domingo, 28 de febrero de 2021

DÍA DE ANDALUCÍA


 El Club de Lectura y Teatro de La Viñuela quiere felicitar hoy a todos y todas los andaluces y andaluzas, y a todas aquellas personas que, sin haber nacido en esta tierra, la sientan en el corazón como algo suyo. Y es que este paraíso tiene muchas cosas que admirar... Muchos monumentos, muchos paisajes, mucha cultura..., sabores, colores..., emociones..., sí, y sobre todo mucho salero por los cuatro 'costaos'. Porque sus gentes somos mucho de dar, de compartir y de ayudar, por eso, si 'encarta' que hoy os pasáis  por aquí, queremos acercaros un poco más a nuestro paraíso y celebrar el día de Andalucía con todo el mundo. Os escribimos algunos poemas y pequeños textos para que leáis sin 'bulla', que los disfrutéis con el platito de boquerones fritos delante (sin 'engolliparse', eh), o liado en la manta 'apalancao' en el sofá mientras cae la 'pelúa' de la noche... ¡'Cucha'!, lo leéis cuando buenamente 'encarte'. Lo dicho, feliz Día de Andalucía.

Rafa Núñez Rodríguez
MI PEQUEÑA ANDALUCÍA

Dicen que Andalucía sabe a sal y aceite,
que sus puestas de sol son pinturas
que quedan grabadas en nuestras miradas.
Dicen que los andaluces son como una sonrisa
que nace de un manantial
que ha parido la fría nieve,
y raíces que llegan a la madre tierra.
Dicen que nos envolvemos
en una piel verde de corazón blanco
y que nuestros ángeles de la guarda son dos leones.
Dicen tanto de tantos y, sin embargo, 
yo solo puedo decir...
Mi pequeña Andalucía respira junto a mí,
sus labios me saben a la sal 
que el levante mueve al son de las bulerías,
que su piel tiene el color de un aceite virgen extra
y, mientras mis dedos la acarician,
noto la suavidad de un campo de trigo 
peinado por el viento.
Tiene también sus cumbres eternas,
pero de cimas cálidas, sin nieve ni fríos,
montañas que el tiempo transforma,
dándole formas y bellezas diferentes.
Y digo que su sonrisa envuelve momentos únicos,
que la reparte sin más, generosa como siempre.
Y quizás, ni el verde ni el blanco 
sean sus colores preferidos,
pero sé que sus ojos marrones me hacen sentir
que ella es, y será,
mi pequeña Andalucía.



Laura Pérez Alférez
MI HOGAR, MI TIERRA ANDALUZA
Entre el Mediterráneo y la sierra, esa fue mi cuna, la de las cimas eternas, la del sol, la de los atardeceres infinitos en veranos perpetuos, si volviera a nacer elegiría ese mismo lugar.
Al llegar lo primero que sientes es el sol que te deslumbra, que te inunda, que te empapa de sur. Aquí la luz es más brillante, más clara, el azul del cielo es más intenso. Si a medio día buscas la sombra ya has llegado a mi tierra.
Esas calles estrechas, blancas de cal, tienen un no sé qué... que enamoran, paseando por ellas te puedes encontrar plazuelas escondidas que custodian acogedores bares de cañitas y tapas.
Sonidos ancestrales de verdiales nos recuerdan siglos de historia, de tolerancia y convivencia entre diferentes culturas.
El 'quejío' de una saeta rasga la noche, cirios y flores, olor a incienso y a cera caliente.
Corros de palmas, de cajones, de sones de guitarras, "la del amargo salero, la que cuando pena se pone a cantar", la de amores brujos, de Cármenes y marineros en tierra, la de rejas cuajadas de geranios, aromas a jazmín, a hierbabuena, a dama de noche.
Y es que el orgullo de ser andaluza no es enarbolar el blanco y el verde. El amor no se explica. Simplemente, se siente.

Cande Molina Mostazo
HÁBLAME DE ELLA

Háblame de ella, cuéntame, ¿cómo son sus villas
marineras?
Háblame de ella, cuéntame, ¿cómo son sus pueblos blancos?
Déjame decirte que sus pueblos están llenos de casas blancas, con balcones encaramados de flores, con callejuelas empedradas llenas de historias.
Te diré que me encanta recorrer sus Sierras y sus Tajos y calentarme con su nieve y refrescarme con su sol.
Déjame decirte que los jornaleros reparten el sudor entre sus olivares y que cantan en las almazaras mientras las aceitunas forman notas musicales cuando brota el oro líquido. ¡Bendito tesoro tienen!
Déjame decirte que sus playas son mágicas, llenas de calas secretas con acantilados serpenteantes, de tonos rojizos, donde los atardeceres se tiñen de rosas, de naranjas y de amarillos.
Te diré que de noche la plata brilla con las siluetas de los pescadores bailando junto a la luna.
Déjame decirte que ella es alegría, cante hondo, fandangos y bulerías.
Háblame más, no te canses de contarme.
Te diré que está llena de buenas gentes con corazones grandes que van regalando sonrisas a todos sus visitantes.
Déjame decirte que ella es la cuna de muchos grandes, de escultores, de compositores, de pintores, de poetas y escritores, es tierra de arte por los cuatro puntos cardinales.
Háblame más, no me canso de escucharte.
Déjame decirte que es tierra de sentimientos y emociones.
Te diré que ella tiene un brillo especial que nos embruja con sus aromas a azahar y a hierbabuena, y que miles de enamorados se han prometido amor eterno en sus castillos y
alcazabas al compás de las estrellas.
Y dime, ¿cómo se llama ella? Se llama Andalucía la bella.


Montse Martínez Serrano
RAÍCES

Desde chica nunca imaginé que, desde la Castilla que me vio nacer, pasando por Valencia que me amaestró, Madrid que me profesionalizó y una vuelta al mundo en mochila que me humanizó, llegarían mis pies a enraizarse en esta tierra verde de andaluces que abren sus brazos, casas, vidas y recursos a inmigrantes como yo. Muchos vienen en busca de trabajo para mandar dinero a sus familias distantes por mares y océanos, algunos solo huyen del terror con la certeza de que cualquier lugar será mejor que el suyo, otros regresan a la tierra que vio nacer a sus padres o abuelos y perdidos como yo, llegamos por azar y encontramos el mejor lugar para formar una familia y un hogar. Y entonces hago míos el seseo, la solidaridad andaluza, la alegría de vivir de los andaluces pese a todo, su arte, los colores de esta tierra, la comida que rebosa, sacia y se vuelve gula, el mar que hipnotiza y las montañas que te elevan.
Desde chica nunca imaginé que Andalucía sería mi tierra.



Mª Carmen Jiménez Aragón
ANDALUCÍA SOÑADA

Una vez soñé
con días radiantes,
cielos limpios bañados de azul
y una cálida caricia
vistiendo mi piel.
Un día soñé
con llegar al paraíso
y que un blanco puro
acompañara mis pasos
alzando al aire jazmín y clavel.
Deseé palpar la libertad,
confiar en las personas,
embriagarme con sus aromas…
retama, romero, azahar y albahaca.
Alimentarme de risas y alegrías,
pintarme las manos de verde aceituna
y conocer dónde nacen
los colores de mi fortuna.
Una vez soñé
con noches estrelladas
vigilando un mar en calma,
con desiertos y montañas
a la luz de una luna
que a las nubes las regaña.
Y en cada rincón de mi sueño
creí encontrar tu alma
zalamera y embrujada,
que amarraba sin remedio
mi corazón a tu barca.
Una vez soñé
que de un sueño despertaba
rodeado de belleza, talento y alegría,
Y tú, mi paraíso, seguías ahí,
Eterna, brillante, hermosa… mi Andalucía.


Lourdes Sánchez Jiménez

NIÑA
Niña llena de alegría,
de salero y bulerías.
Niña de corazón,
de cariño y de pasión.
Niña de resplandor,
de luz y de color.
Niña llena de aromas,
de salitre y polvorones.
Niña llamada Andalucía,
te quiero más cada día.

Dori Calderón Ramos
DICEN DE MI TIERRA

Dicen los poetas que mi tierra sueña, con sueños de color verde que te quiero verde, y con espuma blanca de mar, el mar, la mar que de mi alma se adueña.

Dicen los pintores que mi tierra brilla, con destellos de estrellas que iluminan los pinceles y pintan Meninas, o tal vez palomas blancas que buscan paz y semillas.

Dicen los músicos que mi tierra suena, con sones de sol que nadan entre dos aguas o sintiendo un amor brujo que espanta las penas.

Dicen los artistas que mi tierra canta, con sones de cante jondo, de copla o seguidillas, con voces que siempre estarán vivas cantando a una bandera, a una murga o a una tal María.

Dicen que mi tierra es una tierra bravía, dónde fluye música, cine o filosofía, política, danza o poesía, teatro, pintura o fotografía, y esa tierra tiene un nombre, ANDALUCÍA.

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