Todos y cada uno de nosotros ha propuesto una
palabra y las hemos enlazado de modo que quedan totalmente integradas en el
texto pasando desapercibidas, desarrollando una historia apasionante,
completamente diferente y novedosa.
Las palabras elegidas para la actividad del día de hoy son las siguientes: RUTILO,
AGUA, FUEGO, GEMA, CARTA, CACHORRO, CALLAR. Con estos términos cada escritor ha
elaborado un microrrelato original.
Aquí os mostramos los microrrelatos escritos por los
miembros del Club de Lectura y Teatro de La Viñuela.
Cande Molina Mostazo
CALLAR
Casi todas las tardes hacíamos expediciones río abajo, así que nos colocábamos
una gorra, cogíamos un palo, el cachorro de pastor alemán de mi primo para
olfatear todo rastro posible y empezaba nuestra aventura. De piedra en piedra, atravesando
pequeños pozos. Mi primo el mayor era el jefe de la cruzada y vaya imaginación
tenía, veía víboras, cocodrilos, caimanes y lo más gracioso es que nosotros, sin
ver nada de nada, también habíamos visto la cola de un caimán o como un
cocodrilo se metía en el pozo. Lo único que veíamos de verdad eran tortugas,
ranas y unos rutilos, unos peces rojos muy raros. Pero en esos momentos
nuestra imaginación volaba a rienda suelta y nuestros ojos veían todo lo que el
capitán nos iba diciendo y señalando con su palo. De pronto nos paraba, nos
decía "¡todos al agua! ¡Callad! ¡Escondeos! ¡Aguantad la respiración!" Menuda voz
de mando la suya porque había divisado un zorro acuático, que era el guardián
de unas gemas preciosas. Entonces con mucha valentía se adentraba por unas
rocas y nos traía un montón de piedras de colores.
Y así con la alegría de haber encontrado tan preciado tesoro seguíamos nuestra
andadura.
Una tarde descubrimos una isla detrás de unos cañaverales y unos arbustos, era
el paraíso, una bonita laguna donde el agua estaba cristalina, unos álamos
gigantes nos regalaban su sombra y unas rocas enormes nos servían de trampolín
para lanzarnos al agua y para tomar el sol como los lagartos. Decidimos que
sería nuestro fuerte y lo primero fue prepararlo e investigarlo.
Uno de mis primos vio una botella con una pequeña carta dentro, entre unos
juncos. Corriendo fuimos todos al encuentro de tal hallazgo. Ahora
estoy segura que mi primo puso la botella con la carta dentro esa mañana, pero
claro en aquel momento y con ocho años, pues estábamos asombrados y deseosos de
leerla. Abrió la botella, saco la carta y en ella había como una especie de
mapa con muchas cruces y unos signos muy raros, entonces el capitán dijo "levantamos
el campamento y nos vamos para el cortijo de la abuela, está noche junto al
fuego tenemos que descifrar este mapa, en marcha camaradas".
Rafa Núñez Rodríguez
DICES
Dices que simplemente es una gota de agua salada, de esas que tiñen de
sentimientos tantas cartas amarillentas, pero quema como el fuego mientras
recorre mi rostro.
Dices que mi corazón es un trozo de rutilo frío enterrado bajo capas de
indiferencia y sin embargo cuando intenta latir lo mandas callar con autoridad.
Dices que tú eres una gema preciosa y yo tan sólo un cachorro con dudas y
temores, y mientras sigues diciendo, una sonrisa asoma sobre el temblor de mis
labios y por primera vez te digo eso que estaba ahí escondido, deseando
salir...
-Adiós, siempre te llevaré en mi pasado.
María Jesús Campos Escalona
LOCURA
¡Cállate! ¿No ves que ya leí tu carta y que la he arrojado al fuego? El anillo
con la gema te lo devuelvo pues ya no lo quiero. En realidad sólo me llevo el
cachorro de shih tzu. Te puedes quedar con todo.
Pero no te descuides amor... Puede que cuando estés medio dormido en las
cristalinas aguas del jacuzzi, esas aguas en las que pusiste miles de dibujos
de ese pez, sí, ¿cómo se llamaba? Tú y tus palabritas. Rutilo. Así era.
¡Jajajajaja! no te descuides amor.
Dori Calderón Ramos
EL DESTELLO
El destello de luz que desprendió el rutilo de su anillo le recordó el color
del fuego que quemó todo la tarde anterior.
En su mano, la carta que invitaba a una boda que ya no se celebraría, en su
bolso, la gema que se negó a arder, tenía que pensar como deshacerse de ella,
en la calle, los ladridos del maldito cachorro que desde anoche no ha dejado de
aullar llamando a su dueña, pero algún día deberá callar, es solo cuestión de
tiempo.
Bebió un sorbo de agua y se preparó para ir al encuentro con él, ahora ya,
nadie se interponía entre ellos.
M. Carmen Jiménez Aragón
ETERNA ENEMISTAD
En aquel enclave montañoso, el Agua y el Fuego discutían sobre cual había
tenido más responsabilidad en la creación de la bella gema.
-Sin mi fuerza erosiva y mis cualidades minerales jamás hubiera podido ver la
luz. -Defendía el Agua.
-Y sin mi ardiente energía y mi poder subterráneo nunca se hubieran dado las
condiciones adecuadas. -Recriminaba el Fuego.
El bello Rutilo, triste y cabizbajo como un cachorro indefenso, se ponía cada
vez más rojo de vergüenza y, súbitamente, sentenció:
-¡Callad! Viendo que Fuego y Agua nunca os llevareis bien, escribiré una carta
al Aire. Los dos le debéis la vida. Él sabrá discernir.
Laura Pérez Alférez.
OJO POR OJO.
Pone al fuego el agua de la sopa, matices de gema y rutilo flotan en el
líquido. Desde el día que encontró aquella carta, por casualidad, se siente
como un cachorro herido obligado a callar. Él la mira. Verla siempre allí le
provoca un gesto de desdén, siente pena por ella por ese gesto. La pena
que le causa ser consciente de ese gesto, aumenta su desprecio. Ella,
ensimismada en su rutina parece no percatarse de su presencia, le vio llegar y
se hizo la distraída. Ha visto como la ha mirado.
Sigue removiendo pausadamente el cianuro en el líquido. Llena una taza y se la
sirve calentita.
Gema Frías Luque
TU AMOR ME AHOGA
Desperté junto al río, mi fiel cachorro aún dormía
mientras me desperezaba. Miraba a mí alrededor y sentía el cantar de los
pájaros junto al croar de las ranas que tanto me trasladaba a mi tierna
juventud. El agua estaba realmente fría
y tan cristalina que pude ver el pequeño aleteo de un rutilo. Tras lavarme la
cara traté de recuperar el fuego. El motivo de mi huida desesperada no me alejó
del pensamiento de las palabras de aquella carta que encontré junto a mi mesita
de noche: “Tu amor es un pequeño tesoro para mí, eres mi gema más preciada, pero
seguiré callando para siempre”. Tu amor me ahoga, trataré de olvidarme de ti
para siempre.
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