En este nuevo reto nos hemos propuesto elaborar microrrelatos, de no más de 150 palabras, en los que podamos incluir los siguientes términos: BURBUJA, CAVILAR, GALLINA, ESPEJO, ALREDEDOR, PÁMPANO y HIELO. Originalidad, imaginación y variedad son los ingredientes de nuestros textos, el fruto de nuestra pasión por las letras. Esperamos que los disfrutéis.
Mª Jesús Campos Escalona
DOBLE TIRABUZÓN
Estoy dándome un baño relajadamente. Las burbujas de
jabón me transportan a otros tiempos y me hacen
cavilar en lo que significó para
mí el patinaje sobre hielo. Alrededor de
ese deporte se centró todo mi mundo. Competir me llenaba de vida, de ilusión, la capacidad de ser cada vez mejor y superar
obstáculos me llegó a obsesionar.
Con esfuerzo salgo de la bañera. Me miro en el
espejo lleno de vapor y seco mi cuerpo húmedo. Cojo la pierna ortopédica y la encajo con sumo cuidado en el
muñón. Hubo un retazo de mi vida en la cual me sentí como gallina en corral
ajeno, perdida y sin encontrar
alicientes que me hicieran seguir. Hoy escucho las risas del salón y son
como notas musicales que me dan los buenos días cada mañana, que me siguen
con sus pequeños pasos y me llaman mamá una y otra vez. Y es que son
como tiernos pámpanos que renacen en una
vid, tras la tormenta.
Cande Molina Mostazo
Y NO ME CANSO DE MIRARLA
Y no me canso de mirarla, mis ojos la persiguen
hasta que baja la escalera y desaparece calle abajo, me fascina el contoneo de sus caderas al caminar. Y me
hechizan las burbujas de colores que va dejando
su perfume al pasar. Decidida, segura, con paso firme, va sonando la
melodía de sus movimientos a su alrededor.
Y no me canso de mirarla, embrujado por sus ojos color miel, me quedo con la
piel de gallina y frío como el hielo.
Y así, cada
día, al mirarla mi corazón vuelve a latir, porque cada noche me quedo cavilando
y robando las horas al reloj, hablándole al espejo: “pobre infeliz, soy pámpano
caído”. Y mi corazón deja de latir.
Gema Frías Luque
DOBLE VIDA (Incluido en la selección de mejores microrrelatos del Diario Sur del día 2/8/20).
Me sentía el centro de atención ante los ojos de
cientos de personas. Me sentía preso alrededor de aquella burbuja que sin
querer me protegía como lo hace tu ángel de la guarda.
Podían cavilar que mi fragilidad era incesante,
comparable a la de una asustadiza gallina de corral.
Desolado ante el espejo, me repetía a mí mismo que
debía luchar ante todos los obstáculos que se interpusieran en mi camino.
Me había preparado fuertemente para que mi corazón
fuera frío como el hielo aunque, en realidad, se comportaba noble y frágil como
un pequeño y delicado pámpano.
Laura Pérez Alférez
CAVILACIONES
Cavilando en la cantidad de cosas que queríamos hacer cuando nos veíamos en el espejo de la juventud, inmersos
en nuestra burbuja de hielo e inseguridades, de ilusiones, de planes, de viajes
alrededor del mundo.
Aquel muchacho con los dieciocho recién cumplidos,
verde como un pámpano, que estaba convencido de que podría lograr todos y cada
uno de sus sueños y que se preguntaba... “¿Qué será de mí a los cuarenta?”
A ver... ¿Dónde está aquel gallina? Que dé la cara
si se atreve.
Rafa Núñez Rodríguez
MIS PASTELITOS
Dicen que a algunas gallinas, después de cortarles
el cuello, siguen corriendo.
Tal vez, después de mucho cavilar alrededor de mis
tentaciones, eso es lo que me ocurre a mí.
Si es que no soy de hielo.
Mi espejo dice que no puedo, pero aquí estoy, frente
al escaparate, mirando esa bandeja adornada por pámpanos y repleta de
pastelillos de crema y pasas.
Quizás, en lugar de intentar huir, debería invitar a
alguien a mi dulce burbuja.
Mª Carmen Jiménez Aragón
QUERER ES PODER (Incluido en la selección de mejores microrrelatos del Diario Sur del día 25/7/20).
Jamás volverían a llamarle gallina. Toda su vida
había sido demasiado cauto, demasiado precavido. Era hora de salir de su
burbuja y demostrarle al mundo que ya no era el tierno pámpano que se enredaba
en las faldas de mamá. ¡Por el amor de Dios!, tenía ya veintisiete años, aunque
al mirarse en el espejo solo viera metro y medio de pura inocencia.
Y entonces, después de mucho cavilar, se levantó de
la hamaca, se quitó los manguitos y se zambulló en la piscina. Su madre sintió
como hielo punzante en el pecho y dejó de respirar, solo llevaba unas semanas
con el monitor de natación. Pero de pronto Toño asomó la cabeza y dijo:
-¡Mira mamá, ya soy un pez!
Dori Calderón Ramos
Dori Calderón Ramos
OASIS
Retozando en un pámpano comenzó a cavilar cuan feliz
y afortunado era.
Comida no le faltaba en aquel lugar, el hielo del
amanecer no le rozó en los días que llevaba allí, cuando apretaba el sol, él
estaba protegido en aquella burbuja de la felicidad y a su alrededor se oían
ladridos, cacareos y otros sonidos de la vida mundana, pero él se encontraba
tranquilo en su paraíso.
En unas gotas de rocío matutino halló un espejo y se
miró. Su ego se empavonó de orgullo al mirar su estilizado cuerpo verde y
brillante, alargado y esbelto, exuberante desde que vivía en aquel oasis sin
ninguna preocupación.
Tal era su relajación que no fue precavido al
cambiar de pose ante el improvisado espejo y resbaló, con la mala fortuna de
caer ante el pico de la gallina Turuleta que se lo zampó.
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