sábado, 12 de febrero de 2022

VIII. ME LO DICES O ME LO CUENTAS

 

Hola lectores y lectoras del mundo, os traemos un nuevo ejercicio de palabras en el que, utilizando algunos términos elegidos al azar por varios miembros del Club de Lectura y Teatro, elaboramos microrrelatos, reflexiones, microcuentos, incluso poemas, donde encontraréis originalidad, diversidad y muchas ganas de transmitir.

     El máximo de palabras estará condicionado al número de términos clave a incluir en el texto, pero oscilará entre las 150 y las 200.

      Las reglas siguen siendo las mismas: los verbos pueden utilizarse en cualquier tiempo y persona, incluso en sus formas no personales; los sustantivos y adjetivos pueden usarse tanto en masculino como en femenino, y en singular o plural, según convenga; lo que no se debe hacer es utilizar una palabra cambiándole la función de debería desempeñar en el texto (el adjetivo "amable" no se puede sustituir por "amabilidad", porque entonces lo convertimos en sustantivo).

     En esta ocasión son diez las palabras propuestas para incluir en las historias: REHUSAR, ENCERRONA, PLEGARIA, TILDE, ESCUDRIÑAR, ALMACENAR, CIMBREAR, MADRINA, CAPA e ÍNDOLE.
      Animaos a practicar estos ejercicios en casa y si queréis hacer comentarios o mandarnos vuestra creación, no dudéis en poneros en contacto con nosotros. Esperamos que disfrutéis de la lectura.

Lourdes Sánchez Jiménez
ESPERANZA
     Toda su vida, o más bien la mayor parte de ella, la pasó escudriñando células, cadenas de ADN..., almacenando muestras y información de sus avances en un laboratorio, a veces faltaba presupuesto, pero ella lo subsanaba no apuntándose las horas extras, rehusando a esa parte de su salario.
     Estaba nerviosa, notaba el cimbrear constante de su corazón, nunca imaginó verse sumergida en una encerrona de esa índole.
     Por fin, llegó el día en el que ella sería la tilde en aquella palabra por la que tanto había luchado, la madrina de su propia hija, y por la cual se encontraba en aquel plató de televisión, pudiendo asistir todos/as al bautizo mundial de su hija, nacida del esfuerzo y las plegarias de tantas y tantas personas.
     Aquella presentación se la dedicaba a su padre, al cual no pudo salvar y que siempre la acompañaba en los momentos débiles, cubriéndola con una capa de amor y esperanza.
     Esperanza que se convirtió en luz cuando el presentador comenzó la entrevista diciendo:
     -Hoy tenemos la satisfacción de presentarles a la científica que ha creado la vacuna contra el cáncer, la cual a bautizado con el nombre de Curación.


Dori Calderón Ramos
DICHOSA ORTOGRAFÍA
     No se explicaba cómo no pudo rehusar la propuesta de su madrina y se vio envuelta en aquella encerrona.
     Sentada en aquel banco cubierta con la capa dorada que le pusieron al entrar, su cuerpo almacenaba escalofríos de índole siniestros cada vez que aquel hombre subido en el púlpito hacia cimbrear con fuerza el cuaderno que tenía en su mano, y se sentía escudriñar por dentro cada vez que este personaje la miraba.
     Debió suponer que la invitación sería para un acto religioso, pues desde su bautizo su madrina siempre intentó inculcarle sus creencias, y aunque nunca tuvo éxito, tampoco nunca cedió en su empeño.
     Aquella mañana interpretó mal su mensaje cuando la invitó para quedar a las siete a la plegaria, y ella entendió que quedarían a las siete cuando plegaría, la tilde le había jugado una mala pasada, debió recordar una vez más que ya no vivía en Barcelona.


Rafa Núñez Rodríguez
PAZ Y AMOR
     Mi madrina siempre supo de mi índole de persona inocentona, que no rehusaría, ni cambiaría una tilde de su plan para salir de la pobreza.
    Un día como otro cualquiera, mis padres se quedaron en la carpintería y mientras almacenaban el hambre en sus estómagos, y yo partí para seguir los planes familiares.
     Ahora que ya han pasado varios años, me siento aburrido de tantas charlas, hastiado de ver a mi madrina escribiendo todo lo que hago, de sus plegarias al cielo, de tanto teatro.
    Ahora, ante mí, hay varios hombretones con finas capas bordadas, seguro que admiran mi hermosa melena mecida por el viento. Entonces suspiro y escudriño todo lo pasado, que yo quería ser el primer hippie, y sin embargo noto mi cuerpo cimbrear sobre el madero, mientras, mis manos comienzan a notar los oxidados clavos.
     Ahora me doy cuenta de la encerrona en la que me han metido, ¿ y que querrá decir eso de INRI?.


Laura Pérez Alférez
REALIDAD O FICCIÓN
     Rehusó comenzar la lectura por la primera página, abrió el libro al azar y escudriñó las ilustraciones. Estaba claro que no era un libro de índole científica.
     Leyó saboreando cada frase, degustó hasta la última palabra, y le hizo una encerrona a su mente que lo trasladó muy lejos de aquel parque.
   Sin saber cómo, de pronto se encontró en un frondoso bosque donde la protagonista, envuelta en una capa color verde, salía furtivamente de entre la maleza cimbreando un vaivén de cadera a cada paso.
     El la siguió, unos pasos atrás, entonando bajito una plegaria, para que esa visión se hiciese eterna. Podía compartir su alegría, oía su risa e incluso podía oler el perfume a lavanda que desprendía su cabello rojizo.
    Atravesaron corriendo varios senderos cubiertos de rocío, hasta que un tintineo de campanillas a su espalda le hizo detenerse de golpe.
    Una diminuta y regordeta hada madrina le atizó en el trasero, varias veces, con su varita mágica.
    – ¿Qué haces tú aquí? -dijo ella- ¿no sabes que ésta no es tu historia? Yo te voy a poner a ti las tildes sobre las íes.
      – Lo sé, pero pensé que quizá podría…
     La mujer de pelo rojo se volvió y le sonrió.
   Entonces comenzó a llover, primero en la historia del libro y después en el banco del parque.
   Tal vez mañana tenga suerte y la vuelva a encontrar, entre las páginas de alguno de los libros que almacenaba, y que tanto le gustaban a ella.


Benet da Silva
UNA MADRINA MUY EXIGENTE
     Revisar hasta la última tilde de los documentos de toda índole, almacenarlos en el nuevo superordenador y protegerlos con una capa de protección digital, le llevaría semanas. «¿Por qué me tendrá tanta manía?». Pensó la joven.
    Días después recibió el aviso de que al día siguiente debía presentarse a primera hora en el despacho del director general de la compañía. Conforme se acercaba el momento de presentarse notaba cimbrear más su cuerpo debido a la tensión, incluso lanzó una plegaria para que aquello no fuera una encerrona.
     Cuando entró en el despacho, escudriñó la mirada de la otra persona. Quien la invitó a sentarse, le acerco un documento y dijo:
      —Por favor, lea este documento y si está de acuerdo, fírmelo.
     No podía creerlo, sustituiría a la “bruja” que también había sido ascendida. Ni lo meditó, estampó su firma y se lo devolvió. Él, la miro satisfecho y manifestó:
     —Espero que esté a la altura de las expectativas creadas, ha tenido usted la mejor madrina que se puede tener en una empresa, fue su ex jefa quien la recomendó.


Montse Martínez Serrano
MÁS ALLÁ
     El ladrillo cayó sobre su cabeza como una tilde desavenida. Quedó tendido en el suelo hasta que una rata escudriñó su brecha y lo despertó. Sin duda alguna, le habían tendido una encerrona. Había llegado solo, al lugar acordado, rehusando que lo acompañasen en la entrega. Cimbreando el brazo tanteó el suelo buscando la mercancía, pero no la encontró. Intentó incorporarse y un chorreo de sangre le resbaló por la cara. De repente se mareó y sintió frío. Se acurrucó como un bebé y perdió la consciencia.
     Su madrina almacenaba troncos en el leñero mientras él jugaba al escondite ocultándose debajo de la capa del abuelo. Le encantaba ese lugar oscuro que olía a leña y casa. Se volvió a despertar moribundo. Si Dios diera ruego a sus plegarias, aquel día, volvería a estar con los suyos. Si no, mataría al traidor de su socio.


M.ª Carmen Jiménez Aragón
CUIDADO CON TUS DESEOS
     Pero quién era aquella tía rara que le hablaba como a una niña pequeña. Ella solo deseaba perderla de vista y averiguar cómo iba a escaparse esa noche y reunirse en el botellón con sus colegas, y esta loca se le vino encima, a la salida de la pizzería, cimbreando una vara y escudriñando su aspecto minuciosamente.
     -Soy tu hada madrina, tu plegaria se ha cumplido, tesoro. Veo que tenemos mucho trabajo por hacer, nunca he tratado con jovencitas de tu índole. -Y empezó a enumerar- un bonito vestido, una capa, una carroza,...
    -Señora, pongamos las tildes sobre las íes. Deje de acosarme o llamo a la policía.
     -Pero no puedes rehusar mi ayuda, ya almaceno una larga lista de quejas, -lloriqueó-. Lo haremos a tu manera: distraeré a tus padres, te conseguiré un atuendo motero y una Kawasaki Ninja de 750cc. -A la chica se le iluminó la cara-. ¡Pero a las doce de vuelta, eh!
     -Sabía que había encerrona -resopló mientras apagaba el motor de su ilusión.

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