lunes, 18 de mayo de 2020

X ACTIVIDADES DE CONFINAMIENTO.

Las actividades que nos hemos propuesto en esta etapa de confinamiento nos están aportando destrezas, habilidades y sobre todo soltura, en nuestro desarrollo literario. Este tipo de actividades nos ha reportado nuevas formas de dirigirnos al lector de manera más clara, correcta y concisa, sin perder el tiempo moviéndonos por las ramas. 
Hemos visto claramente nuestra evolución en estos dos meses y nos sentimos muy orgullosos de nuestro trabajo realizado. Sabemos que estas actividades pronto llegarán a su fin dando paso a otras de vital importancia para nuestro desarrollo que nos ayudarán a alcanzar nuevas metas.
Una vez más los miembros del club hemos trabajado en equipo para proponer palabras, al azar, y elaborar cada uno de nosotros un microrrelato en el que incluirlas todas. Historias originales e inéditas, tan diferentes como nosotros mismos, que deseamos que os trasladen por unos momentos y os ayuden a sobrellevar vuestro confinamiento.
Las palabras propuestas en esta ocasión son: DEMOCRACIA, BANDERA, GATO, SUBASTAR, CALAMARES Y FUNDAMENTO.

M. Jesús Campos Escalona
CONFIANZA
Me siento libre. Libre de pasear, libre de elegir. Libre de ver este bello paisaje y ponerme a pintar, sin pensar en todo lo que me queda por hacer. Libertad de vivir en democracia con lo que  quiero y porque lo quiero, sin tener que dar  mayores explicaciones.
Como con Kira, con ella  siento que todo fluye y que es una extensión  más de mí. Es mi fiel amiga, mi dulce compañera. La veo que camina por la orilla de la playa. La llamo para que  no se aleje demasiado. ¡Cuánta paz se respira! Y es que, vaya lujo el poder disfrutar  de todo esto, me siento  afortunada.
En la distancia, veo a mi padre  caminar. En un pequeño  cubo lleva la captura  de hoy. Me temo que para el almuerzo  degustaremos un grandioso  calamar.
El gato de la familia lo persigue sin cesar. ¿Qué querrá ese minino?
Hice bien en venirme de vacaciones aquí. Al subastar la casa, me vinieron tantos recuerdos. ¡Qué difícil, y a la vez necesario, poner punto y final a una parte tan importante de mi vida!
Ahora lo que  necesito es orientar  mi camino, ondear mi bandera, ¡sí, una bandera exclusivamente mía! Sin estereotipos, ni culpas, la bandera ficticia que necesita mi corazón. Sentir que me amo, que me elijo a mí y sólo a mí.
Que me quiero  y me cuido. 
Veo que Kira se aleja, la llamo y viene  hacia mí corriendo y chapoteando entre las tranquilas y serenas aguas.


Rafa Núñez Rodríguez
EL CALLEJÓN DE LAS DELICIAS.
Como cada viernes por la noche, se reunían los gatos alrededor de los cubos de basura de la pescadería. Hoy tocaban los restos de calamares y, como si fuese una democracia, les tocaba reclamar las sobras a los que tenían colores blancos, negros y a los del manto de la virgen. Hacía tiempo que dejaron de pelearse por la comida, ni tan siquiera la subastaban, un reparto equitativo que, con fundamento se habían dado cuenta, era la mejor opción.
Ronroneos y ligero chispear en sus ojos, algunos se acicalaban concienzudamente, otros miran distraídos los balcones llenos de banderas y escuchan en la lejanía algo que podría sonar como una cacerolada.
Entonces la puerta se abrió casi con indiferencia y un grupito de sombras comenzaron a restregarse sobre las piernas de aquel hombre. La mejor hora del día comenzaba al oscurecer.

Gema Frías Luque
LIBRE DE CULPAS
Sospecho, aunque sin fundamento, que la vida es una obra de teatro, donde el guion y los personajes ya existen milimétricamente. Siempre tuve la sensación de que muchas escenas de mi vida ya las recordaba sin haberlas vivido previamente. Siempre gocé de una libertad absoluta, aunque a veces tuve que subastar algunos pensamientos para no molestar a los demócratas de pacotilla. Nunca permití sentirme como gato enjaulado, la idea de mirar al horizonte, ondear mi pequeña bandera, llenar mis pulmones de aire fresco y gritar, era una afición que repetía a menudo para prohibirme a mí misma llorar.
Sí, llorar, de impotencia, de rabia, de dolor, por derramar en silencio mis las lágrimas, sobre el plato de calamares, sin encontrar el camino que me devuelva la paz, mi paz.


Dori Calderón Ramos
MISI, MISO
Sentada ante la mesa junto a sus hermanos miraba hacia los rincones de la casa buscando a Michino, su gato.
Su mamá tenía por bandera, alimentar a su familia con fundamento, en este aspecto no admitía la palabra democracia, así que los menús eran elaborados sin consenso familiar y hoy tocaba calamares, algo que odiaba.
Pensó en subastar su plato entre sus hermanos, cosa que solía hacer cuando tocaba la tediosa menestra de verduras o las abominables albóndigas, las ofrecía a cambio de realizar tareas como sacar la basura o poner la mesa, pero hoy eso no funcionaba, al parecer los calamares no eran del gusto de nadie.
Así que con discreción llamó al minino, el cual  se coló bajo la mesa, entre las piernas de los niños, encontrándose con cuatro manitas diferentes que le ofrecían 'pescaíto' frito... ¡Miauuuu, qué rico!

M. Carmen Jiménez Aragón
MALDITA DEMOCRACIA
Cuando supe que aquel cuadro se iba a subastar, jamás imaginé los problemas que me podía ocasionar su adquisición. Y es que tener sobre el sofá del salón a un calamar gigante, vestido con chaqueta y corbata, rodeado de otros más pequeños inclinados en reverencia mientras se abrían las aguas del mar, provocaron en Democracia todo un torbellino de sensaciones confusas, fundamento por el cual se quedaba extasiada horas con la mirada fija en el lienzo. Tengo que aclarar que Democracia es mi gata, bueno lo fue hasta que la obligué a mudarse a casa de mi hermana, después de haber clavado las uñas en el cuadro, rasgarlo y dejarlo hecho trizas, como una bandera queda frente a un huracán.


Cande Molina Mostazo
MI BANDERA
El otro día mi gato se tumbó a tomar el 'solecito' en la bandera que venía con el periódico, le habrían llamado la atención los colores tan vivos.
Mi vecino puso el grito en el cielo y me dijo: -vaya desfachatez, dejar que el gato se tumbe en la bandera de nuestro país, ¡vaya poco patriotismo!.
Sin duda mi vecino se dedica a mirar hacia mi terraza y a curiosear más de la cuenta, pienso que la desfachatez es suya y que no tiene ningún fundamento para dedicarme la retahíla que nadie le pidió y menos aún chafardear con tan poca discreción. 
Las banderas representan a los países del mundo y poseen un gran poder para unir a las personas, pero también para separarlas,  detrás de cada una hay miles de historias, triunfos, lágrimas... Pero un mundo sin banderas también sería bonito, donde ante todo seamos hijos de una misma nación, La Tierra.
Un mundo lleno de democracias con concordancias donde no se subasten la igualdad de los derechos de todos los hombres, sin importar la raza ni el color de la piel, y es que cada vez soy más fan de los calamares, seres llenos de inteligencia, adaptación, creativos y flexibles. ¡Cómo gustaría que mi vecino aprendiera de ellos!

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