores tan nostálgicos, pero que a la vez nos invita a disfrutar de las cosas cotidianas del la vida... Un chocolate caliente en compañía de una buena conversación, una película con manta y sofá en una tarde de frío, un paseo por el campo disfrutando de los aromas de la naturaleza,... Cada persona vive esta estación desde una perspectiva y le provoca emociones diversas. Lo cierto es que el otoño no deja a nadie indiferente, y así lo hemos plasmado, ya sea en microrrelato o poema, para dar un homenaje a estos días del año, en que los rayos de sol se agradecen y la pluma no se cansa de arrojar creatividad.

Esperamos que disfrutéis con la lectura.

Montse Martínez Serrano

EL TIEMPO PASADO

Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho, y ocho dieciséis…, resuena aquella cancioncilla de mi infancia mientras barro las hojas secas de la terraza. Hace fresco y ya no se escuchan las cigarras. La corteza de la parra se desconcha a jirones y las moscas moribundas se aferran a mi piel como el veranillo de san Miguel al otoño. Pronto será tiempo de leña y chimenea. De días cortos y noches ambiguas. Quizá mañana no barra para escuchar el quiebro de las hojas amontonadas en el suelo al pisarlas. Me siento en el muro y miro al cielo. Los colores y las nubes del atardecer me estremecen, o quizá es la llegada del frío. Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho, y ocho dieciséis…

Mª Carmen Jiménez Aragón
MAR NARANJA EN CALMA
Mar naranja en calma,
la brisa lo va meciendo
y tiritan desnudas las ramas
que lloran con desaliento
por esas hijas perdidas
que se las arrebata el tiempo.
Que bellas lucían ayer
mientras desafiaban al viento,
orgullosas de su entereza,
flexibles como sarmientos.
No sabían que, al ir y venir,
el viento las iba hiriendo
y yacerían junto a las piedras,
y polvo terminarían siendo.

Llora el castaño
lágrimas color tierra,
y se defiende con espinas
igual que la esparraguera.
Llora el granado
lágrimas color sangre,
y en mil pedazos ha quedado
su corazón de enjambre.
Y mientras el sol, cansado,
acaricia el frío manto,
de entre el mar anaranjado
suaves níscalos van brotando.
Es el tiempo de los locos,
cuna de melancolía
en que vida y muerte puedes ver
hablándose con cortesía.

Gema Frías Luque
CONSPIRACIÓN UNIVERSAL
Aquella mañana ya se notaban caer las primeras hojas del otoño, la cálida brisa ahuyentaba las duras temperaturas del verano.
Una pandilla de desalmados viajaba por el universo destruyendo el otoño de todos y cada uno de los planetas que se encontraban a su paso.
Unos seres despreciables, a mi juicio, odiaban incansablemente el paisaje de tonos rojizos, amarillos y dorados, los amaneceres cálidos… Bajo el lema “hundamos el universo otoñal”, lucharon contra los árboles hasta destruirlos a todos, viajaron por Marte, Saturno, Urano…, ya solo quedaba la Tierra…, y en el año 2020 arrasaba la Pandemia Covid19. Pensábamos que ya no podría pasar nada peor, pero una mañana el cielo amaneció rojo, los medios de comunicación nos alarmaron que no saliéramos de casa bajo ningún concepto…, nadie esperaba la terrible tragedia. Todos los árboles habían desaparecido de la faz de la Tierra… y con ello el otoño desaparecería para siempre...

Dori Calderón Ramos
PASEO OTOÑAL
Cada mañana, con los primeros rayos de sol, salgo a dar un largo paseo, es una costumbre que adquirí casi sin darme cuenta y que se ha convertido en algo imprescindible.

Nada más entrar en el pueblo, tomo el sendero que me lleva a la ribera del río, es una senda tranquila, hermosa y agradable, que se vuelve presuntuosa con la llegada del otoño.

Hoy es uno de esos días dorados y tenues, en los que los reflejos brillantes de los árboles que se deshacen de sus hojas te hacen entrecerrar los ojos y respirar hondo, y así de paso, sentir el olor a mastranto que crece jugando con el agua.

Los tonos rojizos de los granados llaman mi atención, y me muestran orgullosos su fruta coronada, que algún jilguero atrevido osa picotear levantando el vuelo al oír mis pasos.

Llego a la altura del puente que cruza el río, y un leve aire de levante abanica mi rostro, respiró hondo mientras contemplo  alguna vid que ya luce dorada tras habernos regalado su fruto.

A partir de allí, el camino se vuelve empinado y difícil y unas gotas de agua mojan mi piel anunciando un chapetón otoñal, así que retorno el camino a casa, mientras el olor a petricor me inunda el alma.

Rafa Núñez Rodríguez

TRISTES PARAGUAS

Todo gira, para que todo siga igual,
nubes que reflejan pequeños cielos de lastimosos paraguas,
uniformemente se mueven al ritmo de las prisas,
y sin embargo, a veces
alguien siente
los violines ahogando su pelo,
ojos marrones que viven la melancolía de los árboles somnolientos,
y baila,
moviendo las manos al son del crepúsculo.

Su figura se pierde engullida por las brumas de los castaños.
Sonriente, acariciando tradiciones y aromas,
su senda,
alfombra de sentimientos
de esos que sobreviven a las frías y extrañas estaciones.


Laura Pérez Alférez

Ml ESTACIÓN FAVORITA

Como cada año llegó discretamente, sin hacer ruido, compartiendo aún días de bochorno con el pasado verano.

Generosa estación, apareció regalándonos increíbles paletas de colores del mejor pintor. Amarillos, ocres, rojos, naranjas..., dibujando mágicas estampas otoñales en nuestro maravilloso entorno, bello a rabiar, donde las montañas y el río forman paisajes impresionantes.

Recuerdos de un pasado no muy lejano de uno de los paisajes más espectaculares, con sus viñas asomados vertiginosamente en pendientes laderas.

Una imagen que, probablemente en otoño, se vuelve más bella, si cabe. El color púrpura de las uvas se mezcla con el verde de los pámpanos, que se tornan en amarillo, primero, y posteriormente en tonos ocres y rojos antes de desprenderse. El resultado es una mezcla alucinante de colores a lo largo de cerros y lomas que escoltan nuestro valle, antaño poblado de olivos y almendros.

Quiero un otoño de colores intensos, de puestas de sol con cielos naranjas en atardeceres encendidos y el bálsamo refrescante del anochecer.

Esta es mi declaración de amor tardía al otoño, estación a la que me atreví a mirar con el corazón.

El transcurrir del tiempo y el sosiego de los años declina en emociones, en ocasos dorados después del verano, otrora mi estación favorita.


Cande Molina Mostazo
SECRETOS DE OTOÑO
Los paisajes se han teñido de ocre y las melancolías bailan con los rojizos  atardeceres, los últimos rayos de sol saludan al pasar mientras el cielo habla con las nubes.
Al caer la tarde sus pupilas se llenan de pasión, mientras ella ajena en su cocina. Él recuerda su primer amor, mientras saltan sobre las hojas caídas, mira sus labios rojos amaranto y cuando cierra los ojos para unir sus labios con los suyos, una voz: "la cena está lista" lo trae de vuelta.
Los suspiros vuelan como la brisa otoñal.
Los anhelos brillan como estrellas fugaces. En silencio y en secreto la vida sigue y pasa, y con el alba aparecen aromas de añoranzas de lo que pudo ser y no fue.

María Jesús Campos Escalona
OTOÑO
Sendero de luz tardía
hojas secas que lleva el viento.
Tonos de luz rojizos
llenan mis tardes plácidas,
¡cuánto amor desprendes en tus rayos de sol furtivos!

Puro es el aire que exhalas 
de tus entrañas sombrías,
me gusta el olor a petricor,
tonos caramelos y naranjas
me llenan de ti en cada atardecer.

Eres luz, vida, sombra y sol...
llenas mis ojos
con la amalgama perfecta.
Suave vereda de hojas escarchadas
que se van abriendo camino
al paso de mis pies.

jueves, 24 de septiembre de 2020

XI MICRORRELATOS AL AZAR



En esta ocasión, nuestro reto literario Microrrelatos al Azar, nos ha llevado a elaborar historias, con un máximo de 150 palabras, en las que incluyamos los siguientes términos propuestos por cada compañero participante y elegidos al azar: TINTA, BALANZA, PULPO, ELOGIOS, HISTRIÓNICO, MAESTRA y REZUMAR. Diccionario en mano y con mucho entusiasmo, le hemos echado valor y aquí tenéis el resultado de este nuevo ejercicio. Originalidad, imaginación y variedad son los ingredientes de nuestros textos. La energía, nos la da el deseo de aprender y superarnos. La recompensa a nuestra pasión por las letras, saber que llenamos vuestro tiempo. Esperamos que los disfrutéis.

Rafa Núñez Rodríguez
PARTE DE MÍ
La tinta me rezuma la piel, como pequeñas gotas que manan de mi corazón.
Esbozos que no aspiran a recibir elogios, ni a hacerme parecer algo histriónico. Un pulpo que no para de pintar mis sentimientos sobre la piel.
Líneas maestras que hablan por mí,  que hablan de mí. Y, ante la duda de las miradas, la balanza siempre vuelca hacia el lado del corazón.

Mª Jesús Campos Escalona
DÍAS DE COLEGIO
Aquella mañana llovía sin descanso y mi ropa rezumaba a tierra mojada, al calor de mi cuerpo y salpicones de barro propiciados por mi bici. ¡Hoy me hubiese encantado tener coche!
Aunque si ponía en una balanza mi economía,  creo que irremediablemente hubiese volcado hacia la bicicleta.
Sacudí mi ropa, ajusté mis horquillas y, con voz histriónica y sin esperar ningún elogio, entré en el aula y saludé  a mis alumnos:
-¡Buenos días mis pequeñuelos!
Todos contestaron con alegría. Me senté  y saqué  mi boli, ¡uffff, de nuevo sin tinta!
Me dirigí  a la clase y pregunté:
-Bueno, a ver Manuel, ¿has hecho los deberes? Dime, ¿qué  animal de compañía has escogido?
El niño  sonrió  con picardía.
-Maestra, he hecho mi redacción sobre el pulpo.

Laura Pérez Alférez
QUIMERAS
Desde la ventana del hotel observé el ir y venir apresurado de la gente.
Aquel distrito de la ciudad con sus grandes y concurridas avenidas se asemejaba a un gran pulpo de enormes tentáculos, obra maestra del intelecto humano.
Multitud de hormigas giraban enloquecidas en un frenesí demencial, donde todas parecían tener prisa por llegar a ninguna parte.
Cada día, un histriónico y viejo melodrama en el que cada actor representaba su obra maestra escrita con tinta borrosa, sopesando elogios y adulaciones en su propia balanza.
En aquella extraña habitación me sentí ajeno a todo.
Desperté y te vi, tú estabas allí. El mal sueño quedaba atrás. El día acababa de empezar.
Tu mirada transparente rezumaba claridad, estabas a mi lado, la pesadilla terminó.

Cande Molina Mostazo
PASIÓN POR LA RUBIA
No puedo dejar de mirarte, ese rubio platino me vuelve loco, quién me lo iba a decir a mí que me han gustado siempre  las morenas, hasta que un día nos presentaron y, aunque la balanza está casi equilibrada, tengo que reconocer que tiende a bajar un poco hacia ti, rubia de mis ojos, maestra de doble lúpulo. Todos los elogios del mundo serían pequeñeces  en un día de calor, cuando calmas mi  sed y  embriagas mi cuerpo. Es palpar tu rezumar y llenarme de placer, tanto que no me importa convertirme en un ser histriónico.  Fíjate que hasta he pensado tatuar  mi piel de tinta donde te recuerde siempre. Así, por las noches al acostarme, un poco subido de grados, me abrazaría como  un pulpo a ti. Mi querida rubia, siempre serás mi birra por excelencia.

Mª Carmen Jiménez Aragón
PATÁN
La balanza había oscilado en su contra. En su afán por acaparar la atención y todos los elogios de la concurrencia, perdió su norte, traspasó la línea maestra que ella le había marcado como el límite de su paciencia. Y se dio cuenta tarde. Su esposa lo miraba desde su asiento mientras le rezumaba la vergüenza por los ojos. No podía tolerar ese comportamiento extremadamente histriónico en un momento como aquel. ¿Cómo iban a entender los dolientes que se abrazara al ataúd como un pulpo, con brazos y piernas, mientras gritaba desconsoladamente, cuando apenas conocía al difunto?
Ella se levantó, le aclaró en voz baja que los sentimientos que un día tuvo por él se habían convertido en tinta, y su abogado se encargaría de hacérselos llegar y se fue a casa, aliviada de sacar a ese payaso de su vida.

Gema Frías Luque
MI CALVARIO
Las rendijas de mi alma rezumaban un halo de desamor histriónico, la balanza estaba muy descompensada, en un lado estaban los elogios, en el otro los insultos que aún a día de hoy nos propinábamos con terrible maestría. Ríos de tinta y lágrimas eran derramados cada día y mi pobre corazón se lamentaba cada momento de la terrible situación que estábamos atravesando, sin poder escapar de tan desmesurada situación, estaba atrapada en mi vida como un pulpo atrapa a su presa, y los tentáculos me succionaban hasta el infierno, sin remedio alguno. Esta experiencia fue mi maestra, y todas sus enseñanzas las oculté en el fondo de  mi corazón. Un día explotarían y me propulsarían hasta la superficie, donde podría respirar al fin.

Dori Calderón Ramos
LA HORA DEL CUENTO (Incluido en la selección de mejores microrrelatos del Diario Sur del día 29/08/20).
Como cada tarde, mi maestra se sentaba en un rincón de la alfombra y nosotros, esparcidos por la misma, esperábamos a que comenzase a contarnos un cuento.
No necesitaba tinta de libros, ni elogios de nadie para convertirse en el personaje del día, su carácter histriónico la hacía rezumar sentimientos de todo tipo, en su justa medida, creo que los colocaba en una balanza antes de comenzar.
Y nosotros escuchábamos, embelesados, sus palabras convertidas en susurros o gritos de terror, en voces eufóricas o en pura poesía.

Y al final, cuando abría sus brazos como pulpo acaparador, todos corríamos hacia ella, y el éxtasis de un abrazo multitudinario nos embargaba.

martes, 22 de septiembre de 2020

I POEMAS AL AIRE.



En esta ocasión os mostramos una pequeña selección de poemas creados por algunos de los miembros del Club, mostrando cada uno de ellos la belleza de lo tangible e intangible, la armonía que nos da la libertad de construir textos con un sentido natural y que nos transporta a nuevos y desconocidos paraísos.

M. Carmen Jiménez Aragón
FUEGO EN LA PIEL
Escucho el silencio
y, de fondo,
el murmurar de las aguas.
Cuanto más vacío mi mente
más llena me siento
y me invade la quietud y el aplomo
de ese fuego eterno
que acaricia mis ojos cerrados.
Recorre mi piel, indefensa,
y la hace llorar
lágrimas saladas que no entristecen,
solo conectan con mi alma
que pareciera querer salir
licuada en cada poro.
Torbellino de sensaciones,
que pugnan por vencer,
confunden mis movimientos
enterrando mis pies en arena
cuando desean huir al viento.
Y cuando el alma me abandona
crepitando en el silencio,
cuando es imposible retenerla y
la razón se vuelve loca,
apresuro mis pasos a la orilla,
que lame y humedece mis pies
y catapulta un gélido escalofrío
que termina por alcanzar
mi médula más recóndita.
Brusca vibración que recoloca
cada hueso y cada sentido,
éxtasis que me hace renacer
y calma la piel abrasada
por esa quietud de fuego eterno.


Rafa Núñez Rodríguez
LA IMPORTANCIA DE... YO QUÉ SÉ
Una chapa de cerveza olvidada en el bolsillo,
y recordar su sabor envuelto en risas,
respirar la sal de aquella fotografía,
la de varias espaldas frente al mar,
mezclando palabras con espuma blanca,
recuerdos sencillos,
de esos que nos refleja el arco iris.
La importancia de... yo que se,
la necesidad de lo que no es importante,
y que sin embargo se hace esencial.
Todo ello se mece al arrullo de las olas,
se duerme con el susurro del viento,
y lo soñaremos nuevamente como caminos diferentes,
si, largos y complicados,
pero llenos de esos , que se yo.
Y sin darnos ni cuenta,
los iremos pintando de importancia,
les daremos un toque vida,
haciéndolos un poquito nuestros,
y cuando vaya cayendo la tarde,
así, sin querer,
se habrán hecho imprescindibles.


Laura Pérez Alférez
DÉJÀ VU
Volveré una mañana,
a otros amaneceres tardíos
Volveré a aquellos olores, tan míos
A hierba bañada por el rocío
en la madrugada
a orillas del río
A leña quemada
A pan caliente
A tierra mojada,
una tarde de abril.
Y todos esos momentos volverán
y todos ellos me envolverán.
Olores que traen recuerdos.
Recuerdos envueltos
en olores.
Todos tan míos...!




Dori Calderón Ramos
IRIS
Llegó el BLANCO,
radiante como siempre,
El NEGRO trato de oscurecerle,
Pero el ROJO
con su furia le hizo frente,
El VERDE quiso atraerle,
y formar con él una bandera,
¡Ay el AMARILLO celoso!
Que siempre quiso tenerle
Y llegó todo fogoso.
¡Detente AZUL imperioso!
¡No puedes luchar con el ROJO!
¡Haya paz! Dijo el VIOLETA,
El Sol y el Agua nos unirán,
Y formaremos sombras secretas,
En un arco sin igual
Qué brillará con alma y sin fronteras.


Rafa Núñez Rodríguez
ILUSIÓN CON CAFÉ

Inspiró con fuerza,
como con hambre de vida,
y sus pulmones se llenaron de flores.
Los rosales le clavaron sus espinas,
enredándose en sus órganos palpitantes,
pequeñas rosas asomaron temerosas,
rojas, blancas y algunas amarillas.
Un inmaculado jazmín se apoderó de su boca,
y sus palabras se transformaron en esencias,
se convirtieron en diminutas flores,
de esas que lo envolvían todo con sus aromas.
Era un jueves más,
de esos de olor a café y sudor,
de los de pasos perdidos,
caminos de esos que enhebraban sol y alquitrán.
Y sin embargo allí estaba,
un mundo viviendo en sus pupilas,
todo lo que le quedaba por ser,
todo lo que le esperaba por querer.
Entonces el café le supo a miel,
y el calor le acarició con ternura,
tal vez hoy,
no fuese un jueves más.

Rafa Núñez Rodríguez
MIS BESOS EN TI
Hice un trato con un beso,
pero me engañó.
Yo lo dejé en tu piel,
le dije que acariciase tu cuello,
que subiese al lóbulo más cercano,
que lo mordiese con cariño,
que te hiciese cosquillas en el oído,
le dije que no se olvidase del otro,
que los oídos son muy celosos.
Le dibujé el mapa de tu rostro
para que rozase tus párpados
y resbalase por uno de tus mofletes,
que cuando llegase a tu boca,
ahí,  no tuviese compasión,
que te comiese como quien sabe que no verá amanecer,
y después, lleno de tu lengua,
bajase como un kamikaze
y parase allí donde late la vida acompasadamente,
y que jugase con tus cumbres temblorosas.
Yo se lo expliqué todo
y él me engañó.
Le dije que se perdiese en
tus piernas,
que susurrase caminando por tus muslos
y que allí donde nace todo,
allí , te recitase poesías
de esas, de las de flores de colores,
de las de vientos y fuegos.
Hice un trato con un beso y me engañó.
Le dije que después de ti
volviese a mis labios
para sentirte más cerca
y, sin embargo,
ese beso hizo su hogar en tu cuerpo,
y yo perdí tu recuerdo,
al menos por un instante.
Suerte que cada día,
como una mariposa que se posa sobre una flor,
dejo un beso sobre tu piel.
Solo me queda encontrar ese que no me engañe,
que sea capaz de desprenderse de tu piel
y volver a mí.

Mª Carmen Jiménez Aragón
LA ALEGRÍA DE NO TENER
La tarde invita a pasear,
dama de noche escondida,
jazmín, lirios y azahar
embriagando mis sentidos
y me hacen delirar,
pues una estrella ha caído
junto a mis pies en el camino,
rauda y solitaria
buscando en mí, cobijo.

Cosa tan bella, singular tesoro
no lo he de guardar
pues aquella chiquilla triste
sin quererlo dejó de brillar.
No alborota su risa la noche
y sus ojos ya no sueñan
más que reproches.
A ella la ha de ayudar.

Y volviendo sobre mis pasos
algo que no vi he encontrado
reluciendo en el alfeizar,
brillos al sol robados.
Una lámpara de los deseos
que en mis manos ha caído,
pulida y dorada deslumbra,
de mi vista la quise alejar.
Calle abajo la lleva
aquel chiquillo descalzo,
buen uso hará su padre,
buena cuenta darán sus hermanos.

Y aquella noche al acostarme
vino la providencia a verme,
“puse en tu camino, necio ser,
todo aquello que podías desear
y como no lo supiste ver
su gran valor me negarás”.
No fue ese el motivo,
y le seguí aclarando
que el valor de lo que tienes
el perderlo lo va dando
y aunque tus ojos vieran desprecio,
necedad o insensatez no albergo,
y es que hace años me enseñó la vida
que no es más rico el que más tiene,
sino el que menos necesita.


Rafa Núñez Rodríguez
SOMBRAS OTOÑALES
Nunca fue primavera donde ella nació,
en los árboles crecían hojas secas,
de las que se llenan los parques de melancolía
e inundan el suelo de desesperanza.
Y, sin embargo,  sus ojos eran
como cristales de colores,
reflejos de los sueños desconocidos,
anhelos de imágenes deseadas.
El aire la envolvía con mantos de añoranza,
de esa que casi no imaginaba,
de esa que no entendía,
pero que cambiaba los tonos  marrones.
Y soñó con un arcoíris bañando su piel
y sus pasos navegaron sobre la pena de los árboles,
buscando aromas a pétalos de colores.
Se mezcló con unas rabiosas rachas de viento,
y por fin dibujó estelas sobre el cielo,
llegó a acariciar campos de amapolas,
donde sus dedos se llenaron de sol
y escuchó sonrisas azules,
de esas de almas infinitas.
Entonces, el ocaso comenzó a desperezarse,
y ella miró su reflejo
en las aguas que se tornaban a los sueños,
seguía siendo ella,
con sus ojos marrones.

viernes, 18 de septiembre de 2020

II EN SITUACIÓN


Damos otra vuelta de tuerca al método de elaborar nuestros microrrelatos. La clave, en este reto que hemos llamado "En situación", está en reflejar, de alguna manera en nuestros textos, cuatro premisas que fijamos previamente y que nos marcan el contexto, el lugar, el tiempo o los personajes incluso, que debemos incluir. Sin límite de palabras, pero sin olvidar que se trata de un microrrelato, trataremos de escribir historias originales y frescas. Terror, aventuras, amor, ciencia ficción, reales... Todo vale. Es la hora de salir de nuestra zona de confort y plantear actividades más atrevidas, que denoten que dominamos las destrezas que hemos estado trabajando en las últimas semanas.
Esperamos que disfrutéis de su lectura tanto como nosotros lo hemos hecho con su redacción. Sin más, comencemos...

Premisas: -Día de calor tórrido o lluvia torrencial
                 -Tener pesadillas.
                 -Sexo y alcohol.
                 -Coincidir con alguien (casualmente o no).


Rafa Núñez Rodríguez 
CALOR 
El sol me estaba atravesando el cerebro y ella sin llegar. Hoy es uno de esos días en que la calor se cobra venganza por todos nuestros desmanes. 
El reloj sigue parado y ya el sudor comienza a huir de mí. Entonces voy notando como mi piel empieza a derretirse, como gotas de cera que huyen de la llama, pegotes de mi piel adornan el sucio suelo. Grito, asustado, y me clavo de rodillas mientras noto la piel escapando de mi cuerpo. 
Una pareja coincide con mis súplicas, me miran horrorizadas, escupo los dientes que me queman la boca. Ellos se ríen, sus carcajadas me van taladrando el cerebro. No lo soporto y me arranco las orejas, ya tengo medio cuerpo untando el suelo. 
Despierto con los ojos enrojecidos, otra pesadilla. Me miro las manos, firmes y sin temblar, creo que me pasé con la bebida anoche. Miro al lado y la veo a ella, no recuerdo su nombre, creo que nos conocemos de antes. Le acaricio la espalda con suavidad, habrá que aprovechar que estoy despierto. Ella se mueve con poco ánimo, hasta que a fuerza de insistir se monta sobre mí, me sonríe con ojos adormilados y comienza a moverse. Mi sangre se llena de placer, cierro los ojos, siento su deseo. 
Entonces vuelvo a sudar, maldita calor. Noto algo así como un trapo húmedo acariciando mi cara, abro los ojos y veo que su piel se está cayendo sobre mí, trozos de carne empiezan a salpicarlo todo. Ella sigue moviéndose con deseo, yo intento huir, escapar de ella, pero no me puedo mover, estamos unidos, piel y huesos derretidos, formando una sola bola de carne que se agita, sin sentido ni lógica. Su lengua cae sobre mi boca. 

El sonido del despertador me saca de aquel horror, respiro agitadamente, mientras en la radio advierten de la ola de calor que se avecina.

Gema Frías Luque 
SUEÑOS MUNDANOS 
Nunca supe si fue casualidad o no el encontrarme con aquel demonio vestido de ángel. Fue muy simpática desde el primer minuto y prometió llevarme al inframundo, a visitar a algunos colegas que vivían en pequeños sótanos. Allí montaban sus sesiones de sexo y alcohol. Añadían, además, espectadores para darle más morbo a la situación y a veces te daban la opción de participar a cambio de cederles amablemente alguna droga psicodélica o moderna, de estas que te hacen alucinar, más de lo normal. Al bajar las escaleras y dirigirnos por los pasillos, que más bien conducían a mazmorras, ya se podía oler a podrido y el calor era cada vez más incesante. Al llegar al primer sótano, un loco desorbitado me cogió por el cuello y me obligó a entrar…, al despertar solo quería creer que todo había sido una terrible pesadilla. 

Mª Carmen Jiménez Aragón 
¿CASUALIDAD? 
Me disponía a pulsar el botón de la tercera planta cuando ella irrumpió en el pequeño habitáculo atropelladamente. Cargada de bolsas y acelerada, me dijo, sin levantar la vista, que subía hasta la quinta. Yo pulsé únicamente el cinco. No podía creer que hubiésemos coincidido para subir en el ascensor y, además, los dos solos. Normalmente el centro comercial estaba abarrotado. La gente huía del calor asfixiante de julio y se refugiaba en el gran coloso del ocio. Yo llevaba allí dos horas, pero reconozco que esa chica no me había pasado desapercibida. Recuerdo haberla visto en la cafetería Tardes, y después en un par de tiendas de ropa. Y casi tropecé con ella al salir de la librería, ahí fue donde escuche su voz por primera vez. “Perdón”, me dijo, y yo contesté un “lo siento” clavándole los ojos a fin de descubrir cuál era el imán que me atraía hacia ella. 
Soltó las bolsas en el suelo y se masajeó la palma de las manos. En ese momento el ascensor se paró en seco provocando un gran temblor, las luces se apagaron, el sistema de ventilación dejó de funcionar y, a través de la pared de cristal, vieron que el exterior había quedado en penumbra. No cruzaron palabra. En pocos minutos la temperatura subió varios grados, el calor era aplastante y rebuscó entre sus bolsas una botella de vino blanco que acababa de comprar. Le ayudé a abrirla cuando vi que forcejeaba con ella, lo que me debió dar derecho a participar en el refrescante momento. 
Dos horas más tarde allí seguíamos, vaciando a morro la segunda botella. Ella cayó en un sueño inquieto sentada en un rincón con la cabeza apoyada de lado, yo no podía dejar de observarla. Me atraía sobremanera. 
De pronto se despertó sobresaltada gritando, había tenido una pesadilla. Se abalanzó sobre mí diciendo “no puedo dejar pasar este momento, puede que no volvamos a coincidir”, e hicimos el amor allí mismo, entre bolsas, sudores y posibles miradas indiscretas que advirtieran el leve movimiento en un ascensor acristalado sin corriente. 
Fue lo único que me dijo aquella tarde. Desde entonces, soy yo el que vive una pesadilla cada vez que llego a casa desde el centro comercial sin poder haberla encontrado. 

Dori Calderón Ramos
NOCHE INFERNAL 
Las dos de la madrugada y sin pegar ojo. 
Ya se lo advertí a mamá, si me acuesto temprano no dormiré, pero no hubo forma de llevarle la contraria, hoy había que irse a la cama temprano. 
Y encima este calor infernal, mi piel está húmeda y pegajosa, una ducha sería maravillosa, así que me levanto y me dispongo a ir al cuarto de baño. El pasillo está oscuro, pero no enciendo la luz, no quiero ser descubierto. 
Ando con mucho sigilo en la oscuridad y tropiezo con algo contundente que grita y cae al suelo conmigo, es mi hermana que tampoco duerme. 
Me susurra que ha tenido una pesadilla, ha despertado bañada en sudor porque soñaba que la quemaban en un horno y se dirige a la cocina a beber algo fresco. Ella tampoco entiende el empeño de mamá en acostarnos pronto. 
Inmersos en la oscuridad de la noche comenzamos a oír unos golpes secos y rítmicos que provienen de la sala de arriba.....toc toc toc toc. A pesar del calor sentimos un escalofrío, los dos pensamos en el desván, dónde mamá no nos deja nunca entrar, y de dónde parece que provienen los ruidos que cada vez son más rápidos y fuertes. 
El miedo comienza a apoderarse de nosotros, mi hermana llora y yo trato de ser valiente, pero al oír voces extrañas que se repiten sin cesar huimos hacia la cocina dónde encontramos una botella de ron vacía y unos vasos sobre la mesa, algo muy extraño pues mamá siempre recoge la cocina antes de irse a dormir. 
Ya estamos aterrorizados cuando aquellas voces se convierten en gritos, a los que se unen los de mi hermana y los míos, hasta que mamá abre la puerta de la cocina toda acalorada y los cabellos alborotados. No hay duda, mamá ha visto al fantasma. 

Laura Pérez Alférez
IMPULSO BÁSICO 
Estoy seguro que lo buscaste, este encuentro fortuito no ha sido casual, tú siempre tan meticulosa no podías dejar jugar al azar. 
Me he dejado enredar por ti, obsesa de sexo y alcohol. Una vez más me encuentro atrapado en tu tela de araña. 
El calor tórrido se hace insoportable en esta habitación. 
En una pesadilla de mordidas y besos tomas el control y yo lo pierdo a cada roce. 
El aire sabe y huele a ti, tus goces perfuman mis sentidos arañando mi aliento como tarántula en desespero. 
Me abandono en deleites de deidades donde Venus bajó del monte, embelesado en esa fresca duración en la que se alinean los astros. 
Y acontece una y otra vez el ansiado prodigio de lo que esperamos. 

Cande Molina Mostazo
EL ROCE HACE EL CARIÑO 
En la oficina se ha estropeado el aire acondicionado, es insoportable el calor y al parecer, no estará arreglado hasta dentro de tres días. Trabajar así es como estar en las hogueras del infierno, encima mañana vamos a tener terral, esto ya es el colmo de los colmos, toda una casualidad que justo pase esta situación en el momento menos apropiado. 
Rosalía esta mañana viene con tres ventiladores y dos abanicos, la pobre está con la menopausia y dice que esta noche ha tenido una pesadilla muy desagradable, estaba en el ordenador con el artículo de la semana y empezó a ponerse roja y más roja hasta que empezó a salirle humo de las orejas y a su alrededor veía bocas que se reían a carcajadas. 
Trae mala cara, susto me da que la pesadilla se haga realidad. 
Yo llevo toda la mañana hablándome mentalmente: "No hace calor”, "no hace calor", pero por ahora, no me está funcionando mucho. 
Manel se ha desabrochado la camisa y yo no puedo parar de mirarlo, esta calor abrasadora me está volviendo loca, la verdad que no me había yo fijado en ese pecho peludo de mi compañero, ahora me parece, aún si cabe, más atractivo, tiene unos vellos rizados y no puedo parar de mirarlos. Mi mente ha tomado las riendas y mi mano se ha deslizado por sus pectorales y, a la vez que me mordía el labio, notaba como me iba excitando y subiendo de temperatura. Un grito por un sofoco menopáusico de Rosalía me ha devuelto a la realidad y he salido corriendo hacia el baño. Me he refrescado la cara y el cuello con abundante agua fresca y parece que nadie se ha dado cuenta de lo ocurrido. Quedan diez minutos para terminar la jornada de trabajo, estoy deseando llegar a casa y poner mi aire acondicionado a tope, abrir una botella de vino blanco que tengo bien fresquita en la nevera, entonces Manel se me acerca y me dice: "Si te viene bien podemos quedar y aliviarnos mutuamente nuestras fantasías sexuales".

M Jesús Campos Escalona
EL FORASTERO
Aquella tarde llovía torrencialmente. No esperaba que llegase ningún cliente, aun así siempre había reservas en la cocina; por este motivo estaba sentada en el porche, acunada en la mecedora de madera intentando olvidar mi última pesadilla, cuando le vi llegar.
El sombrero le tapaba la cara, la lluvia empapaba la tierra, los cascos del caballo dejaban surcos al pisarla.
Entramos con premura, la vieja cabaña ya albergaba muchos años, pero dentro se estaba caliente. Dejó caer la capa negra junto al fuego de la chimenea, también el sombrero e hizo el amago de quitarse las botas, pero al ver mi cara de asombro, se detuvo. Puse sobre la mesa un cuenco con sopa humeante, un trozo de pan, queso y una botella de vino. Me preguntó:
-¿Tú no bebes?
Y yo, por cordialidad, accedí de mala gana. Entonces vi sus ojos. Unos ojos azules como el mar, azules como el mismo cielo. Unos ojos que me paralizaron por un momento. Masculló algo, disgustado, y comenzó a comer. Fue cuando me percaté de su cicatriz. Una cicatriz grande y profunda que surcaba un lado de su cara.
Juntos bebimos, quizá más de la cuenta, porque comenzamos a hablar por romper el incómodo silencio y terminamos riéndonos estrepitosamente con alegría.
Cada vez que me miraba algo me recorría por dentro, me dejaba unos segundos hipnotizada.
Acercó su mano y, con cuidado, quitó un mechón de mi cara. Estaba tan cerca que temí que pudiese oír mi corazón. Con dulzura me besó y, sin saber cómo, nos vimos envueltos en una maraña de cuerpos desnudos, abrazados, ardiendo en deseo, queriendo más besos, más caricias, más cariño. Jamás nadie me hizo sentir igual. Esa tarde viví tantas sensaciones, que nunca he podido olvidar. Debo decir que nunca fui una mujer promiscua, que jamás en lo que me restó de vida repetí semejante historia con un desconocido. Y, sin embargo, el recuerdo de aquella tarde todavía me deja sin aliento. Jamás volví a verlo, tal como vino se fue. Aún hoy cierro los ojos y puedo sentir sus manos sobre mi piel.