jueves, 27 de enero de 2022

VII. ME LO DICES O ME LO CUENTAS


      Os presentamos un nuevo ejercicio de palabras en el que, utilizando algunos términos elegidos al azar por varios miembros del Club de Lectura y Teatro, elaboramos microrrelatos, reflexiones, microcuentos, incluso poemas, donde encontraréis originalidad, diversidad y muchas ganas de transmitir.

     El máximo de palabras estará condicionado al número de términos clave a incluir en el texto, pero oscilará entre las 150 y las 180.

      Las reglas siguen siendo las mismas: los verbos pueden utilizarse en cualquier tiempo y persona, incluso en sus formas no personales; los sustantivos y adjetivos pueden usarse tanto en masculino como en femenino, y en singular o plural, según convenga; lo que no se debe hacer es utilizar una palabra cambiándole la función de debería desempeñar en el texto (el adjetivo "amable" no se puede sustituir por "amabilidad", porque entonces lo convertimos en sustantivo).

     En esta ocasión son diez las palabras propuestas para incluir en las historias: SANDEZ, DESTELLO, GUIAR, FRIKI, ORDENADOR, JUGAR, CRUJIENTE, TREMOR, ÁNIMO y EMBAUCAR.
      Animaos a practicar estos ejercicios en casa y si queréis hacer comentarios o mandarnos vuestra creación, no dudéis en poneros en contacto con nosotros. Esperamos que disfrutéis de la lectura.


Mª Carmen Jiménez Aragón
HAY QUE PROBARLO TODO
Aún no entiendo cómo me dejé embaucar por las atrevidas ideas de mi compañero. Desde el principio me pareció una tremenda sandez, pero, cuando un destello cruzó su mirada mientras me lo proponía, me dejé guiar por su experiencia.
“Lo he buscado por ordenador” me decía…, “seguro que te va a subir el ánimo, tienes que estar abierto a probar cosas nuevas y jugar a aquello que te satisfaga.. Te va a gustar”.
Así que, al caer la noche, me enfundé unas mallas de licra, los gayumbos marcando este culito prieto y crujiente que tenía y nos presentamos en la cena de empresa como dos frikis navideños vestidos de elfos. El tremor de los aplausos y vítores fue ensordecedor. A mi jefe le encargaré una talla cincuenta para el año que viene.

Dori Calderón Ramos
SIN ÁNIMO DE REPARTIR
¡No puedes jugar a todas horas y comportarte como un friki! -dijo mamá.
Dejarse embaucar por ella fue una sandez, pues lo había convertido en el repartidor de la frutería.
Elío llevó fresas con hojas de menta a Doña Elvira, con la bandeja bajo el brazo caminó bajo el sol y entregó batido calentito mentolado.
Similar suerte corrió otro pedido de brevas, y su madre intentó guiar al chaval en su tarea:
-Eliodoro, primero paras en la fuente, refrescas el pedido con agua, lo cubres de crujientes hojas de parra y lo portas sobre tu cabeza, así llegará perfecto.
Ayer hubo reparto especial, llevar un cachorrito a tía Eulalia. Sin pensarlo dos veces, Elío pasó al chucho bajo el agua, lo cubrió con hojas de parra y marchó feliz con el perrito con gran tremor sobre su cabeza.
Hoy, sin ánimo y con un destello triste en su mirada trabaja como ordenador en el almacén, no entiende porqué lo mandaron allí.

José A. Ortega Cuadra
ÁNIMOS PARA AVANZAR
Estoy cansado de perder mí tiempo en absurdas ideas, como los jóvenes de hoy que pierden el tiempo jugando al ordenador. Mi vida se ha convertido en una mierda y necesito un aliciente que me guíe fuera de este mundo lleno de frikis
Esta sandez diaria provoca en mí un tremor que hace remover mis tenues cimientos. Pero en el fondo intuyo que tengo razón, ya que sé que no es vida.
Busco ese destello que me dé el ánimo suficiente, que me embauque y me lleve a la vida que me merezco. Tal vez sea yo quien debe iniciar ese camino, sin más ayuda que mi propia voluntad.
Atravesar un camino lleno de crujientes ramas que alimenten mi valor a superarlas. Sí, la existencia está llena de escollos que debemos superar y no estar parados en nuestra zona de confort. Ese es el significado de nuestra impronta, lo que llevamos metidos en nuestro ser y lo que nos obliga a avanzar y hallar la forma de superarlo día a día.

Rafa Núñez Rodríguez
AMORES
Yo pensaba que era un experto en el amor, iluso de mí. Resulta que me dejé guiar por una friki de los ordenadores. Menuda sandez, me dijo que me podía guiar hacia un mundo de amor y sudor, que podríamos jugar con nuestras pieles sin dejarnos embaucar por un anillo apretándonos el anular.
Y es verdad que un destello de lujuria me subió el ánimo, y pinté todo lo que sería un parpadeo de placer, un crujiente cambio en mi camino callado.
Pantallas de píxeles empañados se ruborizaban ante nuestro reflejo, y comencé a aprender que todo lo que sabía no era nada ante su mirada empapada en la pantalla.
Y como cada noche, acaricio el botón de stand by, y un suave tremor palpita bajo mis sábanas. Aún me da vergüenza si me imagina pensando en ella, aunque intento acariciar el teclado con ternura, seguro que también me siente, al menos mientras me queden datos.

Laura Pérez Alférez
RECORRAMOS EL MUNDO JUNTAS
Está sola, está vieja. Un ligero tremor me oprime el pecho al verla aparcada en un rincón, triste y ajada,
el paso del tiempo marchitó su figura y su aspecto se tornó macilento.
Aprendí tanto con ella...
Fue mi mejor amiga y compañera, siempre estuvo presente en los momentos más divertidos.
La recuerdo cuando su presencia eclipsaba a los demás con un destello especial, sus formas perfectas, su color.
Me siento un poco responsable de su estado, nunca tengo tiempo para pasear juntas, mimarla y cuidarla.
El ordenador me roba las horas que podría disfrutar de su compañía. Reconozco, a mi pesar, que soy una friki y me dejo embaucar en mi universo virtual por la sandez de amistades irreales.
Sin dudarlo acerco el bote de pintura y con ánimo me pongo manos a la obra. En un par de días recobrará su apariencia.
Colocaré el cesto de mimbre delante sobre el manillar, ajustaré el crujiente sillín y la guiaré a la calle, en la que jugábamos en tardes eternas de sol y risas.

Benet da Silva
IRONÍAS DE LA VIDA
Sentado en su sofá, daba cuenta de unas crujientes patatas y una cerveza, paladeaba su triunfo, le había vencido. Por fin atrapó a ese delincuente informático, a esa leyenda urbana que según los rumores, repartía sus ganancias y al que, se le conocía como; el Robín Hood virtual, por este motivo. Sin embargo, lo más sorprendente del caso, fue descubrir que el susodicho era apenas un adolescente y en su declaración alegó que él solo jugaba. Con Una sonrisa y un destello de admiración asomando en su voz, murmuró: «jugando dice, y con su ordenador a embaucado y provocado tremor en las cuentas económicas de alguna webs de apuestas»
Algunos años después…
A causa de la complejidad del caso que debía investigar, le asignaron como asesor a un antiguo hacker, hecho que enardeció su ánimo. De camino a su despacho mascullaba: «¿Un friki para guiarme?, menuda sandez».
Al entrar no dio crédito a lo que tenía ante sus ojos, tan solo pudo decir:
—¿Tú?
—Ya lo ve, la vida tiene estas ironías.

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