martes, 8 de marzo de 2022

DÍA LA MUJER. 8M.

El Día Internacional de la Mujer, anteriormente denominado Día Internacional de la Mujer Trabajadora, conmemora, cada 8 de marzo, la lucha de las mujeres por su participación en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona, en pie de igualdad con el hombre. Dicha celebración se lleva haciendo desde 1911.

Se han conseguido muchos cambios y hoy vivimos en una sociedad mucho más concienciada, pero aún nos queda camino por recorrer hasta conseguir igualdad de salarios, igualdad de oportunidades, igualdad de derechos y deberes... Ningún país ha logrado aún la plena igualdad de género. No podemos tratar a la mujer con tantas diferencias solo por el hecho de haber nacido mujer. Quien inventara el término "sexo débil" no tenía ni idea de lo que estaba hablando. En la definición "especie humana, con inteligencia y raciocinio, que habita el planeta Tierra", la mujer es una parte que compone esa especie, igual que el hombre, entonces ¿de dónde han salido tantas trabas para que la mujer pueda estar a la misma altura de la otra variante del espécimen al que alude la definición?
La mujer es un eslabón importantísimo en muchos aspectos de la vida y esencial para la perpetuidad de nuestra existencia, deberíamos tratarla con más respeto y equidad.
Nuestro pueblo homenajea este año a una mujer entrañable, trabajadora y con una larga vida llena de logros. Es Ana Toret Lozano, más conocida como "Anita Penas". Nuestra más sincera felicitación y reconocimiento, a ella y a su trayectoria como mujer. 



Sin más, esperamos que disfrutéis de los pequeños textos que hemos escrito para homenajear esta lucha. Poemas, dedicatorias, reflexiones,... Todo sirve para alentar y dar visibilidad a la mujer. Gracias a todos los lectores y lectoras, a todas las personas que apoyan la igualdad de género.

Rafa Núñez Rodríguez
ELLA
Ella se mece al ritmo del tic tac de su corazón, 
imagina el sonido de la arena del reloj al caer.
Manos delgadas,
piel cobriza,
moteada por pequeñas manchas oscuras, 
diminutas islas de recuerdos que salpican su cuerpo.

Su mirada, azul, 
es la de una niña de doce años,
que queda callada 
ante los primeros bramidos del mar en sus oídos.

Tiene el pelo blanco, 
castigado por el sol de los días,
pero cuando el viento juega con él,
un mundo de rizos negros 
bailan al compás de una mirada verde,
reflejos de campos eternos de trigo.

Sus ojos, marrones, 
miran las palmas de sus manos,
las ampollas le hacen compañía,
marcan jornadas perennes de trabajo,
y cierra los puños.

Ella alza el brazo y grita,
su voz es un canto a la igualdad,
como tantas otras voces que la acompañan,
inconformista,
luchadora.

Su cuerpo regala vida, 
se tatúa con algunas estrías,
porque ella siempre se mece al son de su corazón.
Sus ojos verdes miran 
lo que hay detrás de lo que se ve,
y sienten dolor,
y se cansa de un camino sin fin.

Ella tiene las manos pequeñas, 
blancas y regordetas,
llora sin saber que después le tocará volver a llorar,
sin saber que tendrá que volver a apretar los puños al cielo.

Ella tiene el camino de la vida 
pintado en la frente,
en tu frente,
en la de todas.
Y se mece,
y tú también te meces,
al son de tu corazón.


Laura Pérez Alférez
EMPODERAMIENTO Y EMPATÍA
   Aprendió a caminar sorteando huracanes, líneas de experiencia tatuaron su rostro, cada vivencia la forjó a fuego.
Entendió que en el camino hay piedras que lastiman, y mantuvo el equilibrio.
   No reniega de sus heridas y le gusta llamar a la cosas por su nombre, no se está volviendo más sabia, se tornó asertiva, selectiva de lugares, personas y costumbres.
   A veces, confunde las cosas y se perdona por ello, igual que no se inmuta de sus olvidos, pensando que si lo ha olvidado, quizá no sería demasiado interesante.
  Hoy, lleva en su mirada pintados los más bellos amaneceres, camina en medio de la noche con el alma vestida de sol.


Benet da Silva
¿SEXO DÉBIL…?
   Si quisiera nombrar mujeres ilustres a manera de homenaje, la lista sería interminable. Pero no es mi intención agasajar a estas. Sus logros, en todo ámbito, y que han servido para que otras mujeres hoy sean más libres, es el mayor reconocimiento. Mi propósito es rendirles un modesto honrar a todas aquellas que en el anonimato, han aportado su granito de arena para hacer la vida un poco más fácil.
   La mujer ha sido, y es: hija, hermana, madre y compañera, pero sobre todo ser humano e individual, y esto es algo que durante siglos se le olvidó a la otra parte de la humanidad, creando una sociedad patriarcal y paternalista, la cual, en el sumun de la soberbia, consideraba a las féminas “el sexo débil”. No obstante, desde tiempos inmemoriales, ellas, con paciencia y ciencia, e incluso a veces con resignación, han sido imprescindibles para que esta evolucionara.


Cande Molina Mostazo
POR ELLAS
Hoy quiero hablar de ellas.
De las que se quedan con el filete más feo y más retorcido. De las que desayunan la tostada chamuscada.
De las que se quedan sin postre para ver cómo lo disfrutan los demás.
De las que saben quitar de aquí y poner allí para llegar a final de mes.
De las que se limpian las lágrimas y nadie ha visto que han llorado.
De las que ayudan a sus compañeros de viajes con una sonrisa y les hacen que confíen en sí mismos.
De las que llevan el timón y van navegando y llenando la casa de rayitos de sol.
De las que se quedan la noche velando y cuidando de los enfermos.
De las que no pueden conciliar el sueño mientras los hijos están de fiesta y, cuando por fin escuchan la puerta, que ya están en casa, es cuando pueden dormir como si se hubieran tomado el mejor somnífero.
De las que encienden una vela para ayudar y pedir por que pasen cosas buenas.
De las que te dicen "llámame cuando llegues, sea la hora que sea".
De las que te aconsejan y siempre tienen razón.
De las que te dicen "recuerda que aquí estoy, para cualquier cosa".
Sí, hoy quiero hablar de ellas, de las que no podían estudiar porque tenían que aprender a ser amas de casa, de las que tenían que cuidar de los hermanos pequeños.
De las que les cortaban las alas y los sueños.
De las que siempre son las últimas y todo lo demás es lo primero.
Hoy os voy a hablar de ellas, de las mejores, de las que, gracias a ellas, nuestro mundo ha sido mejor, de las que un día dijeron "mis hijos no, mis hijos los voy a criar con los mismos valores de igualdad y las mismas oportunidades".
De las que le regalaron una muñeca a su hijo para ser el mejor padre del mundo.
De las que le regalaron una máquina excavadora a su hija porque quería ser la mejor maquinista.
De esas que gritaron y dijeron "somos iguales y vamos a criar
a nuestros hijos en una sociedad igualitaria con las mismas oportunidades, porque los logros, la inteligencia, la profesionalidad, la amistad y el respeto no entienden de géneros".

Montse Martínez Serrano
PECADO ORIGINAL
   Llevaba todo el domingo con dolor de barriga. Fue al baño y al bajarse las bragas las vio manchadas de sangre. Sus menstruaciones eran irregulares así que casi nunca le pillaba con un tampón en el bolso. No le gustaba usar compresas, por mucho que los anuncios hablaran de nubes y flores, su regla olía mal. Tampoco le daban alas, ni podía pegar saltos enormes como las chicas de la publicidad y, menos aún, embutirse en un vaquero estrecho. Su barriga era un balón y el periodo le hacía sentirse gorda y llorona. Quizá por eso su madre le preguntaba si estaba mala en aquellos horrendos días. Tal vez todos aquellos síntomas venían de un problema hormonal, pero le daba vergüenza hablar de todo eso con su médico de familia. Hizo un apaño doblando un trozo de papel higiénico a modo de compresa y se marchó a casa.
   Cuando llegó, la sangre había traspasado el pantalón. Se sentía mojada y sucia. Se desnudó y se metió en la ducha. El agua recorría su cuerpo, le bajaba por el cuello, le cubría el vientre hinchado y goteaba por su pubis. Y desde ahí, se mezcló con el libre fluir de la sangre y un reguero, rojo y vivo, descendió. Y al séptimo día, por fin, descansó.


Mª Carmen Jiménez Aragón
GRACIAS, MUJER
   Tengo la suerte de haber nacido mujer. Me siento orgullosa de lo que tengo, de lo que soy y de mis logros. Pero, sobre todo, me siento orgullosa de las mujeres que me rodean: una, correcaminos incansable que con una mano escribe, con la otra sostiene al mundo y con la mirada lo va capturando todo mientras su boca va revelando el evento; aquella otra, superheroína, que va salvando vidas sin saberlo, y las aleja de la apatía y la desidia, y para salvarse ella ahora debe ingerir el peor veneno; o la que se pasa el día dando ánimos a los demás, alentándonos y apoyándonos fielmente, y las noches las pasa luchando con demonios implacables y despiadados, solo para ver amanecer y celebrar que tiene otro día para repartir alegría a los demás; la que pone la tirita en mi herida; la que pone la tirita en mi alma; la que me deja mensajes en el buzón; la que camina a mi lado... A todas ellas, y a muchas más, gracias por estar. A cada una de ellas, gracias por ser mujer.

Lourdes Sánchez Jiménez
LLEGO EL DÍA
   Allí estaba yo, tumbada en la camilla de aquel ansiado quirófano cuando el anestesista se me acerco posando su mano en mi hombro, diciéndome que ya estaba todo listo, que en breve llegaría el cirujano.
   Cerré los ojos y, como si de una película se tratara, llegaron a mi mente imágenes de momentos de mi vida; me vi en la guardería, jugando a las cocinitas con mi tutú y mi corona cogidos del baúl de disfraces, del cual, la Seño Loli, nos dejaba coger lo que quisiéramos para, según ella, estimular nuestra imaginación; visualicé aquellos días en el recreo del colegio, cuando ese despreciable niño me tiraba de las trenzas riéndose y cantándome aquella odiosa canción; vi mi primer beso en aquel parque, con aquel chico que tanto me gustaba; y uno de los mejores días de mi vida, cuando mamá, papá y mi hermano, entre sollozos, me besaban diciéndome lo orgullosos/a estaban de la mujer que soy y de todo lo que había logrado antes de recoger mi título como graduada en medicina. 
   Pronto sería yo la que estaría operando en aquel quirófano en el cual, hoy, se producía mi deseada vaginoplastia.


Dori Calderón Ramos
DESEOS INCONFESABLES
   Soñaba con un mañana diferente, sin atreverse a decir en voz alta sus pensamientos.
   Sus manos acariciaban el vientre lleno de vida y se emocionaba. ¡Deseaba tanto que fuese una niña!
   Toda la familia anhelaba un varón, un heredero para la empresa, una mujer no podía ostentar aquel cargo y odiaba aquella situación, pues fueron mujeres quienes inculcaron grandes valores en su vida. Su abuela le enseñó a respetar, su madre le educó mimándole hasta el infinito y castigando sus malos actos, y con su hermana jugó y compartió conociendo la fraternidad.
   Su padre siempre anduvo ocupado, un gran hombre de negocios que buscaba consejo en su esposa cuando los problemas apremiaban, y así, Fernando deseaba que su bebé fuese una niña, una mujer que dirigiría su empresa con eficacia y ese toque de empatía que las mujeres de su familia tenían.
Sí, seguro que tendría una hija y sería una gran mujer.

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