domingo, 23 de mayo de 2021

VIII. DEJA QUE TE CUENTE


Buenas, queridos lectores. Os mostramos un nuevo ejercicio en el que los miembros del Club de Lectura y Teatro de La Viñuela hemos elaborado microrrelatos, de unas 150 palabras aproximadamente, en los que debemos incluir unos términos clave propuestos entre todos. El tema de las historias es libre, aunque en ocasiones se ve muy condicionado por alguna de los términos obligados. Eso sí, originalidad y ocurrencia no va a faltar. En este caso serán 10 las palabras propuestas. Aclaramos que sustantivos y adjetivos pueden utilizarse en masculino o femenino, singular o plural; los verbos pueden utilizarse en cualquier tiempo o persona, o incluso en sus formas no personales; no se puede sustantivar un adjetivo, la palabra debe cumplir la función que originalmente se ha propuesto. Animaos en casa a practicar los ejercicios, podéis sorprenderos gratamente.

Sin más, aquí tenéis las palabras propuestas para este ejercicio: BACANAL, INDELEBLE, COHIBIR, ENROLLAR, AFONÍA, RUBOR, CARNAVAL, OJOS, DESLAVAZADO e IRIS.

Deseamos que disfrutéis de la lectura, saludos.


Lourdes Sánchez Jiménez
LA MENSAJERA
Un día de los que debía entregar un mensaje en el simposio del dios Dionisio, Iris escuchó cómo se le escapaba a su destinatario una gran revelación a consecuencia de tanto vino ingerido, al menos así lo demostraba el rubor de sus mejillas, su leve afonía y sus ojos.

Nadie le podría cohibir su libertad nunca más, estaba harta de entregar mensajes a deslavazados dioses que solo estaban de bacanal en bacanal. Se enrolló su himation al cuello y salió de allí memorizando cada palabra escuchada para que permaneciera indeleble en su mente.

Viajó durante días para llegar a la isla de Egeo donde, en uno de los pasadizos de su cueva, encontraría lo que buscaba. Allí, justo delante de sus ojos, estaba aquel sarcófago en el que, según la leyenda, estaba la capa mágica, la cual, al desplegarla al viento, provocaba un carnaval de colores llamado arco iris.


Dori Calderón Ramos
CON DECISIÓN
Llevaba un indeleble brillo en el iris de sus ojos dispuesta a no dejarse cohibir por nada, lo planeó en el instante de recibir su invitación para aquella fiesta de carnaval.

Sus constantes insinuaciones habían caído en saco roto, que Miguel era un deslavazado había quedado claro, así que hoy sacaría sus armas de mujer para enrollar sus lazos seductores sobre él.

Preparó a conciencia su disfraz de mujer fatal y fingió afonía para no delatar nerviosismo en su voz.

Con sus tacones de aguja, pisó unas heces de perro al salir a la calle, al agacharse, la cremallera de su ceñido vestido estalló dejando al aire parte de su trasero, mientras, un aspersor arruinó su peinado.

Sin amilanarse, llegó a la fiesta y un rubor subió a su cara ante aquella bacanal, el insulso Miguel, disfrazado de Tarzán, disfrutaba ante Jane, Chita y alguna chimpancé más que hacían sus delicias.


Mercedes Rodríguez Silvente
INOLVIDABLE CARNAVAL
Fue un viaje inolvidable, a pesar de que no supe el nombre ni volví a ver a aquel misterioso y fugaz amante.
Mis amigos y yo decidimos ir a Venecia, era carnaval y no queríamos perder la oportunidad, la fiesta parecía una bacanal. Hacía frío, un joven se acercó, se quitó la máscara y, cuando vi sus ojos y el color de su iris me sentí cohibida. Se colocó de nuevo la parte del disfraz y comenzamos a bailar. Me ruboricé, por suerte no se apreciaba al ir completamente tapada. El frío me provocó una afonía que me impidió hablar con él.
Le propuse apartarnos del bullicio, él aceptó, pasamos horas charlando, hasta que me besó y no pudimos evitar enrollarnos y que nuestros disfraces acabaran deslavazados y esparcidos por la hierba. Sus besos dejaron un rastro indeleble. Volví a mi ciudad, recordé durante mucho tiempo aquella hermosa y cálida vivencia.


Rafa Núñez Rodríguez
SAFARI
Nunca imaginé poder ver aquella escena, imágenes que luchaban contra la coherencia, pero el rubor se fue apoderando de mi rostro al ver aquella extraña bacanal.
Una jirafa besándose con un león tuerto, mientras dos hienas melladas acarician sus muslos. Tras un baobab, un lemur no cohibía sus ganas de tocarse en silencio. Y una serpiente vuelve a enrollar a su presa, pero con ganas de amor.
Un pequeño carnaval de pieles y bufidos que se quedaría indeleble en mi iris.
Entonces, un elefante con afonía abre la boca, solo el deseo sale de su garganta, se acerca con toda su humanidad a ese deslavazado grupo con ansias de cariño.
Vuelvo a abrir los ojos, miro la televisión y veo que sigue el documental de la dos, y pienso que no puedo comer tanto antes de la siesta.


Laura Pérez Alférez
BUENA LABIA
El indeleble dedo acusador del espejo señalaba el iris de mis ojos enrojecidos. Una ligera afonía me hacía recordar los excesos de la bacanal del carnaval deslavazado de la noche anterior.
Repetí, una vez más, la estereotipada frase:
"Buenos días, mi nombre es Pablo, le ofrezco una promoción que no podrá rechazar. En esta oferta…"
Desde el primer par de palabras ya sabía que me iban a colgar.
Pero... ¡ Oh, sorpresa!
Una voz amable contestó, saludando con un sonoro "buenos días".
La única persona que me respondía, en diez intentos fallidos, resultaba ser una abuelita, que se enrollaba tan bien, que me cohibía con su parloteo y me llenaban de rubor sus insinuaciones.
A punto estuve de comprarle cualquier cosa que me hubiese querido vender.
Esta vez fui yo el que tuvo que colgar el teléfono.


Benet da Silva
LA DESCONOCIDA
A pesar de que trataba de cohibir sus pensamientos, no dejaba de pensar en el último carnaval, además de la afonía causada por el exceso de euforia, el rubor coloreaba sus mejillas solo recordar la bacanal en la que se vio inmerso con aquel deslavazado grupo por el que se había dejado enrollar. Sin embargo, esto solo hubiera sido una anécdota más de no ser por la mirada de aquellos verdes ojos, en los que la pasión acercaba sus iris a esa especie de istmo que une la nariz a la frente y se había grabado a fuego, y de manera indeleble, en su memoria.
Ni siquiera conocía el nombre de la desconocida que había despertado en él, eso que llaman amor y que llegó sin avisar, pero con un inusual y estruendoso; tuc tuc en su corazón.


Cande Molina Mostazo
UNA PROPOSICIÓN INDECENTE
Las fiestas de verano en los pueblos son como los carnavales, cada día una temática: décadas, hawaiana, ibicenca... Son recuerdos indelebles.
Y ahí estaba yo, veintiséis años menos, tercer día de feria, una afonía de lujo, a las dos de la madrugada..., menuda bacanal se había formado. Entonces me crucé con él, el chico de la infinita sonrisa. Me saludó. Yo intentaba cohibir mi nerviosismo, ver el iris de sus ojos encendía un rubor en mis mejillas dejándome deslavazada. Él me invitó a bailar y yo, indecisa, acepté la propuesta. Bailamos un buen rato. Que calor me entró cuando pegó su cuerpo al mío y yo no hacía nada por separarlo. La luna llena de agosto nos hechizó y nos enrollamos besándonos en la puerta de mi casa.
Ahora me está preparando un café, sabe que me gusta sin azúcar y con un poco de leche.


Montse Martínez Serrano
RETIRO TÁNTRICO
–No te cohíbas – dijo mientras le empujaba para entrar en la yurta.
–Bienvenidos a la ceremonia del Dios Baco – clamó la organizadora del evento levantando con sensualidad una copa de vino.
Todos los asistentes a la bacanal imitaron el gesto menos él, que dejó la copa apoyada en su pubis. ¿Cómo iba a encontrar pareja allí? No sabía cómo se había dejado enrollar por su amigo. Por mucho que se frotase las mejillas el rubor seguía en ellas, indeleble, coloreando su desnudez.
Poco a poco los cuerpos se fueron mezclando, tocando, oliendo, degustando…a veces por parejas, otras en triadas y unas cuantas más en polígonos deslavazados de amor. Abrazos, caricias, gemidos, ojos en blanco, pupilas dilatadas e iris prometedores.
Al día siguiente fue a la habitación de su amigo, la cama estaba sin deshacer. Lo buscó por todas partes, pero había desaparecido, silenciosamente, como la afonía que viene y te deja sin voz.


Mª Carmen Jiménez Aragón
UNA FIESTA DE EMPRESA MOVIDITA
Me desperté en casa, con un fuerte dolor de cabeza y los ojos hinchados como sapos. A saber lo que habría tomado…
El recuerdo de aquella bacanal perduraría indeleble en mi memoria, o al menos el deslavazado carnaval que desfiló ante mí; disfraces insulsos y desgarbados que parecía que se habían enrollado a escamosos cuerpos con colas multiformes y cabezas reptilianas con iris blanquecinos. Algo surrealista.
Pero debo reconocer que lo pasé bien, aunque no recuerde algunos detalles nimios, como por ejemplo cómo había llegado a mi cama mi director ejecutivo que, con un repentino rubor en las mejillas y una gran afonía, intentaba decirme:
- Paco, ¿puedes darte la vuelta para que me vista?


Gema Frías Luque
NIÑA MIMADA
Era una niña preciosa y deseada, de ojos achinados e iris azulado, su piel solía sentir rubor con facilidad y, en ocasiones, su voz presentaba rasgos típicos de una afonía común.
Tras cumplir la mayoría de edad, Eva, desapareció del pueblo. Según decían, se escapó con un malabarista que se encargó de desordenar más su deslavazada vida. Las malas lenguas contaban que podría estar en algún país latino, enrollando bacanales y orgías, convirtiendo su existencia en un carnaval, metida en alguna secta o estafando a ancianos indefensos. Aún perdura en mí su recuerdo indeleble.
La cruda realidad era que las mafias cohibían su libertad, estaba siendo torturada por un narcotraficante internacional y que, gracias a la Interpol, pudo ser rescatada y devuelta a su familia materna.


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