En esta ocasión, nuestro reto literario Microrrelatos al Azar, nos ha llevado a elaborar historias, con un máximo de 150 palabras, en las que incluyamos los siguientes términos propuestos por cada compañero participante y elegidos al azar: IDIOSINCRASIA, AMBROSÍA, DISTRITO, ENREDO, FELICIDAD, INVEROSÍMIL y DIVERTIDO. Diccionario en mano y con mucho entusiasmo, le hemos echado valor y aquí tenéis el resultado de este nuevo ejercicio. Originalidad, imaginación y variedad son los ingredientes de nuestros textos. La energía, nos la da el deseo de aprender y superarnos. La recompensa a nuestra pasión por las letras, saber que llenamos vuestro tiempo. Esperamos que los disfrutéis.
Mª Jesús Campos Escalona
ROMPIENDO MOLDES
Cuando me dijeron
que me trasladaban al distrito 13
me pareció del todo inverosímil. Conocía la idiosincrasia de aquella gente.
Banderas y puños en alto era su cotidianidad, sin embargo no objeté nada.
Empaqué mis cosas, mis enredos mentales y mis dudas.
Llegué a la
comisaría sin problemas. Ironías de la vida, la calle se llamaba Ambrosía. Al entrar, todas las miradas y
algunos silbidos me siguieron por los pasillos. Me presenté con descaro,
fue divertido ver sus caras.
-Soy Juan José Ruiz, la nueva Jefa de esta
comisaria.
Laura Pérez Alférez
AÑORANZAS
La recuerdo con todo su amor, alegría y felicidad
por la vida, creando siempre ese punto divertido, disfrutando de todo lo que
hacía nunca cansada, valiente, protectora de sus hijas, de su marido, de su
familia.
La veo siempre con su característica idiosincrasia, tan suya, regalando afecto a
través de sus caricias, sus palabras, su sonrisa.
Su distrito, su cocina; eternas horas dedicadas a
elaborar ambrosía, removiendo y
agregando pizcas de amor a cada rato.
Aún hoy me enredo en añoranzas, tan cercanas, que me
resulta inverosímil el hecho de no contar con su presencia.
Mi alma se fue con ella, la encontraré allá donde
esté cuando volvamos a estar juntas.
Cande Molina Mostazo
SIN PERDER EL NORTE
Cande Molina Mostazo
SIN PERDER EL NORTE
Cuando me vi con el paraguas en mano, un pensamiento inverosímil se apoderó de mi mente. Miré a mi
alrededor, cogí a mi gata Ambrosía y mientras
acariciaba su suave pelo blanco, le dije “¡nos vamos, hoy mismo! ¿Qué
hacemos nosotros aquí, en este distrito de Iurreta? Donde un día llueve y otro
también, donde el cielo lo han pintado de gris y, cuando parece que asoma el
sol, las nubes lo tapan sin ningún disimulo. ¿Cómo dejé que me
hicieran menudo enredo? ¿Cómo yo, criatura de brisa de levante, de rayos de sol, de cielos azul
turquesa, de divertidos juegos de
madrugada, de lunas plateadas…, pude caer en la desdicha de irme para el
Norte?
”Ya me lo decía mi madre, los
pueblos del Sur tienen una idiosincrasia única e intransferible, su
luminosidad poética nos llena de sensaciones, haciéndonos palpar la felicidad.
Yo indiscutiblemente soy del Sur”.
EL SECRETO DE LA FELICIDAD
Todos los distritos de mi corazón, que son muchos,
se rigen por la idiosincrasia de mi alma, así no hay enredo a la hora de
clasificar las variantes de felicidad que me invaden.
La felicidad es eso, felicidad, venga de donde venga,
tan inverosímil y delicada como la propia ambrosía, tan inesperada y
sorprendente como un divertido guiño. Si aparece en tu vida, aférrate a ella
con uñas y dientes.
Gema Frías Luque
ETERNA JUVENTUD
Su belleza evocaba pureza, alegría y felicidad. Su
idiosincrasia la hacía particularmente admirada por todo su distrito, a veces
se producían divertidos enredos entre los jóvenes que la pretendían, aún sin
darse cuenta que ella andaba pensando en otros menesteres más propios de su
edad. Acababa de cumplir su segundo centenario y los depósitos de ambrosía se
habían acabado en todo el planeta. Le resultaba inverosímil que fuera a morir
cuando su rostro mostraba, tan solo, quince años.
Dori Calderón Ramos
ALMAS BOHEMIAS
La felicidad absoluta sería ser la ambrosía de tus
sentidos, ocupar eternamente el distrito de tus ojos o vivir un enredo
divertido contigo, pero tu idiosincrasia y la mía no permiten esa odisea.
Quizás, el éxtasis vivido se burle de nuestras almas
bohemias, que de forma inverosímil rehúsan la dicha de estar juntos.
Rafa Nuñez Rodríguez
LA EXTRAÑA FELICIDAD DE LLEVAR UN PARAGUAS.
Era de esas personas que con una gota de ambrosía ya
se sentía empachado.
Para él la felicidad era salir indemne del enredo
del tenedor con los espaguetis y no mancharse la camisa.
Nunca salió de su distrito, a no ser por causa
mayor. ¿Para qué complicarse la vida? Dentro de su idiosincrasia estaba su
divertido juego de las tardes de otoño, cuando las primeras lluvias sorprenden
a la gente en la calle. Paraguas y gabardina para envolver su discreta sonrisa,
mientras la gente corría huyendo.
Y pasó algo inverosímil, algo que no estaba escrito
en su rutina. Alguien, con las prisas de quien busca un deseo para apagar las
velas, se tropezó con él. Se miraron y sus ojos le envenenaron, sin juicio ni
razón.
Ella pidió perdón y siguió soñando con sus deseos.
Él se quedó parado, y comenzó a comprender tantas
cosas.
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