Laura Pérez Alférez
CANTOS DE SIRENA
Ella era un alma libre, no conocía límites ni
barreras. No medía la estridencia de su risa, ni la cantidad de afectos que regalaba. Tan natural como su
perfume a albahaca no sabía fingir vidas ficticias ni júbilos ajenos.
Menos aún entendía de verdades a medias, de
silencios ni disimulos.
Ella no era de plastilina, no se dejaba moldear a
imagen y semejanza de nadie.
La cadencia de su ritmo fue precisa, él se fue por
las ramas. Sus cuentos eran cantos de sirena perdidos en el ulular del viento.
Sus palabras no le daban confianza, le sabían a secretos, a distancia inventada
y a recelos.
No estaba dispuesta repetir la historia, nunca más
se prestaría a ser peón de gambito.
Él le envió un mensaje vespertino con un beso,
demasiado tarde.
Ella en un destello de sutileza le contestó con un
cordial saludo.
Cande Molina Mostazo
CARPE DIEM
Esta tarde, mientras regaba mi albahaca y disfrutaba
de su maravillosa fragancia, me estaba
acordando de todos los momentos
que nos ha robado este maldito año 2020.
Lo único bueno de todo esto es que ahora quizás
apreciemos aún más las pequeñas cosas, esas que pasan desapercibidas y que a
veces, sólo a veces, no le damos la importancia que merece, por eso hay que
disfrutar de todo lo cotidiano como si fuera una ocasión especial.
Mientras miro el atardecer me acuerdo de nuestras
reuniones vespertinas y echo de menos nuestras quedadas llenas de júbilo y
alegría, ratitos que nos llenaban de
energía. Me encantaba cada trozo de lectura y las percepciones de los mismos, algunas veces tan
diferentes y disparatadas que nos daban ataques de risas y perdíamos la
compostura con ocurrencias. Incluso ululábamos como aves nocturnas llenando
nuestro espacio de griteríos y aspavientos, todo por culpa de nuestro
entusiasmo y ansia de intervenir y participar en nuestros juegos utilizando
todo tipo de estrategias como el gambito y alguna que otra trampilla para
quedarse con la victoria. Y es que somos
muy competitivos, bueno unos más que otros, hay quien tiene muy mal
perder.
Os echo de menos porque nuestras tardes eran
muy especiales, todos juntos producíamos
la cadencia perfecta y nuestras miradas sinceras creaban destellos de diversión
donde el tiempo se hacía muy corto y siempre nos quedamos con ganas de más. Yo,
desde ahora, no voy a perder ni un beso, ni un abrazo, ni un café, ni una
reunión con amigos y familia, no voy a dejar nada para después, es mejor vivir
el presente, Carpe Diem, como decía
el poeta romano Horacio, "aprovecha cada día, no te fíes del mañana".
Vamos a disfrutar de los placeres de la vida.
Montse Martínez Serrano
RUMORES
El viento ululaba como nunca antes lo había hecho.
Estaba acostumbrada a su ferocidad, pero no a su susurro. Empezó vespertino, sutil
como el beso de mi madre en la frente y llegada la noche me arrulló con la
cadencia de los destellos de las estrellas fugaces. Abrí la ventana. Con un
soplido murmurado me propuso un gambito. Dudé por un momento si saldría airosa
de la trampa que me tendía. Abrí la ventana y grité a los cuatro vientos “¡acepto
el envite!”. Y de repente, el aroma de jazmín, albahaca y citronela me embriagó
llenando de júbilo mi alma y secretos mi corazón. Ahí supe que la partida
estaba perdida.
Mª Carmen Jiménez Aragón
CONJURO DE SEDUCCIÓN
Besos de albahaca y hierbabuena
embriagando tu razón
y destellos cegadores de manera
que el júbilo encubra la abducción.
Remuevo y mezclo con paciencia
el ulular de mi jadeo
con la suave y sensual cadencia
de mis caderas en bamboleo.
Con una pizca de picardía
llegará el aturdimiento vespertino,
osadía y atrevimiento en el gambito
para sellar el rumbo de tu camino.
Gema Frías Luque
DESTELLOS DE AMOR
Recuerdo aquellos días vespertinos, como destellos de colores brillantes, intermitentes como los besos que me dabas entre olores de albahaca y tomillo, entre el canto de los pajarillos mezclado con el ulular de algún perro en peligro.
Llegaste para despeinar mi vida, para llenarla de júbilo, para alterar la cadencia de mi pulso y despertarme los sentidos.
No pude darme cuenta a tiempo, que tu nombre era
Gambito y ahora saboreo tu beso sabiendo que es el último.
Dori Calderón Ramos
GAMBITO DE DAMA
El crepúsculo llegó de nuevo y los reyes resistían.
Un vespertino ulular del viento se coló por la
rendija de la ventana y con él, el aroma de albahaca que había en el alféizar.
Los últimos rayos de sol les recuerdan las horas que
llevan sentados ante el tablero, la cadencia de movimientos es nula y el
Gambito de Dama había descolocado la partida hacia horas.
En esta inmensa quietud, un destello de júbilo
brilló en un par de ojos y el beso de la Dama anunció el jaque mate a su
majestad.
Rafa Núñez Rodríguez
PLACERES
Sus pequeños ojos amarillos reflejaban la imagen
de otra vespertina reunión. Se movía en
círculos, casi sin dejar sombra sobre el suelo, simplemente destellos de
curiosidad.
Mientras, unas decenas de metros más abajo, la
cadencia de unos besos se mezclaba con el júbilo de un par de corazones que acariciaban el
suelo con sus cuerpos.
Sus jadeos sonaban como el ulular del viento en esos instantes en los
que se siente pletórico, mientras reparte recuerdos a través de su invisible
aliento.
Aromas a albahaca y sudor se van adueñando del
paisaje, hasta que las semillas del placer se pierden entre la hierba.
En ese momento el cuervo pierde el interés por la escena
y gira el rumbo hacia el crepúsculo.
Sí, él ya sabe lo que significa el gambito de dama.
Tristemente para aquel peón, que enciende el cigarro, todavía no tiene ni idea.
Mª Jesús Campos Escalona
RECUERDOS
¡Cómo ha pasado el tiempo! Recuerdo el olor a
albahaca que había por todo el campo, la había
sembrado tu padre. Recuerdo... el
beso prohibido en el granero y a ti, después, saltar de júbilo, parecías un cervatillo loco.
De noche, nos tumbábamos en la hierba fresca, oíamos
el ulular del viento de entre las copas
de los árboles. Destellos de ideas y de proyectos brotaban para un futuro
próximo. ¡Cuántas veces el vespertino
sol nos pillaba jugando al ajedrez junto al río! ¡Gambito de dama, mi mejor
estrategia!
La cadencia de
los años me ha apartado de ti, aunque nadie pudo separarnos; vivimos nuestro
amor con la intensidad que nos
permitió la juventud. Nunca dos mujeres
pudieron amarse más. Volveremos a encontrarnos.
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