viernes, 30 de abril de 2021

VI. DEJA QUE TE CUENTE.


Los miembros del Club de Lectura y Teatro de La Viñuela construyen microrrelatos, aproximadamente de 150 palabras, en las que deben incluir unos términos clave propuestos entre todos. El tema de la historia será libre, así que os garantizamos que leeréis relatos muy variados y originales, pero siempre incluyendo en la narración esas palabras comunes a todos. En este caso serán 10, una por cada componente del grupo y aclaramos que sustantivos y adjetivos pueden utilizarse en masculino o femenino, singular o plural; los verbos pueden utilizarse en cualquier tiempo o persona, o incluso en sus formas no personales; no se puede sustantivar un adjetivo, la palabra debe cumplir la función que originalmente se ha propuesto. Animaos en casa a practicar los ejercicios, podéis sorprenderos gratamente.

Sin más, aquí tenéis las palabras propuestas para este ejercicio: CONTROVERTIDO, FUNAMBULISTA, SOPOR, AIRE, MÚSICA, ALCUZA, PACIENCIA, CHANQUETES, ATERIDO y BONITO.

Deseamos que disfrutéis de la lectura, saludos.


M.ª del Carmen Jiménez Aragón
LOLA
Lola se jugaba mucho con aquella controvertida decisión, su paciencia había alcanzado el límite y la música estridente que salía de aquella pequeña cuna le resultaba ya insoportable. Se acercó a echarle el último vistazo al aterido y enclenque niño, hace unos meses era un bonito y rollizo recién nacido, hoy parecía el espectro de un pájaro posado sobre el cable de alta tensión cual funambulista haciendo equilibrios sobre la línea de la vida. Esperó a que el sopor lo embargara y al salir volvió la mirada al interior, el aire gélido de la calle hizo bailar las telarañas que adornaban la alcuza vacía.

Sus pasos la llevaron al puerto, el mismo de antaño. Esta vez utilizó las esquinas para camuflarse y, a la primera ocasión, introdujo la mano en un cenacho y salió corriendo con un puñado de chanquetes en el bolsillo. Su retoño la esperaba para cenar.


Gema Frías Luque
CASO RESUELTO
Mi historia fue un tanto controvertida, tanto incluso que, estaba incómodo hasta en mi propia tumba. Tras toda una vida entregada a disfrutar de mi gran pasión, tristemente ser funambulista sentenció mi vida. Tras caer al vacío en mi última exhibición, mi cuerpo, aterido, se hundió en el mar acabando ahogado junto a un banco de chanquetes. Tras quedarme sin aire, oía con gran sopor una bonita música de violines. Mostré paciencia y diez años después, tras descubrir que habían protagonizado una secuencia continuada de fallos en mi caso, aclararon que la alcuza volcó de manera accidental manchando la cuerda con la que hacía mis ejercicios acrobáticos.


Lourdes Sánchez Jiménez
LO QUE DIO LA NOCHE
La música de las olas le hacía entrar en un sopor continuo, decidió dar un paseo para que el aire lo despejase, aterido por el frío de esa noche andaba por la cubierta del barco como si de un funambulista se tratase, se acercó a sus compañeros que estaban desayunando antes de que el amanecer les regalara un nuevo bonito día en alta mar, estos mantenían una controvertida discusión sobre cómo sería la pesca de hoy, él le aconsejó paciencia ofreciéndoles su alcuza para que se sirviesen.

Llegó el momento de recoger las redes, sus compañeros discutían con razón…, la noche no había dado para mucho…, unas cuantas doradas, algunos jureles y un puñado de chanquetes.


Dori Calderón Ramos
ESTRATEGIA
Un agradable sopor se apoderó de él, aquella suave música estaba consiguiendo el fin de su vigilia y no podía permitirlo, así que cogió aire y se armó de paciencia para esperar el momento de quedarse solo en la cocina.

Acomodado en una silla sintió el crepitar de la sartén, observó cómo pequeñas gotas de aceite saltaban hasta la alcuza y comprendió que acababa de quedarse sin chanquetes. Resignado, miró al techo, dónde una araña se paseaba como experta funambulista en su tela, cazando una malograda mosca y dedujo que tenía que urdir un plan o ese día no comería pescado.

Observó el enorme bonito que en un plato cubierto por hielo, esperaba aterido su turno de pasar al fuego, y decidió que aunque el momento era controvertido tenía que actuar, así que saltó sobre el pez y con él en su boca huyó, mientras Manuela gritaba: ¡Zapeee!


Mercedes Rodríguez Silvente
INICIO
Por la mañana me despertó un ruido, se le cayó la alcuza de lata mientras preparaba el desayuno. Nos despedimos con un beso en las mejillas, no sin antes preguntarme si nos veríamos el sábado, le respondí que sí.

El día anterior fue especial. Paseamos por la playa, pudimos observar cómo unos pescadores extraían las redes del mar, nos acercamos para curiosear y por primera vez mi acompañante pudo ver los típicos chanquetes. Después me invitó a acompañarle a una comida informal con unos amigos, tras la cual se generó una tertulia sobre temas controvertidos y que me causó cierto sopor, aunque por fortuna no se alargó demasiado. A continuación, seguimos nuestro paseo, a lo lejos oíamos música y decidimos acercarnos. Resultó ser un circo y decidimos entrar, me sorprendió el funambulista con sus acrobacias. Cuando salimos era de noche, el aire era frío y mis dedos se quedaron ateridos. Le invité a quedarse en la habitación de invitados. Espero con ilusión el próximo sábado. Quién sabe, a veces una bonita amistad, con paciencia, puede convertirse…


Rafa Núñez Rodríguez
AMORES
Yo nací muerto, y viví aterido al sopor de las brumas que anidaban en mi mirada, hasta que sobre la treintena, el aire entró a mis pulmones, llegó como la música que endulza los atardeceres de abril, como azahar lamiéndome la piel.

Sin embargo, como un funambulista que danza sobre el alambre de la paciencia, todo lo que al principio era un paisaje bonito de palabras coloridas, ahora parecen chanquetes furtivos que se pescan sin compasión, ni remordimientos, en un mundo controvertido, sin sentimientos ni empatía.

Entonces me veo leyendo tu nota de despedida, y me siento como una alcuza llena de hambre y telarañas.

Mientras aprieto las manos, un dolor tan fuerte comienza a taladrarme el corazón, y pienso que voy a volver a nacer.


María Jesús Campos Escalona
UN MOMENTO DE FELICIDAD
A veces la situación más normal y corriente, puede volverse la más controvertida en cuestión de segundos.

Nunca fui un gran funambulista en esto de mantenerme en la cuerda floja. Con cierto sopor tengo que admitir que mostrar mis sentimientos era como música que deleitaran otros oídos, jamás los míos. Con la paciencia que me caracteriza día tras día voy al bar donde el olor, al llegar, ya me recuerda lo que voy a comer. Ella vierte de la alcuza aceite en la freidora. Sus manos, su cuerpo, su pelo, todo lo que la envuelve es aire celestial para mí. Aterido, mi corazón suspiró, mientras su cuerpo en un grácil bamboleo, me trae a la mesa un plato de chanquetes fritos.


Laura Pérez Alférez
EL FUNAMBULISTA
Da comienzo el espectáculo. Con paciencia, ajustándose al aire que mece el hilo metálico bajo sus pies, el controvertido funambulista camina aterido de frío, siguiendo el ritmo de la música.

Su actuación hubiese sido perfecta, pero el dichoso mono decide robarle el protagonismo dando volteretas, cual intrépido trapecista asido al alambre, lo que le hace perder el equilibrio y darse de bruces en el duro suelo.

Ya en su destartalada roulotte, se dispone a preparar la cena, abre la pequeña despensa y... oh sorpresa! Los chanquetes fritos y el bonito en escabeche han desaparecido.

Resignado coge el último mendrugo de pan, añadiendo un chorrito de aceite y una pizca de sal engañará al estómago esta noche.

Un gran sopor le invade al ver a Ruper, el chimpancé, bebiéndose a morro el preciado líquido que guardaba en la alcuza como un tesoro.

Decididamente no ha sido su mejor día.


Benet da Silva
FUNAMBULISTAS
Caminaban sobre el alambre, cual funambulista en su espectáculo, aunque su comportamiento era controvertido, confiaban en su férrea voluntad, para no caer.

Una tarde, Asunción subió un peldaño de más, la escalera se tambaleó, Pedro lo intuyó y de un salto evitó su caída.

Asunción retomó la limpieza, mientras pensaba; «después de esta bocanada de aire fresco, ¿Cómo soportaré el sopor de la rutina?».

Pedro vertió aceite de la alcuza en la sartén, cogió un puñado de chanquetes, sus dedos quedaron ateridos, aunque sus labios seguían ardiendo.

Llegaron a un tácito acuerdo; guardarían la música de aquel bonito instante en su memoria, no debía repetirse, ella estaba casada. ¡¿lo cumplirían?!

El roce de sus cuerpos agotó su paciencia y el alambre había cedido a la tensión sexual no resuelta. Iban al límite sin red que amortiguara la caída.


Cande Molina Mostazo
GATO, PERRO, LOCO
-Voy trepando como un gran funambulista por el cable de la luz, me siento a salvo aquí en las alturas. El plato de chanquetes estaba delicioso, tengo que intentar agilizar mi torpeza, ha sido un despropósito tirar la alcuza, pero iba muy hipnotizado y ciego por el olor que se extendía por el aire.
El paisaje desde el poste es impresionante. De pronto me ha entrado un sopor relajante y me he quedado dormido.
Ahora mi cuerpo se ha despertado aterido y nervioso. Estoy deliberando de manera controvertida, quiero bajar y no sé cómo.
La paciencia se me escapa por momentos.
Pero yo me había reencarnado en un perro. ¿Por qué hago hazañas de gato?

-Bueno por hoy hemos terminado, me temo que tendrá que realizar más secciones, me precipité al decirle que hoy le daría el alta. Mis terapias son rápidas y efectivas, pero su caso es muy peculiar.


Montse Martínez Serrano
EL ARRULLO DE LA ABUELA
Camino durante horas en la montaña hasta que llego a un saliente. Salto al vacío. El aíre es gélido y mi cuerpo cae como un funambulista borracho en una mala tarde de circo. Desciendo vertiginosamente mientras la música de tus pacientes caricias se evapora en semitonos flotantes. Abro la boca para atraparlos y un banco de chanquetes plateados se escapa de mi corazón aterido. Cierro los ojos. Qué bonita es la oscuridad cuando ver desgarra. Se está tan bien aquí. Un dulce sopor me va atrapando y adormeciendo hasta que el controvertido reloj ya no marque las horas. “Abre las alas….abre las alas…abre las alas…” escucho en letanía. Pero lo que abro son los ojos. El salpicadero. El olor a tubo de escape. La manguera que llena de humo blanco y espeso el coche y la alcuza de mi abuela en mi regazo.

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