domingo, 24 de mayo de 2020

I EN SITUACIÓN

Damos otra vuelta de tuerca al método de elaborar nuestros microrrelatos. La clave, en este reto que hemos llamado "En situación", está en reflejar, de alguna manera en nuestros textos, cuatro premisas que fijamos previamente y que nos marcan el contexto, el lugar, el tiempo o los personajes incluso, que debemos incluir. Sin límite de palabras, pero sin olvidar que se trata de un microrrelato, trataremos de escribir historias originales y frescas. Terror, aventuras, amor, ciencia ficción, reales... Todo vale. Es la hora de salir de nuestra zona de confort y plantear actividades más atrevidas, que denoten que dominamos las destrezas que hemos estado trabajando en las últimas semanas. 
Esperamos que disfrutéis de su lectura tanto como nosotros lo hemos hecho con su redacción. Sin más, comencemos...
Premisas:-Noche oscura
                -Densa lluvia
                -Desorientada
                -Llegar a tiempo a una cita.


M. Carmen Jiménez Aragón
CRUDA REALIDAD.
Salió a la calle atropelladamente, inspirando ese aire que tanta falta le hacía. La visión algo nublada, las piernas temblorosas y desorientada, pero lograba mantenerse en pie y no dejar de caminar. La noche estaba oscura, como siempre, aunque le pareció más serena. Sintió que un coche aminoraba la marcha hasta casi detenerse junto a ella, pero intentó no escuchar las palabras que salían de su interior. ¡Qué ganas tenía de perder de vista aquellas ropas que la encasillaban.

Notó su cara mojada y pensó que era por la lluvia que había empezado a caer, pero mientras recordaba aquella cita a la que asistió hace tres años para informarse del trabajo que le ofrecían en España, se dio cuenta de que eran sus lágrimas las que empapaban su rostro. Sus lágrimas que, al igual que ella, volvían a ser libres.

Debía buscar ayuda, para ella y para las demás. Y deseaba dejar atrás las humillaciones, los abusos, el sometimiento, las jeringuillas y las palizas. No le importaba no saber donde se encontraba, lo importante era que estaba fuera.


Cande Molina Mostazo
CITA PREDESTINADA.

Cuanto más corría, más nerviosa me iba poniendo, me di cuenta que estaba dando vueltas por las mismas callejuelas. Definitivamente, estaba perdida y desorientada. ¡Qué desesperación! La angustia y el miedo se estaban apoderando de mí y empecé a respirar profundamente, no podía perder el control de la situación porque entonces entraría en pánico y ya no podría encontrar la salida. Con la noche cada vez más oscura, aún todas las plazas me parecían iguales, las calles empezaron a encontrarse vacías y la lluvia, que al principio era llevadera, se hizo cada vez más densa. Ahora sí que lo tenía difícil, no sabía dónde estaba, calada hasta los huesos, mi móvil sin batería. Entonces mi corazón empezó a correr y quería salir de mi cuerpo por más que yo lo intentaba calmar. Unos pasos se acercaban a mí y no adivinaba cuál era la calleja, es un laberinto lleno de pasadizos. Miro a un lado, miro a otro, me decido entrar corriendo en uno y doy un grito estremecedor al sentir unos brazos que me cogen y, cuando giro la mirada y veo a mi opresor, le guiño y le digo: "nunca me costó tanto llegar a una cita".

Dori Calderón Ramos
LO PRIMERO ES LO PRIMERO.
-¡Me cachis! ¡Pues no se ha puesto a llover! ¿Y ahora qué hago?
Eso pensaba Sabina mientras se relamía del banquete que se acababa de dar y daba descanso a su fatigada lengua.
Se cobijó bajo unos juncos y se acomodó para esperar a que escapase, llegaría tarde a su cita pero esto no le preocupaba.
Cuando decidió quedar con Camilo, lo hizo sin convicción, así que cuando pasó por aquella charca y encontró aquel festín de mosquitos, no dudó un momento en hacer una pausa y darse un atracón, la cita podía esperar, más vale mosquito en mano que ciento volando, además, no tenía ni idea de dónde la llevaría Camilo a cenar, así que una cosa hecha.
La noche comenzó a ponerse oscura y se sintió desorientada, pues no conocía muy bien aquella parte del río, el resto de ranas dejaron de croar para dormir y ella pensó en hacer lo mismo, pues allá donde fueres, haz lo que viernes, y Camilo puede esperar.

María Jesús Campos Escalona
PASOS.
Salgo del trabajo. Estoy muy cansada. Ha sido un día agotador. Me dirijo al aparcamiento. La noche está muy oscura. Empieza a lloviznar.
Oigo un ruido,  parece que alguien me sigue. Pensé que ya se habían ido a todos. Miro hacia atrás y no veo a nadie.
Con paso decidido me dirijo hacia mi coche, oigo nuevamente los pasos detrás de mí. Incluso puedo escuchar su respiración.  Me vuelvo esta vez rápidamente, pero no veo a nadie... Dios  ¿qué está pasando? ¿Es acaso esto una broma de mal gusto?
Miro hacia mi BMW y suspiro. Lo dejé al final de la inmensa hilera. Otra vez llegué con la hora justa al trabajo y esto me hizo aparcar en el sitio más alejado.
Algo confundida y desorientada, empiezo a acelerar el paso, estos zapatos de tacón no me están ayudando mucho. ¡Ay, qué dolor!
Oigo como la persona que me sigue acelera sus pasos también, esto parece una pesadilla.
Empiezo a correr, el miedo me invade, ¿dónde está el guardia de seguridad, cuando se le necesita?
¡Por fin, llego hasta mi coche! Entro rápidamente y echo el seguro. Arranco y a toda velocidad salgo del edificio.
La densa lluvia me hace poner el parabrisas a tope. Intento poner en orden mis ideas. No saco nada en claro. Pienso en Rafael. Esta noche hemos quedado para cenar. No sé si explicarle este episodio tan extraño. Quiero llegar a la cita, guapa y relajada.
De pronto suena mi móvil. ¡Uh! suena otra vez. Lo cojo y veo que aún me tiemblan las manos. Hay un mensaje de un número desconocido.
_¡La próxima vez será!.



Gema Frías Luque
BAJO LA LLUVIA.

Cuando salí del trabajo nada hacía presagiar que llovería tanto, era densa y oscura, tanto, que brillaba en el asfalto, hasta el punto de sentirme desorientada. No veía la forma de encontrar mi coche, miraba por todas las aceras de la avenida y sentía que todas eran exactamente iguales. Me resguardé unos segundos en uno de los portales que encontré de paso. Mi corazón latía acelerado, sabía que ella me estaba esperando y después de haber anulado varias citas no podía fallar una vez más.

Quizá me enamoró especialmente el miedo que reflejaba su mirada, la necesidad de sentir miedo a volver a empezar una nueva historia con una persona que no conocía más que de unas breves palabras en la red social de moda.

Es la tercera vez en mi vida que comienzo a intentarlo y quizá la lluvia me pone a prueba para valorar la decisión que he tomado.

A veces hago caso de las señales que alguien pone en mi camino, mientras reflexiono los pros y los contras, pero siempre llego a la misma conclusión, ¿y si es el amor de mi vida y lo pierdo para siempre? Ya parece que escampa, sigo corriendo en busca de mi destino. No quiero arrepentirme jamás de lo que no he hecho.


Rafa Núñez Rodríguez
CAMBIO DE CAMINO.
La lluvia parecía el reflejo de sus nervios, después de una pequeña eternidad,  por fin habían quedado, y ahora resulta que la noche se pone a llorar.
Sus tacones rojos comenzaron a teñirse del color del agua callejera, sintió un poco de angustia porque no reconocía ninguna fachada. ¿Por qué no le había dicho que la recogiese en casa? Claro, ella era muy independiente, o quería parecerlo, entonces por fin vio el letrero del restaurante, solo atravesar la calle.
Su pelo manaba agua cuando llegó bajo el letrero luminoso, “El Oasis…” y el sonido de un whatsapp le susurró "Hace mala noche, mejor lo dejamos".
Entonces por un momento la vida le pareció casi insufrible, pero dejó de llover, al menos a su alrededor, se giró y vio unos ojos que alumbraban un cachito de noche y un paraguas para dos.

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