viernes, 11 de noviembre de 2022

IVX. ME LO DICES O ME LO CUENTAS

     Buenas, lectores y lectoras del mundo, aquí tenéis un nuevo ejercicio de palabras en el que, utilizando algunos términos elegidos al azar por varios miembros del Club de Lectura y Teatro, elaboramos microrrelatos, reflexiones, microcuentos, incluso poemas, donde encontraréis originalidad, diversidad y muchas ganas de transmitir.

    El máximo de palabras utilizadas será de 160 incluyendo los términos clave, y sin contar las del título.

    Las reglas siguen siendo las mismas: los verbos pueden utilizarse en cualquier tiempo y persona, incluso en sus formas no personales; los sustantivos y adjetivos pueden usarse tanto en masculino como en femenino, y en singular o plural, según convenga; lo que no se debe hacer es utilizar una palabra cambiándole la función de debería desempeñar en el texto (el adjetivo "amable" no se puede sustituir por "amabilidad", porque entonces lo convertimos en sustantivo).

    En esta ocasión son diez las palabras propuestas para incluir en las historias: ALBEDRÍO, HUMO, OSTENTAR, DARDO, PILAR, HINCAR, ACUEDUCTO, VERDAD, ESCUDRIÑAR y AFORTUNADA.
Animaos a practicar estos ejercicios en casa y si queréis hacer comentarios o mandarnos vuestra creación, no dudéis en poneros en contacto con nosotros. Esperamos que disfrutéis de la lectura.

Mª Carmen Jiménez Aragón
MI ÚLTIMO VIAJE DEL IMSERSO
    Buscaba, desesperada, escudriñando alrededor de los pilares del acueducto. Pero, ¿dónde había caído?
    El resto de compañeros se había adelantado bastante siguiendo el rastro de humo que desprendían los puestos de comida callejera, así que me sentía afortunada por no tener que dar explicaciones de lo sucedido. En verdad, ahí cada uno iba a su libre albedrío, estando a las ocho en el hotel para la cena, no había problema; bueno, ahora para mí, sí.
    De pronto, un dardo pareció atravesar mi corazón cuando, unos metros más allá, vi a un chiquillo saltando y gritando, mientras ostentaba mi dentadura en la mano.
    —¡Mamá, mira, para mi disfraz de vampiro! —Y metiéndosela en la boca, la amenazó—, te voy a hincar los colmillos en la 'guyular'...


Gema Frías Luque
BENDITA AGUA
    Hubo una gran conmoción cuando acabaron las obras del acueducto, a pesar de que llevaba más de trescientos años sin usar. Algo no marchaba bien. El arquitecto, a su libre albedrío, salió al balcón del Ayuntamiento ostentando los planos en su mano, intentando decir la verdad; uno de los pilares estaba en mal estado y, después de escudriñar toda la estructura, tuvieron que perforar y acoplar unos hierros forjados, en forma de dardo, para resaltar su belleza.
    Lo que nadie explicó fueron los ciento treinta y siete huesos humanos que aparecían en el informe. Pero me sentí afortunada de que me hubieran encontrado para poder descansar en paz.


Dori Calderón Ramos
LA GRAN FAMILIA
    Mi familia es como un gran acueducto en el que cada pilar sostiene los valores que desde pequeños nos hincan como dardos.
    Aquí, nadie va a su libre albedrío, hasta el humo de la chimenea de la gran casa es el correcto. El abuelo escudriñaba hasta el último detalle para que todo funcionase perfectamente, incluidas las personas, ahora papá ostenta estas cuestiones tras fallecer el abuelo, pues ninguna mujer osó regentar ese cargo.
    No sé si soy afortunada de pertenecer a este clan que hoy tiene reunión familiar, donde todos simulan ser felices y educados; pero al sentarnos a la mesa mi hermano anuncia que pronto conoceremos a su novia keniata, mi prima dice que quien la acompaña es su novia y mi abuela aprovecha la ocasión para revelar que, a sus casi sesenta años, está embarazada de su novio.
    La verdad es que la velada está interesante.


Jose A. Ortega Cuadra
TIERRA ENSANGRENTADA
    Fue una batalla encarnizada. Cientos de cuerpos yacían en la tierra mojada, mezcla de barro y sangre, en las lindes del bosque.
    El lugar era un buen emplazamiento para enfrentarse a ese enemigo tan temido, pensando que la contienda podría resultar favorable para sus tropas. Pero no contaba con el libre albedrío, conocimiento de ese valle maldito y la afortunada posición de ventaja con la que corrían. Tal vez deberían haberse empeñado más en escudriñar el terreno cerca, además del acueducto, donde los arqueros adversarios más diestros se escondían tras cada pilar, a lo largo y alto del ingenio. Tal vez tendrían que haber hecho caso de las verdades de sus espías, los cuales instaban a un ataque por sorpresa y directo, cual dardo a la diana.
    Quería ostentar con gallardía el reconocimiento de la victoria, pero al final se ha quedado en humo y al General solo le queda hincar las rodillas, en esa tierra manchada con la sangre de sus soldados.


Rafa Núñez Rodríguez
ESENCIAS OCULTAS
    Era un lugar especial, casas en los árboles y un acueducto por el que corrían las verdades y los sentimientos de toda la población. Hecho de ramas y susurros, unía entre sí el pequeño bosque, decían que era el pilar esencial en el que se sustentaba el equilibrio de la vida. Pero resulta que un día se secó. Como un dardo que se hinca en el raciocinio de todo un pueblo.
    Los brujos escudriñaron las señales, humos transparentes, como nubes blancas, y no encontraron respuesta.
    Todo su sumió en la tristeza, hasta que una pequeña, que ostentaba la inocencia que marcaban sus cinco primaveras, afortunada de sentir la sed del acueducto, a su libre albedrío, comenzó a escuchar a los pájaros, a las ramas bailándole al viento, al reflejo de las tranquilas aguas del río y, poco a poco, todos vieron en su mirada dónde estaba el verdadero pilar del pueblo.


Laura Pérez Alf´érez
AFORTUNADA
    Ni siquiera se acostumbra a no oler el humo de su cigarrillo, a veces prende uno y lo deja consumir en el cenicero, la casa huele a ella.
    Su mente escudriña la herida del dardo que le hincaron sus palabras al marcharse.
    La vibración del móvil le devuelve a la realidad y oye un escueto audio:
    -Ahora ya puedes ostentar la verdad a tu libre albedrío, pilares de acueductos más altos cayeron. Yo soy la afortunada.

Benet da Silva
FUGAZ HURACÁN
    Desde el zaguán observaba los nenúfares del estanque, alzó la vista unos segundos y esta tropezó con una figura femenina. La lilaila que la cubría dejaba ver la esbeltez de su cuerpo, hecho que despertó en él un ardiente deseo por el cual se dejó embaucar y estimuló su enamoradiza tendencia. Sin embargo, los días que pasaron juntos dejaron en él una sensación de insatisfacción, similar a la que deja un vaso de leche semidesnatada.
    La llegada de aquella atarvana, con su maldad, a su vida, fue un huracán tan fugaz como intempestivo, además de devastador, que dejó su corazón cual cascaruja.

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