lunes, 22 de mayo de 2023

XVIII. ME LO DICES O ME LO CUENTAS

    
Buenas, lectores y lectoras del mundo. Os traemos otro ejercicio de microrrelatos por palabras. Para quien no conozca las pautas a seguir, las recordamos: se trata de elaborar un microrrelato de 180 palabras como máximo (sin contar las del título), en el que incluyamos diez términos, elegidos al azar por miembros del club. 

Dependiendo de la función que desempeñe cada término deberemos tener en cuenta las siguientes objeciones: los verbos pueden utilizarse en cualquier tiempo y persona, incluso en sus formas no personales; los sustantivos y adjetivos pueden usarse tanto en masculino como en femenino, y en singular o plural, según convenga; lo que no se debe hacer es utilizar una palabra cambiándole la función de debería desempeñar en el texto (el adjetivo "amable" no se puede sustituir por "amabilidad", porque entonces lo convertimos en sustantivo).

    Para este ejercicio los términos elegidos han sido: EXTRAÑAR, BRIZNA, MELANCOLÍA, DISPARO, EQUILIBRIO, DESGAJAR, TIMÓN, CIRCONITA, DEVOCIÓN y PRELUDIO.

    Os animamos a practicar este ejercicio y nos encantaría que compartierais con nosotros el resultado. Si os apetece podréis verlo publicado justo debajo de estas líneas, junto a los nuestros, que os servirán como ejemplo. Que disfrutéis de la lectura.

Jose A. Ortega Cuadra
AMOR ETERNO
    Sentía que era el preludio de su siguiente etapa. Estaba rememorando aquellos momentos en los que su vida era mejor. Sí, sentía la melancolía. 
    Como el retumbar de un disparo, se alzó en sus pensamientos y empezó a desgajar, como si lo hiciera con la fina piel de una cebolla, cada sensación que le producía recordar su mirada, sus labios, sus caricias, su olor… 
    Deambuló por un tiempo por el limbo del amor y del deseo. Cuando sus vidas volvieron a cruzarse, empezó a sentir un equilibrio en sus emociones. Quería coger el timón de su desarbolada vida, a la postre, tan difícil como controlar el vuelo de una brizna de hierba entre los vientos indomables de un huracán. Pero sabía que lo conseguiría por extraño o difícil que le pudiera parecer.
    Creía tener el corazón tan duro como una circonita, pero su devoción por ella hizo que se convirtiera en un buen pastel de gelatina.

Rafa Núñez Rodríguez
LA VIDA ES DIFÍCIL CUANDO SE TRATA DE NOSOTROS DOS 
    Nunca entendí el equilibrio entre un disparo y una satisfacción personal, hasta que me comenzaron a extrañar tus ausencias continuadas.
   Quizás esos momentos de desvanecimiento, de nuestros timones embarrancados sobre las dunas de la rutina, de la melancolía de amaneceres nuevos, quizás todo eso fue el preludio de la noche más larga.
   Ahora intento desgajar las hojas del almanaque, cada día una más maloliente, una brizna de ilusión que se separa de lo que pudo ser mi vida, una circonita que yo creí diamante.
   Se cierra la celda y yo sigo sin arrepentirme. Mirando las estampas de la pared reconozco que siempre he tenido devoción por Azrael.

Laura Pérez Alférez
A VERLAS VENIR
    Tiene la mirada perdida en alguna tristeza vieja. Hace tiempo que extraña volver a ser el dueño del timón de su vida, pero su apatía y desgana le impiden cambiar el preludio que le lleva a un destino incierto.
    Se suele sentar en el umbral a verlas venir, esperando que las cosas vayan sucediendo por sí solas. 
    Hoy, ha quemado sus cartas y ha desgajado, brizna a brizna, la guitarra que ella dejó olvidada la tarde que se marchó. Rebuscando viejas fotos, percibe en el fondo del cajón un destello de circonita que casi le hace perder el equilibrio. Agarra el revólver plateado con cierta devoción y, en ese preciso instante, sabe que la luz al final del túnel está más cerca de lo que pensaba.
    Ella nunca volvió. Ya no... Entonces suena un disparo.
   Tenía la mirada perdida en alguna melancolía vieja... Demasiado vieja  para ser contada.

Benet da Silva
NAUFRAGIO
Ya me había acostumbrado a extrañar el calor de su cuerpo, en mis recuerdos no quedaba ni una brizna de melancolía y la devoción se convirtió en una agradable reminiscencia del pasado. Al fin había recuperado el timón de mi navegar por el mar de la vida. 
    Aquel ¨hola¨ sonó en mi mente como un disparo, más aún cuando me giré y vi el brillo semejante al de una circonita que se entreveía detrás de su sonrisa. En aquel instante se desgajó de mi mente el equilibrio y supe que era el preludio de un nuevo naufragio provocado por la inmensidad de sus verdes ojos y el oleaje emocional que en mí desencadenaba su mirada.

Monse Martínez Serrano
GATO POR LIEBRE
    Aquel tartamudeo, en el momento de la pedida con un anillo de plata y circonita, era el preludio de un final sin timón. No me extrañó que fuese mi padre el protagonista del incidente, ni que poco después, el susto del disparo en el momento de más melancolía de la historia, le hiciese tropezar, perder el equilibrio y caer. Era difícil desgajar la obra con tanta torpeza.
    A pesar de sentir gran devoción por él debo reconocer que es un pésimo actor. Estoy convencida de que el Festival Brizna 2023 siempre lo recordará.

Encarni Navas
15 DE SEPTIEMBRE 
    La mañana se despertó desapacible, plomiza, gris. No eran esos días precisamente los de su devoción, ya no era de extrañar esa melancolía que provocaban en ella, preludio de su propia tormenta interior. Aquella que le hacía recordar un día lluvioso de septiembre cuando, cegada por un brillo de circonita y, tras un ruido, que ahora se le antojaba un disparo directo a su corazón, perdió los timones de su vida, un equilibrio que se desgajó en millones de briznas y escapó a través de los hierros destrozados, de los cristales rotos del automóvil que conducía.

Mª Carmen Jiménez Aragón
AJUSTE DE CUENTAS
    Me extrañó sentir en el corazón esa melancolía, mi padre no había sido nunca santo de mi devoción. Esa falta de equilibrio entre la paz y la agitación interior fue el preludio de unas lágrimas incontenibles, y comprendí que era más bien ira por la infancia robada.
    Vi la lápida sucia, el viento desgajaba las débiles hojas de los árboles, como queriendo despojarlos de toda mancha, y las arrojaba sobre más basura. Me sequé los ojos y alcé la vista. El cielo estaba cuajado de circonitas y una fina brizna plateada surcaba el firmamento. Me dio tiempo a formular mi deseo, tomar el timón de mi vida por primera vez y, ya de paso, olvidarme de aquel disparo.

Gema Frías Luque
EL SENTIR DE UN PUEBLO
    No era de extrañar que aquella mañana hubiera en el borde del arriate alguna que otra brizna de trigo, anunciando la melancolía que por aquellas fechas sentían los vecinos ante la llegada de las fiestas patronales. Las campanadas serían, sin duda, el preludio de lo que iba a acontecer, el disparo de cohetes desbordó la devoción que todo un pueblo sentía por aquel patrón tan milagroso.
    Tras salir el santo, los costaleros mantenían, en un sutil equilibrio, toda la estructura y uno de ellos dirigía el timón con firmeza.
   Nunca dejaría de asombrarme como cientos de húmedas circonitas recorrían las mejillas de grandes y pequeños, desgajando mi corazón.

Lidia Molina Zorrilla
NO SE PUEDE VIVIR DEL RECUERDO, NI VIVIR SIN RECORDAR
    La señalada tarde de mayo en la que la devoción y la melancolía amenazaban con romper el equilibrio que tanto le costaba mantener entre los recuerdos buenos y los aciagos, se miraban a no demasiados metros. Para no extrañar solo los buenos momentos de aquella relación pasada, dejó que entrase en su mente la noche en la que no necesitó desgajar sus pensamientos, la noche en la que esos ojos lujuriosos, brillando como dos circonitas, le decían que él no iba a cesar en su empeño.  
    La noche en que de nada sirvió defenderse, esa noche en la que el amor se sintió como un disparo a bocajarro. La noche en la que su alma se desintegró en mil pedazos y no quedó más que una brizna al timón de su vida.
    Esa noche que, todavía, después de recompuesta el alma, aún le duele, quizá para siempre, pero que fue el preludio de tan necesario fin.

ANTONIO GARCÍA GALLEGO
ALREDEDOR DEL CIELO
    Al ver la luz de aquella calle, la melancolía penetró como un disparo y quiso desgajar el brillo de cada farola en leve y tenue luz de circonita.
    Pero aún era pronto, los recuerdos eran el preludio de lo venidero: un timón débil hecho de briznas de un suspiro que desgajaba el alma y hacía extrañar lo insólito lejos de esa sombra, eterna y vacía de devoción, ya desgajada, que sonaba a melancolía y olía a disparo, que quebraba el timón y rompía las briznas que aún flotaban.
    Y la luz de aquella calle, envuelta en melancolía, destruía el equilibrio y le hacía caer despacio, como brizna de un aliento que se negaba.

2 comentarios:

  1. Bonitas palabras las de este reto, me gustan todas!

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  2. A veces de las palabras más dispares, o cotidianas, o peculiares salen historias extraordinarias, gracias. Te animamos a que nos mandes la tuya.

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