sábado, 3 de octubre de 2020

EN UN LUGAR DE LA MANCHA...


En nuestro club de lectura estamos siempre ideando nuevas maneras de escribir, de proyectar al exterior la imaginación que bulle dentro. Un buen método es escribir sobre una obra ya conocida, pero dándole un toque personal. Simplemente plasmar una impresión, inventar un nuevo capítulo, mostrar el argumento desde el punto de vista de otro protagonista... Cualquier referencia vale y, en esta ocasión, la obra elegida es El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha. Rendimos homenaje a esta gran obra de la literatura universal aportando nuestro pequeño granito de arena. 


Rafa Núñez Rodríguez
REALIDAD

Dobló las rodillas como quien dobla su vida cansado de caminar. 
El agua estaba en calma, casi dormida, y miró su reflejo en ella. 
Tenía la piel tallada por el sol y una asilvestrada barba disimulaba su enjuto rostro. Sus ojos tristes se perdían en las profundidades del arroyo, buscando gigantes, enemigos o ladrones a los que capturar,. 
Se acariciaba los brazos esperando encontrar aquellas cicatrices de batalla, las que nunca tuvo. 
Un yelmo oxidado que le hacía daño en la cabeza y una lanza astillada de morder sueños, ahí quedaba todo su espíritu caballeresco. 
Cerró los ojos y, por momentos, dejó de ser el caballero de la triste figura. 


Cande Molina Mostazo 
HOMENAJE AL QUIJOTE
Y, a lo lejos, los vio y en vez de esconderse, el valiente caballero dio un toque con su espuela desgastada a su caballo para que galopara más rápido, esa batalla llegaría a los oídos de su amada y con esa hazaña quedaría eternamente enamorada de él. Con esos pensamientos, el caballero alzó su lanza y comenzó a luchar contra los enemigos. En el primer asalto cayó al suelo y quedó todo magullado, dolorido, desgarrado y con su lanza hecha pedazos. Desolado miró al cielo y púsose en paz con Dios. Caballero de la triste figura, su frágil cuerpo y su mente enloquecida, llena de fantasías por las novelas de caballerías, se empeña en defender sus ideales de justicia y defender a los desvalidos. 

"Señor, que no son gigantes", le grita su escudero, compañero de caminos, "que son molinos". "Amigo, sí son gigantes", decía con quejidos y respiración entrecortada el caballero abatido, "pero el sabio los ha convertido en molinos para quitarme la gloria de la victoria". 

Y que razón tenía el caballero de la mala figura, la vida está llena de gigantes que nos imaginamos y que no nos dejan realizar nuestros sueños.

María Jesús Campos Escalona
VIL ATREVIMIENTO 
Vamos mi buen amigo Sancho, 
acompañadme en esta ardua batalla, 
que he de salvar a mi bella Dulcinea, 
de una jauría de necios,
que blasfeman viles palabras.

Andaremos por angostos caminos,
senderos incógnitos hallaremos,
frío y calor en los huesos,
y para dormir, el rescoldo
de una hoguera.

¡Vamos Sancho, no detengas el paso!,
que el buen Rocinante cabalga
como corcel que lleva el viento
y yo, con mi lanza que bien reluce
detendré, a esos bellacos
que quieren robar a este caballero su mejor
divino tesoro.

Que se atengan a las consecuencias,
pues jamás permitiré
que el honor de mi dama sea mancillado...
por viles e incautos desalmados
que osan a tal atrevimiento.

¡Venga Sancho!
¡Que ya los diviso!
que son pocos y necios,
y vosotros, sí vosotros..
¡¡no huyáis cobardes
que aquí llega la orden de caballería del hidalgo
señor
Don Quijote de la Mancha!!


Mª Carmen Jiménez Aragón
PREJUICIOS

Si usted, buen amigo, no es loquero, alquimista, ni entiende del buen yantar, no podrá explicarme por qué la gente critica tanto mi amor a la comida. ¿Tan malo es que disfrute, de manera extraordinaria, de un suculento cochinillo a la brasa, y no guarde para el hambre de mañana, como para que todos me vean como si llevaran lentes de aumento? ¿Es eso motivo para que me imaginen holgazán y sedentario, y por ello obeso? Esta sociedad ha obviado la relación entre comida y robustez, aun sabiendo que mi desgaste físico es idéntico o superior al suyo, por ejemplo. Ensillo mi montura a diario, camino innumerables horas, me mantengo activo en todo momento, pero nada de eso ve la gente, don Alonso Quijano, únicamente mis ganas de comer unidas a mis pobres alpargatas de esparto. 


Dori Calderón Ramos
UN LUGAR OLVIDADO

Mis llanuras serenas e inmensas se llenaron de gigantes coléricos, que luchaban contra la nada y retornaban a ser molinos de viento. 
Ese mismo viento que mueve el polvo de los caminos y borra las huellas de un asno y un rocín, que pisan despacio pero sin pausa. 
Soñé con batallas de estruendos, dónde balidos desesperados gemían ante el desconcierto, unos presos liberados huían con tonos burlescos y una soñada dama espera a su caballero, mientras éste, rompe odres de vino criados con esmero. 

Desconozco el culpable de mi odisea, quizás fuese Don Miguel, quizás un tal Don Alonso, pero mi nombre quedó olvidado, y en un lugar de La Mancha no se acuerdan de mis legados.

Gema Frías Luque
¿HASTA CUÁNDO?
(Incluido en la selección de mejores microrrelatos del Diario Sur del día 29/08/20).
Pobre alma la suya, con los años que gasta ya, y su inocencia aun no le deja ver que no es amor lo que recibe de la dama, sino burlas e ironías. O tal vez sea culpa de su propia locura que altera su realidad y se la presenta amable y cariñosa. Y yo en medio, como siempre, sin querer herir su honor ni causarle más sufrimiento. Pero esto tiene que terminar, ya no tenemos edad para estar asaltando caminos, conquistando doncellas o derribando gigantes. ¿A ver quién es el listo que le hace entrar en razón? Porque, lo que es don Miguel, no hace más que darle alas a sus aventuras caballerescas. Claro, como está confinado por obligación, de algún modo ha de evadirse de su mísera realidad.

Laura Pérez Alférez
DAVID CONTRA GOLIAT

Cual caballero andante batiéndose en desigual duelo se lanzaría contra los gigantes a sabiendas que, posiblemente, acabaría maltrecho y apaleado... o no. 
Se ajustó su débil armadura y lanza en ristre se enfrentó al coloso. 
Sancho se quedaría perplejo viendo a aquel caballero de triste figura, desafiando con valentía, al monstruo de grandes aspas que intentaba aplastar al enjuto hidalgo. 
Pero, inexplicablemente, no pudieron con él. 
Aquel día, Don Quijote, le dio un giro a la historia. 
¡Venció! 

El banco aceptó renegociar su hipoteca. 


Rafa Núñez Rodríguez
PUNTOS DE VISTA (Incluido en la selección de mejores microrrelatos del Diario Sur del día 29/08/20).

Mis ojos ven en la tormenta, la lluvia y el frío, el viento helado y los rayos amenazadores. 
Sin embargo, mi señor escucha música de lanzas entrechocándose y sudor de batallas por llegar. 
Y yo callo y aprendo, él ve una melena que acaricia el corazón, un rostro que refleja un cielo lleno de atardeceres y un diamante incrustado junto a su boca. 
Todo su cuerpo se envuelve en música. Música que a mí me suena a graznidos, diamantes que me parecen verrugas. 

Pero yo nunca podré ver cómo un caballero. 

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