viernes, 16 de octubre de 2020

I RELATO POR RELEVOS

En este ejercicio que os presentamos a continuación hemos medido nuestra capacidad de trabajar en equipo, nuestro nivel de coordinación y cooperación, al igual que lo hacen los componentes de un equipo en una carrera de relevos. 

Cada compañero del Club, por turnos, ha escrito un microrrelato, debiendo el siguiente continuar con la trama que el anterior haya expuesto. Así el argumento puede girar y sorprender cuando menos lo espere el lector. 

El resultado es un conjunto de textos que leídos de forma continua da la impresión de ser un único relato. Cuando cada uno hemos comenzado nuestro turno no sabíamos que matiz iba a tomar la historia en el siguiente tramo. Esperamos que cuando empecéis a leer sintáis la intriga por ver como se van desarrollando los acontecimientos, o por los menos que os entretenga unos minutos. Nosotros hemos disfrutado en cada giro.



LA VIDA DEL REVÉS

Gema Frías Luque

Anduve agazapado detrás de mi sombra, la quietud de aquel paraje mostraba el ademán de mi ánimo estacional.

Lucía barbilampiño y había sido desahuciado por mi elocuencia. No tenía muy buena reputación como huésped de aquel hostal.

El desenlace ocurrió de madrugada cuando la Madame me lanzó lindos vituperios al notar que seducía a todas sus chicas sin pasar por caja.

 

Rafa Núñez Rodríguez

Y no era por falta de dinero, que tampoco es que tuviese, pero yo les pagaba con caricias en la comisura de sus labios y les calmaba los demonios interiores.

Pero aquella era una casa en la que los demonios debían aflorar y no apagarse por carteras vacías, y para eso estaba Cecilia.

Su puerta siempre dibujaba una larga espera de nervios y ansiedades.

Y sin embargo, su colchón no era maltratado por deseos primitivos, si no por palabras, dudas y confesiones.

A mí, sin embargo, ni palabras me salían al verla. Y ahora, necio de mí, por hablar con todas la pierdo a ella, por ahora…

 

Mª Carmen Jiménez Aragón

Vislumbré desde el primer momento que Cecilia era diferente al resto, me propuse no alejarme de ella, conocerla con más profundidad, pero esa reina de corazones que tenían por centinela no me lo estaba poniendo nada fácil. Llevaba meses rondando este antro, como perrillo faldero, con el único propósito de poder ver su suave y delicada piel, y esos ojos verdes donde nace la sensualidad, que me taladran el corazón y me dejan sin sentido. Cada día doy más crédito a los rumores de que tanta elegancia, dominio y parsimonia en sus movimientos y sus palabras, proviene de alta cuna.

 

María Jesús Campos Escalona

El señor Alan Smith me lo dejó claro:

-Quiero que me tengas al tanto de lo que hace en cada momento. Esa mujer fue la esposa de mi hermano y ahora él está muerto. No sé si ella tuvo algo que ver, pero estoy seguro que sabe más de lo que dice.

En el tiempo que llevo observándola, no creo que Cecilia pueda siquiera matar a una mosca. Es noble, cariñosa, dulce y se dedica a contar historias y poemas a sus clientes. No sé cómo lo hace con estos brutos, que sólo quieren un rato de sexo, sólo sé que ella los embelesa con su saber estar y su don para relatar historias.

Yo he hecho un informe extenso para el señor Smith. Espero que esté satisfecho. Todos dicen de él que vive en un caserón y que su fortuna es incalificable. También hay rumores de que es un solterón muy atractivo, solitario y amargado. Yo lo único que quiero es que pague mi deuda. Aunque debo admitir que trabajar aquí ha sido todo un placer.

 

Laura Pérez Alférez

No podía sacarme a aquella mujer de la cabeza, era la primera vez que me sucedía y de manera inexplicable me encontré implicado emocionalmente en el caso, crucé la línea roja que ningún profesional debe traspasar.

Siempre esperé que sucediera algo bueno en mi vida, que apareciese algo o alguien dando un giro brusco a mi desabrida existencia y mi jodida suerte cambiara en el momento más inesperado.

"¿Qué te pensabas?, no eres más que un pobre diablo, un detective de tres al cuarto que pretende ser Quijote jugando a rescatar damiselas desvalidas de desafortunados destinos, pobre iluso", me decía a mí mismo.

Al final nunca pasa nada, acabaré aceptándolo y asumiendo mi fracaso. Ya solo me queda el deseo de llegar a fin de mes sin sobresaltos, ver el partido cada domingo por la tele para enfadarme con mi equipo y emborracharme cada noche hasta caer rendido.

En estas cavilaciones me encontraba cuando sonó el timbre de la puerta. Abrí, allí estaba ella, Cecilia, con un niño de corta edad en los brazos.

 

Dori Calderón Ramos

Me quedé como estatua de piedra, mirándola, sin poder reaccionar.

Tuvo ella que suplicar para que la invitase a pasar, y fue entonces cuando depare en los ojos del niño, eran como los de Cecilia.

Pero solo los ojos había heredado de su madre, su piel blanca y el cabello rubio me recordaban a alguien que no acertaba a adivinar en ese momento, pues la presencia de esta mujer volvía a dejarme sin sentido.

Nada más entrar me contó ser la viuda de Gerard Smith, miembro de una de las familias más poderosas del país, y desheredado por casarse con ella.

Ahora, esta poderosa familia quería quitarle a su hijo, y ella vivía huyendo y escondida en locales de suburbios.

En ese momento supe a quién me recordaba el cabello y la piel del pequeño, al Señor Smith, pero Cecilia me sacó de mis cavilaciones, necesitaba ayuda, y enseguida supo que podía contar conmigo.

Ambos nos sobresaltamos con una nueva llamada del timbre.

 

Candela Molina Mostazo

La voz del señor Smith se escuchó detrás de la puerta.

-Marc, soy yo, abre la puerta.

El corazón de Cecilia bombeaba como si le fuera a estallar y temblorosa me pidió que la escondiera y, a cambio ella, me contaría toda la historia.

Los escondí en una habitación que tenía junto a la cocina, esperé unos segundos, tomé aire y abrí la puerta con toda naturalidad.

-Hola, señor Smith. ¿Qué le trae por aquí?

-No he podido esperar a mañana y he venido a recoger el dossier con toda la información de nuestro asunto pendiente. ¿Has averiguado algo más de la chica?

-Señor Smith, aún tengo unas informaciones que contrastar, ya le dije que en cuanto tuviera toda la información iría a verle. Tome usted este sobre, por ahora es todo lo que le puedo dar, pronto terminaré la investigación.

-Entiendo, tiene tres días, ni uno más ni uno menos, y por su bien espero que todo esté terminado, -insistió con voz potente y amenazante.

Cogió el sobre con decisión y cerró la puerta con un golpe fuerte.

Cerré bien con llave y me dirigí hacia la cocina.

-Ya podéis salir -le dije a Cecilia.

Ella, muy nerviosa y sollozando, empezó a contarme toda la historia. Gerard y ella se enamoraron perdidamente, pero ese amor se vería frustrado porque el señor Stmih, su hermano, también estaba enamorado de ella y no soportaba que Cecilia se hubiera decantado Gerard. Él era el primogénito y siempre se llevaba los méritos y los galardones, nunca ganaba limpiamente, quería ser el mejor en todo, pero lo cierto es que su hermano Gerard era más inteligente y más bueno en los negocios que él, por ello Alan siempre estaba boicoteando todos sus proyectos, sus celos y su odio por querer ser el mejor lo habían llevado a rozar la locura.

Alan y Gerard salieron a navegar el día que Gerard desapareció. Según Alan, él se bajó en la isla de Wight. Gerard decidió continuar navegando solo, a pesar de las advertencias de que una tormenta estaba cerca, quería tomar unas fotografías a unos delfines, después apareció la embarcación a la deriva y ni rastro de Gerard.

Cecilia, con lágrimas en los ojos, confesó:

-No puedo quitarme de la cabeza que Alan asesinó a su hermano, estoy segura. Ese día Gerard le contó a su hermano que yo estaba embarazada y que nos habíamos casado en secreto. Alan seguramente enloqueció al saber que no sería suya jamás.

 

Gema Frías Luque

Comprendí el riesgo que estaba corriendo Cecilia y lo más grave es que el niño que tenía en su regazo estaba en serio peligro.

Sabía que la persona que se acercara a Cecilia también sufriría las mismas consecuencias y necesitaba recapacitar y ver cuál sería la estrategia para tratar de salvar dos vidas e incluso la mía propia.

Cecilia, cuando se halló más calmada, me contó que era descendiente de una de las dinastías más importantes e influyentes de Arabia Saudí. Intentaron casarla a la edad de catorce años y ella huyó presa del miedo que le provocaba aquel cuarentón sin escrúpulos.

-Después de tantos años, estoy segura que mi familia me protegerá, están arrepentidos de haber intentado obligarme a hacer algo que no quería por seguir con las tradiciones de nuestro país. Es un buen momento para volver a casa, pero no me siento con fuerzas para realizar el viaje a solas con mi bebé.

La proposición de Cecilia me pareció muy buena idea y me comprometí a llevarla a casa sana y salva.

Durante el largo viaje, sufrimos parte de la venganza que Alan nos tenía preparada, pero como si por arte de magia se tratara, pudimos llegar ilesos a la tierra soñada.

Una vez en casa, todo sería diferente...

No hay comentarios:

Publicar un comentario