Saludos, lectores y lectoras del mundo. Aquí tenéis otro ejercicio de microrrelatos por palabras. Para quien no conozca las pautas a seguir, las recordamos:
-Elaborar un microrrelato de 180 palabras como máximo (sin contar las del título), en el que incluyamos diez términos, elegidos al azar por miembros del club.
-Cuando la palabra elegida es un verbo (amar, verter, salir...), puede utilizarse en cualquier forma, tiempo o persona.
-Si la palabra elegida no especifica su función, podremos utilizar cualquiera de las que nos proponga la RAE para dicho término.
-Si el término elegido es un sustantivo o adjetivo podremos usar tanto el masculino como el femenino, y en singular o plural, según convenga.
-No se debe utilizar una palabra cambiándole la función que debería desempeñar en el texto (el adjetivo "amable" no se puede sustituir por "amabilidad", porque entonces lo convertimos en sustantivo).
Para este ejercicio los términos elegidos han sido: GARABATO, GESTAR, GENOCIDIO, GRANDILOCUENTE, GARRAPATA, GRIS, GUSARAPO, GEMA, GENIO y GOTERA.
Os animamos a practicar este ejercicio y nos encantaría que compartierais con nosotros el resultado. Si os apetece podréis verlo publicado justo debajo de estas líneas, junto a los nuestros, que os servirán como ejemplo. Que disfrutéis de la lectura.
Dori Calderón Ramos
UNA BUENA DECISIÓN
Hace días que la masa gris de mi grandilocuente cerebro está inoperante, incapaz de gestar una sola idea para solucionar el problema de la gotera, esa que con su incesante sonido perturba mi mente y despierta mi mal genio.
Decido actuar e intento dibujar un círculo que más parece un garabato alrededor de la humedad, pero nada más tocar el techo algo pequeño y asqueroso cae sobre la gema de mi anillo.
Aterrorizada, grito, no sé distinguir si veo un gusarapo o una garrapata, pero mi terror crece cuando cientos de esos horribles bichitos caen sobre mis pies.
Huyo desesperada en busca de un insecticida, llegó la hora del genocidio.
Luego llamaré a un fontanero.
Laura Pérez Alférez
CAVILACIONES APOCALÍPTICAS
No soy un genio, todo lo que sé lo aprendí en la calle, hasta olvidé nuestra canción, aquella de la que no escribí ni un garabato.
Aunque quise volver a intentarlo contigo, Gema, e incluso llegué a imaginarme dos sillas infantiles en la parte trasera de un Volkswagen gris, hoy me siento como el gregorio de Kafka. Soy una garrapata tirada en la cama, grandilocuente tal vez, pero en definitiva, un gusarapo insignificante.
Una gotera incesante martillea mis sienes, mientras cavilo como gestar un genocidio lento de insectos.
Me vendría bien saber si después de esta noche será mañana otra vez.
Monse Martínez Serrano
LA ERA DE LA SANGRE
Una gotera despertó una lámpara deslucida abandonada en una cueva. El genio salió y, grandilocuente, clamó:
—Te concedo tres deseos, mi amo.
Una garrapata gris trazó un garabato en un papel y se lo dio. Al instante, un corazón humano apareció entre sus patas borboteando sangre. Agarrada a la gema rubí, gestó su segundo deseo: diez mil millones de huevos eclosionaron cual gusarapos viscosos junto a su madre. Con tan solo pensarlo, el tercer deseo se hizo realidad: las chupasangre, del tamaño de elefantes, salieron en tropel. El genocidio estaba a punto de comenzar.
Mª Carmen Jiménez Aragón
VEINTE AÑOS DESPUÉS ME RÍO
Fue una mañana gris de primavera cuando encontré sus instrucciones en una pequeña nota. Lejos de ser un mandato grandilocuente, solo ilegibles garabatos me indicaban los pasos a seguir para perpetrar el genocidio gestado en tan solo unos días. El genio artífice de aquel plan, mi padre, no tuvo en cuenta que elegía como verdugo al gusarapo más insignificante de toda la charca, a mí. Y yo, creyéndome su gema más preciosa, le eché valor, pero resultó que solo fui su gotera sin reparar.
En el momento de aplicar el gas insecticida sobre el colchón de Rey, tropecé y caí dentro de la perrera alertando a las garrapatas del peligro y ayudándolas a ponerse a salvo entre mis ropas. Además de traidor, insensato, me dijo.
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