En esta ocasión, hemos elaborado microrrelatos, con un máximo de 150 palabras, incluyendo los siguientes términos elegidos al azar: ILÍCITO, AQUELARRE, ASPIRAR, BENEPLÁCITO, BONHOMÍA, ESTRELLAS e IRONÍA. Diccionario a la mano, por si hubiera que aclarar dudas, le hemos echado valor y aquí tenéis los microrrelatos de este nuevo reto. Originalidad, imaginación y variedad son los ingredientes de nuestros textos. La energía, nos la da el deseo de aprender y superarnos. La recompensa a nuestra pasión por las letras, saber que os llenamos vuestro tiempo. Esperamos que los disfrutéis.
Y LLEGÓ MAMÁ
Menudo aquelarre tenía montado en el salón, todo un tornado de estrellas, de lunas, de planetas, de galaxias volaban por los aires y, junto a ellas, danzaban miles de partículas de polvo y pelusas de las grandes se habían convertido ilícitamente en los asteroides. A pesar de ser la persona más premiada por su bonhomía, puso el grito en el cielo, buen lugar, y con una rapidez extrema tocó el interruptor del ventilador y todo el universo se cayó al suelo. Ahora, con voz dulce y sonriente, le dijo “no se te ocurra aspirar tu obra de arte”. Una ironía en toda regla porque a la vez que se lo decía le señalaba el aspirador con la mano.
FANTASÍAS CASI PERFECTAS
Ironías de la vida, siempre me han echado en cara mi
excesiva bonhomía, pero yo no lo supe
ver.
Por eso cuando aquellas cuatro mujeres me invitaron
a pasar la noche observando las estrellas, lo vi de lo más normal. Mi cerebro
le dio el beneplácito a mi corazón,
incluso se alegró bastante.
Después sopor y algún beso de extraño sabor.
Me va volviendo la consciencia y me veo atado a dos
postes de madera.
Es algo extraño, pero no creo que ellas vayan a
hacer algo ilícito, con esos ojos tan
dulces, me susurran que todas mis aspiraciones se cumplirán,
que soy el protagonista de sus vidas, y de aquel aquelarre.
Sonrío orgulloso, hasta que noto el filo que
atraviesa mi muñeca, la sangre comienza a pintar el suelo.
Ellas sonríen,
yo comienzo a asustarme.
Otra vez me he pasado de ingenuo.
Laura Pérez Alférez
KARMA
El dolor era insoportable, sentía rotos todos los
huesos. Un aquelarre rojo de sangre y estrellas cubrió el cielo. El coche que
nos arrolló desapareció, ironías del destino, mi perro y yo quedamos tirados en
la calle.
Pensé en Raquel, mi obsesión ilícita. Siempre estuve
enamorado de Raquel, para ella solo fui un hombro en el que llorar cada vez que
le rompían el corazón, ella solo amaba en mí la gran bonhomía que me caracterizaba.
Aspiré profundo y me desmallé.
En mi inconsciencia sentí como me hundía en el mar y
que Chico, mi perro, entraba en el agua, me arrastraba y me salvaba.
Abrí los ojos.
¡Raquel estaba allí! Me miraba con ternura,
cuidándome con beneplácito.
¿¡Raquel!?
Quise hablar, pero no pude.
—Pobrecito, ahora vivirás conmigo.
Quise decir algo, pero sólo salió un
"guauuuu".
Le lamí el cuello.
Gema Frías Luque
CIENCIA ESPIRITUAL
Aquel médico mostró de manera incoherente su
bonhomía mientras realizaba su noche de guardia en el hospital comarcal, se
había ganado a pulso el respeto y confianza de todos sus compañeros.
Junto con el beneplácito del director, aspiraba
desarrollar científicamente un remedio para dejar de envejecer. Ironías de la
vida, tras vislumbrar la llegada del anochecer y las estrellas se reflejaban en
el cristal del oscuro habitáculo, se celebraba un horrendo aquelarre, sabía que
aquello era ilícito, pero aun así su cabezonería irreverente se imponía ante
todo pronóstico.
Las mentiras estaban llegando a su fin, y todos lo
estaban deseando...
Mª Carmen Jiménez Aragón
OYE, NO ES LO QUE PARECE
Ironía del destino. Tu diciéndome que podía aspirar
a convertirme en las estrellas que marcaran tu plan de ruta en la vida, y te
descubro celebrando un ilícito aquelarre sexual con el del quinto y los gemelos
del charcutero, sin invitarme. Pero, ¿cómo me haces esto? Pues ya no vas a
aprovecharte más de mi bonhomía. Con tu beneplácito, me marcho, tengo que ir a
cancelar el pedido de ibéricos. Si estos no van a llegar a tiempo para ver el
partido, es mucho para mí solo.
Dori Calderón Ramos
AQUELARRE (Incluido en la selección de mejores microrrelatos del Diario Sur del día 22/08/20).
Marta volvía a casa desde el colegio triste desde
hacía tiempo.
Aquella mujer, que vivía con ella y con su padre, no
le gustaba, su bonhomía era puro teatro, sabía que escondía algo. Por eso,
miles de estrellas brillaron en sus ojos cuando miró por la ventana, antes de
entrar en la casa, y descubrió aquella reunión. Seguro que era ilícita, parecía
un aquelarre y apostaría a que no contaba con el beneplácito de su padre para
realizarla.
Conmocionada, comenzó a aspirar aire y pensar lo que
debía hacer, miraba a aquellas mujeres con sus vestidos y gorros negros, sus
risas la estremecían... ¡Por fin se libraría de aquella mujer!
Con ironía, pensó en la cara de su padre al
descubrir aquello.
De pronto, miró la pared y leyó un cartel que decía:
¡"Ven a nuestra fiesta de Halloween"!
Mª Jesús Campos Escalona
INOCENCIA INTERRUMPIDA
Salí por la ventana de mi cuarto, no quería que mis
padres me viesen. Sabía que, de habérselo contado, nunca habría obtenido su
beneplácito. Aspiré el olor del jardín. Las estrellas iluminarían mi camino.
Ana ya estaba esperando junto a la carretera. Sabíamos que era ilícito conducir
sin carnet, aun así allí estábamos,
dispuestas a romper todas las normas.
Sólo llegar
al bosque intuí que algo no iba bien.
Ver aquel aquelarre de personas danzando en círculo,
bebiendo sin control, hechizados..., disparó
mi alarma interior. Decidimos darnos la vuelta, pero alguien
me agarró con fuerza del brazo y,
con ironía, nos preguntó:
-¡Vamos
chicas!, ¿no pensaríais marcharos?
Con supuesta bonhomía nos sonrió. Sus dientes
estaban manchados de sangre. En ese momento, pensé en mis padres, supe que jamás volvería a verlos.
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