domingo, 14 de noviembre de 2021

V. ME LO DICES O ME LO CUENTAS



      Ya conocéis uno de nuestros ejercicios más populares, os presentamos este nuevo apartado en el que, utilizando algunas palabras elegidas al azar por varios miembros del Club de Lectura y Teatro, elaboramos microrrelatos, reflexiones, microcuentos, incluso poemas, donde encontraréis originalidad, diversidad y muchas ganas de transmitir.

     El máximo de palabras estará condicionado al número de términos clave a incluir en el texto, pero oscilará entre las 150 y las 180.

      Las reglas siguen siendo las mismas: los verbos pueden utilizarse en cualquier tiempo y persona, incluso en sus formas no personales; los sustantivos y adjetivos pueden usarse tanto en masculino como en femenino, y en singular o plural, según convenga; lo que no se debe hacer es utilizar una palabra cambiándole la función de debería desempeñar en el texto (el adjetivo "amable" no se puede sustituir por "la amabilidad", porque entonces lo convertimos en sustantivo).

     En esta ocasión son once las palabras propuestas para incluir en las historias: VERSO, ESPERMA, AGENCIAR, PAPAHUEVOS, EMPONZOÑAR, ADIESTRADO, FRUSLERÍA, EXHIBICIÓN, TEATRO y DESTILADO.

     Esperamos que disfrutéis de la lectura.

Cande Molina Mostazo
NI UNA NOCHE MÁS
     Aquí estoy, maquillando mi cara y llenando el escenario de fruslerías para otra nueva exhibición. No hay noche que no me pregunte lo mismo, ¿cómo he podido acabar aquí? ¿Para esto me han servido las clases de teatro y danza? Menudo porvenir me he agenciado. Me juré que sería solo por unos meses y ya llevo dos años.
     Me miro al espejo y me digo: ¿en qué momento emponzoñaste tu vida?, ¡cómo puedes soportar a esos papahuevos babear cada noche, como espermas adiestrados a la caza de sexo fácil y barato!
Salgo a la terraza, necesito un poco de aire, miro al cielo, es un verso hecho imagen.
Vuelvo a mirarme en el espejo, ahora veo mi rostro destilado, me pongo mi chaqueta, cojo mi bolso.
     -¡Ana, cinco minutos y sale tu baile! ¡Ana!, ¿pero qué haces? ¿Dónde vas ? -Yo solo sonrió.

Montse Martínez Serrano
TRUHAN 2.0
     Aún con esperma sobre mi vientre, me agencié su móvil. No soporta el olor a sexo recién hecho, ni que andemos con abrazos y fruslerías postcoito, así que lo cogí cuando se fue al baño. Entré en instagram y abrí la conversación más reciente. El primer mensaje era un verso de amor de él a ella. El mismo que me escribió a mí en una servilleta cuando nos conocimos. Hijo de puta, pensé mientras me limpiaba con rabia la barriga con la sábana. Seguí leyendo y vi cómo las mismas palabras bonitas y adiestradas emponzoñaban a una nueva víctima. El segundo chat incluía, además, una exhibición de selfies eróticos. Mientras me vestía descubrí que, con la tercera mujer, folló en los baños de un teatro. Los últimos mensajes de la cuarta estaban sin responder. Tiré el teléfono por la ventana y saqué la servilleta de mi monedero, en el reverso escribí “Papahuevos, la próxima vez bloquea el teléfono”.

Mª Carmen Jiménez Aragón
ENSAYOS
     Sobre el dintel de la puerta se leía el verso ‘Todo Es Teatro’, y al cruzar el umbral me encontré con la escenificación de un comedor: sopa fría en el plato, velas de esperma de ballena encendidas, cubiertos correctamente adiestrados,… Una exhibición magistral de decoración isabelina que transmitía un destilado olor a rancio.
     El papahuevos del conserje me había informado, por teléfono, que la actriz principal había sufrido un infarto durante el ensayo y, acatando mi orden, no tocaron el cuerpo, que aún permanecía sentado presidiendo la mesa. No pasé por alto la fruslería de que la cuchara estaba ya manchada de carmín, debía agenciar cuanto antes todos los indicios y comprobar si habían emponzoñado la comida. Pero al acercarme descubrí una fina hebra saliendo de la boca de la difunta y, justo al tirar de ella se escuchó un estridente grito:
      –¡Cooorten!

Lourdes Sánchez Jiménez
LA ACTUACIÓN
Una noche más, allí estaba frente al espejo, bebiendo otro destilado trago de aquella pesadilla que la vida había preparado, especialmente, para ella, desde que llegó de su país para trabajar como actriz de teatro.
Se retocó los labios rojo carmín y, tras colgarse aquella fruslería de pendientes se armó de valor y salió a protagonizar su mejor exhibición en aquel prometido escenario. Tras agenciar la barra de striper con sus piernas, comenzó a contonearse como verso en un poema, tenía que hacerlo como si estuviese adiestrada para ello, ya que el asqueroso papahuevos proxeneta de su jefe la vigilaba, copa de whisky sin emponzoñar en mano, detrás de esa siniestra sonrisa de dientes dorados y saliva reseca color esperma en las comisuras.


Dori Calderón Ramos
ENGAÑADA
     Un sábado más volvió a poner una excusa para estar fuera de casa.
     Desde que descubrí que mi marido me engaña y cada sábado agencia interminables mentiras para excusar su ausencia, mi corazón se siente emponzoñar y odio sus palabras soltadas como verso autómata y fruslería barata, como si no le importásemos, puedo aceptar que haga esto conmigo, pero no con los niños.
     Esta tarde habíamos prometido llevarles al teatro, a ver el payaso con su perro adiestrado que vimos alguna tarde en el parque, aún no sé cómo ese papahuevos consiguió actuar allí, pues poca gente le echaba alguna moneda.
     Pero aquí estamos, ante la exhibición de este destilado personaje con el que mis hijos disfrutan inexplicablemente.
     Sentados en primera fila mis hijos aplauden entusiasmados y el payaso se acerca hasta ellos con una vela repartiendo esperma por el suelo, les guiña un ojo y mis hijos gritan: ¡¡¡PAPÁ!!!

Mercedes Rodríguez Silvente
DESEO MATERNAL
     Mi mayor deseo era ser madre, pero aquel papahuevos no era la persona adecuada, rompí con él. Por lo cual decidí ir a un banco de esperma, ya rozaba los cuarenta. Tenía una perrita bien adiestrada y pensé «con ella y un hijo me sentiría acompañada». 
     Aquella tarde me propuse ir al teatro, hubo una parte de la función donde los actores recitaron versos que me emocionaron, aquella exhibición me relajó. Cuando llegué a casa con una fruslería para Dori me extrañó que no viniera a recibirme, observé que estaba bajo la dama de noche, no respiraba, llamé al veterinario y me dijo que habían emponzoñado su agua. Pronto me agencié otro cachorro, deseaba que mi hijo se criara con un animalito.
     Llené la plancha con agua destilada y planché las sabanitas de mi bebé. Pasaron los siete meses restantes de mi embarazo y nació mi hijo, me sentí la mujer más feliz del mundo. Le puse de nombre Raúl. Dori y él se criarán juntos.

Jose A. Ortega Cuadra
EL DESTILADO DE LA MUERTE
     Por fin pudo preparar el destilado que llevaba días intentando agenciar. Un líquido que debía utilizar para emponzoñar el vino que compró, como regalo, para envenenar a aquella persona que hizo de su vida una tragedia, igual que aquellas que solía presenciar, siempre que podía, en el teatro.
     Su verso favorito en la vida siempre había sido el mismo, no hagas lo que no quieras que te hagan. Pero este papahuevos, que ni adiestrado podría haberlo sido más, pudo conseguir que su vida fuera todo un calvario y no podía aguantar más.
     Y fue una noche, a la luz de las velas, viendo caer el esperma de estas, cuando, harto de sus fruslerías, de su continua exhibición de riquezas y poder, decidió dedicar su presente a encontrar la mejor forma de acabar con la vida de semejante individuo y librar así al mundo de la irritable existencia de un ser tan aborrecible


Rafa Núñez Rodríguez
NO ME GUSTAN LOS LUNES
Su vida era como un verso de aquellos que escupían los poetas malditos, rancio esperma haciendo emponzoñar hasta a sus hastiadas sábanas, una vida destilada por las gotas que quemaban sus venas.
     Cada día necesitaba agenciarse un gramo, o más, entonces se veía fuerte y no se sentía como el papahuevos adiestrado, ese del que se reían en los pasillos del instituto.
Pero hoy sería diferente. Aunque sabía que él solo era una fruslería en el teatro de la vida, hoy lo recordarían.
    Miró el reloj, estaba a punto de mostrar una exhibición de puntería.
Sonó el timbre de cambio de clases y mientras se abrían las puertas de las aulas, él amartilló su arma.

Mª Jesús Campos Escalona
LECCIÓN DE VIDA
     Una buena mañana de verano me agencié un décimo de lotería sin saber que,  en esos momentos,  cambiaría mi vida. Aparecieron muchos papahuevos vestidos de chaqueta y corbata haciendo exhibición de teatro barato para llevarse mi dinero, pero ninguno lo consiguió.
     Mis sobrinos recordaron que existía y, con verso más que aprendido, intentaron manipular mi conciencia, pero mi adiestrado corazón los echó a patadas.
      Hasta que un día apareció ella. Isabela. Mi avaricia, el no poder confiar,...  No dormía tranquilo y, una mañana, dejó todas sus fruslerías sobre la mesa y se marchó. Jamás supe anteponer el amor al dinero.
     Ahora que soy viejo y la soledad emponzoña mis huesos por entero, me siento como un destilado olvidado en el fondo de la bodega y contemplo con tristeza el esperma que cae lentamente de una manida vela. Observo y pienso que quizás el premio nunca estuvo en el décimo.

Laura Pérez Alférez
PAPAHUEVOS
     Había encontrado una pequeña cala solitaria, un rinconcito tranquilo que podrían compartir.
      Eligió un menú fresquito y ligero, se agenció un par de copas y la botellita de anís destilado que le gustaba. Resultado, una cesta de lujo, no era una exhibición de caprichos gourmet, pero estaba hecho con amor.
     Se sintió decepcionada y furiosa al leer su mensaje: "Llegaré tarde, me ha surgido un imprevisto".
Improvisó un audio: "No te preocupes. No pasa nada, lo dejamos para otro día". Su voz adiestrada sonó convincente, sin duda sus ensayos de teatro le habían fomentado nuevas capacidades.
     Pensó guardarlo todo y prepararse cualquier fruslería, pero no estaba dispuesta a que aquel papahuevos emponzoñase su merienda y decidió darse el merecido premio que con tanto mimo había preparado.
Saboreó un atardecer mágico, donde las olas le regalaron versos de espermas de espuma en un paisaje que la enmudecía de asombro.
Disfrutó de una comida estupenda y de la mejor compañía. La suya.

Benet da Silva
EL DONANTE
     Su pareja aceptó la proposición. No sabía la razón, pero intuía que en aquel viaje conseguiría el propósito común.
     Programó el viaje a Fuerteventura, pensaba asistir al festival de teatro; ver sus famosos desfiles de gigantes, comprar algunas fruslerías. Aunque su objetivo principal; lo dejaría en manos del azar. La primera tarde, mientras contemplaba un divertido pasacalle, en una de las paradas, justo delante de ella, se detuvo uno de los cabezudos, sus miradas se cruzaron. Por la noche, entretanto disfrutaba de una copa de ron, destilado de forma artesanal, se le acercó un joven. Reconoció al instante aquella penetrante mirada, sonrió invitándole a sentarse. Los días posteriores, fueron una exhibición de las dotes seductoras del isleño, incluso le recitó algún verso, demostrando ser un adiestrado galán. Ella se dejaba llevar, quería cerciorarse de que era el donante de esperma adecuado.
     Dos meses más tarde al comprobar que iban a ser madres y que nada podría emponzoñar su relación, las dos se abrazaron llorando de alegría. El azar y aquel papahuevos cumplieron su cometido.


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