miércoles, 22 de julio de 2020

II MICRORRELATOS AL AZAR



En este nuevo reto nos hemos propuesto elaborar microrrelatos, de no más de 150 palabras, en los que podamos incluir los siguientes términos: BURBUJA, CAVILAR, GALLINA, ESPEJO, ALREDEDOR, PÁMPANO y HIELO. Originalidad, imaginación y variedad son los ingredientes de nuestros textos, el fruto de nuestra pasión por las letras. Esperamos que los disfrutéis.

Mª Jesús Campos Escalona
DOBLE TIRABUZÓN
Estoy dándome un baño relajadamente. Las burbujas de jabón me transportan a otros tiempos y me hacen  cavilar en lo que  significó para mí el patinaje sobre hielo. Alrededor  de ese deporte se centró todo mi mundo. Competir me llenaba de vida, de ilusión,  la capacidad de ser cada vez mejor y superar obstáculos  me llegó a obsesionar.
Con esfuerzo salgo de la bañera. Me miro en el espejo lleno de vapor y seco mi cuerpo húmedo. Cojo la pierna  ortopédica y la encajo con sumo cuidado en el muñón. Hubo un retazo de mi vida en la cual me sentí como gallina en corral ajeno, perdida y sin encontrar  alicientes que me hicieran seguir. Hoy escucho las risas del salón y son como notas musicales que me dan los buenos días cada mañana,  que me siguen  con sus pequeños pasos y me llaman mamá una y otra vez. Y es que son como tiernos pámpanos que renacen  en una vid, tras la tormenta.

Cande Molina Mostazo
Y NO ME CANSO DE MIRARLA
Y no me canso de mirarla, mis ojos la persiguen hasta que baja la escalera y desaparece calle abajo, me fascina  el contoneo de sus caderas al caminar. Y me hechizan las burbujas de colores que va dejando  su perfume al pasar. Decidida, segura, con paso firme, va sonando la melodía de  sus movimientos a su alrededor. Y no me canso de mirarla, embrujado por sus ojos color miel, me quedo con la piel de gallina y frío como el hielo.
Y así, cada día, al mirarla mi corazón vuelve a latir, porque cada noche me quedo cavilando y robando las horas al reloj, hablándole al espejo: “pobre infeliz, soy pámpano caído”. Y mi corazón deja de latir.

Gema Frías Luque
DOBLE VIDA (Incluido en la selección de mejores microrrelatos del Diario Sur del día 2/8/20).
Me sentía el centro de atención ante los ojos de cientos de personas. Me sentía preso alrededor de aquella burbuja que sin querer me protegía como lo hace tu ángel de la guarda.
Podían cavilar que mi fragilidad era incesante, comparable a la de una asustadiza gallina de corral.
Desolado ante el espejo, me repetía a mí mismo que debía luchar ante todos los obstáculos que se interpusieran en mi camino.
Me había preparado fuertemente para que mi corazón fuera frío como el hielo aunque, en realidad, se comportaba noble y frágil como un pequeño y delicado pámpano.

Laura Pérez Alférez
CAVILACIONES
Cavilando en la cantidad de cosas que queríamos  hacer cuando nos  veíamos en el espejo de la juventud, inmersos en nuestra burbuja de hielo e inseguridades, de ilusiones, de planes, de viajes alrededor del mundo.
Aquel muchacho con los dieciocho recién cumplidos, verde como un pámpano, que estaba convencido de que podría lograr todos y cada uno de sus sueños y que se preguntaba... “¿Qué será de mí a los cuarenta?”
A ver... ¿Dónde está aquel gallina? Que dé la cara si se atreve.

Rafa Núñez Rodríguez
MIS PASTELITOS
Dicen que a algunas gallinas, después de cortarles el cuello, siguen corriendo.
Tal vez, después de mucho cavilar alrededor de mis tentaciones, eso es lo que me ocurre a mí.
Si es que no soy de hielo.
Mi espejo dice que no puedo, pero aquí estoy, frente al escaparate, mirando esa bandeja adornada por pámpanos y repleta de pastelillos de crema y pasas.
Quizás, en lugar de intentar huir, debería invitar a alguien a mi dulce burbuja.

Mª Carmen Jiménez Aragón
QUERER ES PODER (Incluido en la selección de mejores microrrelatos del Diario Sur del día 25/7/20).
Jamás volverían a llamarle gallina. Toda su vida había sido demasiado cauto, demasiado precavido. Era hora de salir de su burbuja y demostrarle al mundo que ya no era el tierno pámpano que se enredaba en las faldas de mamá. ¡Por el amor de Dios!, tenía ya veintisiete años, aunque al mirarse en el espejo solo viera metro y medio de pura inocencia.

Y entonces, después de mucho cavilar, se levantó de la hamaca, se quitó los manguitos y se zambulló en la piscina. Su madre sintió como hielo punzante en el pecho y dejó de respirar, solo llevaba unas semanas con el monitor de natación. Pero de pronto Toño asomó la cabeza y dijo:

-¡Mira mamá, ya soy un pez!

Dori Calderón Ramos
OASIS
Retozando en un pámpano comenzó a cavilar cuan feliz y afortunado era.
Comida no le faltaba en aquel lugar, el hielo del amanecer no le rozó en los días que llevaba allí, cuando apretaba el sol, él estaba protegido en aquella burbuja de la felicidad y a su alrededor se oían ladridos, cacareos y otros sonidos de la vida mundana, pero él se encontraba tranquilo en su paraíso.
En unas gotas de rocío matutino halló un espejo y se miró. Su ego se empavonó de orgullo al mirar su estilizado cuerpo verde y brillante, alargado y esbelto, exuberante desde que vivía en aquel oasis sin ninguna preocupación.

Tal era su relajación que no fue precavido al cambiar de pose ante el improvisado espejo y resbaló, con la mala fortuna de caer ante el pico de la gallina Turuleta que se lo zampó.

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