miércoles, 19 de agosto de 2020

VIII MICRORRELATOS AL AZAR


Como de costumbre en nuestro reto literario Microrrelatos al Azar, hemos elaborado historias, con un máximo de 150 palabras, incluyendo los siguientes términos elegidos al azar: BILATERAL, PELUCA, CHOCOLATE, PRENDER MEZCLAR, CANTAR y BODA. Diccionario a la mano, por si hubiera que aclarar dudas, le hemos echado valor y aquí tenéis el resultado de este nuevo reto. Originalidad, imaginación y variedad son los ingredientes de nuestros textos. La energía, nos la da el deseo de aprender y superarnos. La recompensa a nuestra pasión por las letras, saber que llenamos vuestro tiempo. Esperamos que los disfrutéis.

Dori Calderón Ramos
CONFESIÓN
Aún tenía sabor a chocolate en la boca cuando terminó de cantar su canción favorita. Se encontraba en su propia boda y trataba de no mezclar sentimientos, pero la visión bilateral de su situación era complicada, y aunque le había prometido a su marido que no desvelaría su secreto hasta que pasara algún tiempo y sus padres le cogiesen cariño, no pudo más, así que hizo prender sus largas uñas perfectamente pintadas entre los cabellos de su peluca y se despojó de ella.
Ante la mirada atónita de los invitados se limitó a decir: Me llamo Manolo, y acabo de casarme con Alberto ante todos ustedes.

Rafa Núñez Rodríguez
VUELOS SILENCIOSOS
En la televisión, otro se esos programas de bodas de lujo, con fuentes de chocolate y los invitados comenzando a cantar.
Mientras, yo sentado en el sofá, en un ridículo estado ausencia, hasta que mi sistema límbico se enfada y rompe bilateralmente mi ser.
Entonces mi mente se pinta los labios, se pone esa peluca roja que tanto le favorece y le guiña a esos ojos verdes con deseo, hasta que consigue mezclar su lengua con sabores nuevos.
Incluso la otra mitad, mi cuerpo, se agita imperceptiblemente, y no sabe si es por ese beso o por las voces que lo prenden a la realidad y lo  llaman para cenar.

Mª Carmen Jiménez Aragón
COCINANDO DESAMORES
Esta receta, en la que casan perfectamente chocolate negro y fresas ácidas, es como una boda en la que los cónyuges se complementan de manera bilateral. Al prender la llama se van mezclando olores y sabores que se unifican, igual que los intereses de la pareja, y cantan borboteando al mismo son, hasta que se deshacen el uno por el otro.
¿Qué podría arruinar tanto el exquisito manjar como el idílico matrimonio? Encontrar el pelo proveniente de una peluca no incluida en la relación de ingredientes a mezclar.

Cande Molina Mostazo
TINTA Y SANGRE
Se lo llevaron a pasear de madrugada, lo prendieron sin razón, fue en una noche sin luna, el odio mezcló pólvora y plomo desgarrando su alma. Se llevaron su vida, pero su tinta bilateral quedó inmortalizada.
Quedarán por siempre sus bodas de sangre y el placer de tomar chocolate leyendo la Casa de Bernarda Alba.
Seguiremos cantando  mientras  peinamos la peluca de la Tarara loca que mueve su cintura a los niños de las aceitunas.

Nos regaló la luna de nardos, los niños la miran y la miran, y la están mirando. Resonará el verde que te quiero verde y los sollozos de plata. Callaron su voz, pero jamás callarán su legado.


Mª Jesús Campos Escalona
LA SEÑORA  LUISA
Mezclando infinidad  de ingredientes me pongo a canturrear. Esta noche sería larga, tocaba quedarme despierto elaborando el menú de la boda. El souche de chocolate y guirlache con pistachos y sirope de frambuesa.
El timbal, el fricandó de ternera,  el lenguado  a la menier......todo estaba listo.
Me  miré  de reojo en el cristal de la ventana. ¡Qué  gustazo poder trabajar así, tan liviano! Nadie sabía de mi  imagen  bilateral y así  debía de seguir siendo. Mi intachable profesionalidad había trascendido  con los años y el negocio marchaba muy bien.

De pronto tocaron a la puerta. Con manos temblorosas,  me puse la peluca, le prendí  un bonito  pasador. Recoloqué los grandes senos en mi pecho ensortijado. Me pinté los labios de rojo pasión  y abrí la puerta con una gran sonrisa.


Laura Pérez Alférez
FELIZ DE SER DIFERENTE
Este verano pasaría sus vacaciones en un pueblo pequeño de la costa, un lugar tranquilo, sin bullicio de gente y alejado de ruidos.
Al llegar se encontró dos grupos bien definidos, que claramente marcaban las distancias sin mezclarse entre ellos. Por un lado los independientes, con sus  parcelas acotadas con cintas de colores y letreros de prohibido el paso.
Al otro lado los unívocos,  ajenos al término bilateral. Merendaban chocolate, aporreaban cacerolas y cantaban las mismas consignas a la misma hora.
Al llegar le pidieron que eligiese un bando.
—¿Puedo elegir un sitio neutro? —preguntó.
Desde entonces es el invitado que se coló en la boda.
Nadie le ve, aunque unos y otros le observan disimuladamente.

Cada tarde baja a la playa con su peluca roja ondeando al viento y un pareo hawaiano prendido a la cintura. Feliz de ser diferente.

Gema Frías Luque
MI GRAN BODA
Gracias a las sesiones con el psiquiatra, pude superar mi primer colapso mental. Había sufrido una fuerte crisis, a lo que los médicos llamaron “trastorno bilateral de la personalidad”, jamás había oído hablar de ese término.
Por esos días se celebraba el evento más importante de mi vida, mi boda, la idea era mezclar varios conceptos que a mi novia le rondaban por la cabeza, combinar la típica ceremonia con una pequeña fiesta de disfraces, a ella le encantan las pelucas.
Durante la celebración quería una gran fuente de chocolate, junto con muchas frutas tropicales, para acabar cantando toda la discografía de Presuntos Implicados. El problema vino cuando mi estrafalario atuendo prendió en mi interior la chispa de drag queen que siempre había escondido.



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